La Justicia apunta a una venganza contra el padre de la víctima, quien se habría quedado con dinero le debía a un delincuente amigo.
Héctor “Topo” Moreira y Alfredo “Juancho” Rodríguez se criaron prácticamente juntos en un barrio de los suburbios de San Martín: Villa Esperanza. “Juancho” es el padre de Candela y el “Topo”, el presunto autor intelectual del secuestro y crimen de la nena de 11 años que apareció muerta en Hurlingham hace un mes. En el pasado fueron íntimos amigos, cómplices en el delito y hasta forjaron un vínculo familiar duradero cuando Moreira se relacionó sentimentalmente con la hermana de Rodríguez. En el barrio que los unió todavía recuerdan que el “Topo” pasaba muchas tardes en la casa de la familia Rodríguez. Incluso hay quienes aseguran que fue criado por la abuela de Candela. Sin embargo, el presente los ubica en veredas opuestas y con diferencias irreconciliables. De hecho, Rodríguez declaró en la causa que si tuviera que sospechar de alguien no podría pensar en otra persona que no fuera el “Topo” Moreira. Según fuentes vinculadas a la investigación consultadas por PERFIL, la relación entre ellos se quebró poco antes de que el papá de Candela fuera detenido por un golpe bajo la modalidad de piratas del asfalto. La versión indica que Rodríguez se habría quedado con 380 mil pesos que debió entregarle a Moreira. Lo que en principio habían acordado era que el dinero iba a repartirse entre los que participaron del golpe, con la salvedad de que una parte estaba destinada a un abogado que se iba a encargar de asistir a dos cómplices que habían terminado presos. Para el “Topo” se trató de una “traición” por la que juró venganza. No obstante, y de acuerdo con los datos recolectados por los investigadores del caso, no se trató del primer encontronazo que tuvieron Moreira y Rodríguez por el destino de un botín. Lo que se cuenta es que el papá de Candela hizo su propio “negocio” con un cargamento robado que olvidó dividir. Por si fuera poco, el vínculo entre ambos también forma parte de un legajo policial en el que aparecen vinculados en una causa por “robo calificado en poblado y en banda” que tuvo como víctimas a Alfredo Villavicencio y Sebastián Aragón, y que fue investigada por la Brigada de La Matanza. Pesados. A diferencia de Rodríguez, Moreira comenzó a relacionarse con las bandas narcos que operaban en Villa Esperanza. Se asoció a Miguel Angel “Mameluco” Villalba, histórico referente de la Villa 18, a quien presuntamente le entregaba mercadería de operaciones de piratería del asfalto con el objetivo de obtener efectivo rápido proveniente del narcotráfico.
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