Newells arranca la otra mitad. La segunda de un torneo que está poniendo a prueba la vitalidad de su instinto de lucha. La primera se llevó muchas ilusiones a cuestas, una empecinada racha de desaires y un entrenador. Ahora, con una conducción diferente, el equipo del Parque está tratando de sentar las bases de un nuevo proceso.
Newell's arranca la otra mitad. La segunda de un torneo que está poniendo a prueba la vitalidad de su instinto de lucha. La primera se llevó muchas ilusiones a cuestas, una empecinada racha de desaires y un entrenador. Ahora, con una conducción diferente, el equipo del Parque está tratando de sentar las bases de un nuevo proceso, que se atreva a hacerle frente a la crisis futbolística, que arrime un poco de aire para descomprimir la situación y que permita recuperar la vertical entre tanta confusión. A Javier Torrente se lo tragó la voracidad de la primera mitad. Por sus pizarrones fallidos, sus vicios de chico explorador y su terca obsesión por aferrarse a la inconducente tabla de los merecimientos. Rápidamente quedó al lado del camino por las oportunidades dilapidadas y por declaraciones que no atendían las situaciones de contexto, ni las naturales expectativas de los hinchas. Esta vez su casta lepra no le alcanzó para estirar los márgenes de un crédito que se evaporó en nueve fechas. Nunca pudo trasladar sus buenas intenciones a través de puestas en escena convincentes. No ganó de local en lo que va del torneo. No encontró el goleador, tampoco el conductor, no tuvo a mano carrileros alternativos y más allá de que tuvo toda la pretemporada de trabajo terminó defendiendo con Mateo de dos y Vergini de cuatro, un despropósito. Su espíritu de búsqueda se estacionó peligrosamente en esa acción y se quedó en el modo potencial. Antes del comienzo del campeonato, Torrente estudió el fixture, trazó rápidamente un diagnóstico del Apertura y se encargó de resaltarlo en cada rueda de prensa. Los rivales más complicados estaban en la etapa inicial y el panorama encontraba un escenario de mayor conveniencia en el segundo tramo. Pero de tanto mirar los casilleros de adelante, la falta de resultados lo dejó fuera de juego, masticando bronca por no tener la posibilidad de enderezar el rumbo. Así llega el tiempo de Diego Cagna. Con un pesado legado reciente pero con una programación que ofrece un perceptible guiño de esperanza. Y ante una realidad en la que no abundan las certezas, puede ser al menos una especie de estímulo para establecer perspectivas de crecimiento. Si bien sólo lleva dos jornadas de entrenamiento, el arribo del Flaco acerca una óptica distinta que pretende imponer un punto de inflexión con su perfil bajo y un mensaje renovado. Sin estridencias, pero con más sencillez. Además, desde sus primeros movimientos se puede intuir una inclinación a posturas más lógicas de funcionamiento, por lo que algunos jugadores regresarían en breve a sus funciones originales. De esta manera, mientras va delineando los principales trazos del perfil del equipo que pretende en su imaginario futbolístico, Cagna orejea los compromisos que restan para tratar de llegar mejor parado al final del campeonato. >>Lo que viene A la Lepra le queda medirse con Arsenal (11ª fecha, de local), All Boys (12ª, visitante), Olimpo (13ª, local), Unión (14ª, visitante), Tigre (15ª, local), San Lorenzo (16ª, local), Independiente (17ª, visitante), San Martín de San Juan (18ª, local) y Lanús (19ª, visitante). Y si bien en el fútbol argentino es un acto riesgoso esbozar pronósticos, esta era la mitad que desvelaba a Torrente para imaginar una producción de puntos más importante. Ahora Cagna toma las riendas con la carrera en marcha, y si quiere instalar la reacción, debe aprovechar este escenario. Newell's necesita levantarse entre sus escombros para recuperar la confianza perdida. La reconstrucción puede comenzar en esta otra mitad. A las 19.25 El próximo compromiso de Newell's será el viernes, a las 19.25, ante Arsenal en el Coloso Marcelo Bielsa. El cotejo corresponderá a la 11ª fecha del torneo Apertura.
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