Un grupo de hombres uniformados abordó a la víctima cuando regresaba con sus hijos de la escuela. El atraco tuvo lugar en avenida Blas Parera donde existe una gran concentración de establecimientos mayoristas.
Una banda formada por cuatro individuos disfrazados de policías y un quinto, el conductor de un auto blanco que vestía ropas civiles, dieron un golpe rápido y certero ayer a la tarde. Los delincuentes fuertemente armados y protegidos con chalecos antibalas lograron ingresar al domicilio de S.C. una mujer dedicada a la actividad comercial. Para ello los malvivientes esperaron a que la víctima regresara con sus hijos de la escuela y cuando eso ocurrió la rodearon y bajo amenazas de muerte cruzaron con ella el umbral. Los falsos policías treparon las escaleras detrás de los niños y la dueña de casa y una vez en la planta alta de la vivienda ubicada en avenida Blas Parera a la altura del 9600 exigieron la entrega de “la bolsa”. Precisamente el dinero que S.C. guardaba en una bolsa pasó de sus manos a las manos de los delincuentes quienes, habiendo conquistado su objetivo sin mayor esfuerzo, se retiraron velozmente del lugar. Al parecer, en esa casa de la avenida Blas Parera -donde se alinean numerosos establecimientos comerciales mayoristas-, S.C. guardaba el dinero necesario para hacer un pago a sus proveedores. La banda, cuyo modo de actuar recuerda aquella que el sábado último asaltó violentamente una agencia de quiniela y un matarife para apoderarse de unos treinta mil pesos en Callejón Aguirre e Irigoyen, habría conquistado en esta oportunidad una cifra cercana a los cien mil pesos. A una persona llamó la atención que un grupo de policías saliera de la casa de S.C. y precipitadamente trepara a un automóvil, vehículo que habría de demorarse detrás otros que esperaban paso en el semáforo ubicado a la altura Teniente Loza, la avenida que lleva al mercado concentrador de frutas y hortalizas. Con esto, a la llegada de una primera comisión al lugar del hecho, la policía contó con una descripción aproximada del rodado y sus ocupantes, por otra parte se pudo saber que la policía investiga los pasos previos a la acción delictiva porque frente a la casa se habrían observado vehículos y personas sospechosos días atrás. Que un dato preciso llevara a los bandidos hasta el lugar donde hallarían el dinero y que todos ellos empuñaran pistolas iguales o similares a las del uso reglamentario policial permite asociar este golpe de ayer con el registrado el sábado. Igualmente ocurre cuanto se compara el proceder de los malvivientes por sus movimientos coordinados, rápidos y precisos, pero existen diferencias en lo que refiere al trato sufrido por las víctimas en uno y otro caso. En el primero de los robos la banda ejerció violencia física. Cuatro personas fueron obligadas a echarse al piso y allí recibieron una brutal descarga de culatazos y puntapiés. En este caso, en cambio, los uniformados que se cuidaron de dejar sus huellas impresas en el lugar cubriendo sus manos con guantes de goma, paralizaron a sus víctimas con su sola presencia intimidatoria y graves amenazas.
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