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domingo, 25 de septiembre de 2011

ROSARIO/Dos policías, una mujer y una historia de amor que tuvo un trágico final

"Ahora voy y lo mato". Esas palabras, dichas por Nazareno Obregón, resonaron en el teléfono de Miriam del Carmen Galván, la mujer con la que actualmente mantenía una relación sentimental y que había sido pareja de Carlos Gómez. Ocurrió minutos antes de que el Día de la Primavera llegara a su fin y entonces se desatara una tragedia en esta ciudad, aún conmovida por la muerte de los dos hombres.

El trágico triángulo amoroso tuvo como protagonistas a Miriam y a dos policías: el cabo 1º Carlos Gómez, de 33 años, quien prestaba servicio en el deposito judicial de la Unidad Regional XVII, con asiento en Luis Palacios; y el cabo Nazareno Obregón, de 31, quien se desempeñaba en el Comando Sur de Capitán Bermúdez, en la orbita de la misma regional de San Lorenzo. Después de esa llamada telefónica Obregón cumplió con la amenaza y fue al encuentro de Gómez, a quien mató a balazos en el interior de un supermercado de capitales chinos que se levanta en calle Laprida al 100, en el barrio Villa Margarita. Luego, ensimismado, quiso encontrar a la mujer. Pero como no lo logró caminó hacia la autopista Rosario-Santa Fe y anduvo por la banquina hasta llegar a Granadero Baigorria, donde llamó por teléfono a un compañero para avisarle que se iba a entregar, que lo fueran a buscar al cruce del puente de la ruta 34S. Pero cuando vio la llegada del patrullero, Obregón cambió de idea y decidió quitarse la vida con el mismo arma con la que había matado a la ex pareja de su compañera. La disputa entre Gómez y Obregón por la mujer era un secreto a voces conocido por la mayoría de los policías de la zona y también por los conocidos de ambos. Gómez estuvo en pareja con Galván hasta hace un tiempo y tenían una hija en común que tiene 6 años. Pero desavenencias propias de la relación los llevaron a separarse y la mujer, entonces, inició una relación con Obregón, quien estaba divorciado y tenía una prohibición judicial de acercamiento a su familia, que vive en Carcarañá, según dijeron quienes lo conocían. El oficial era padre de un hijo que el día miércoles, el mismo día en que él se quitó la vida, cumplió dos años. Amenazas. Si bien nunca hubo denuncias, allegados al caso comentaron que Obregón había amenazado varias veces a la mujer, y hasta le pinchó las gomas del auto a Gómez, sospechando que la relación entre ambos no estaba terminada. Incluso, algunos conocidos de Miriam sostienen que hace unos fines de semana vieron a Gómez, a su ex mujer y a la pequeña hija de ambos caminado por uno de los shoppings de Rosario. En ese sentido, todos los comentarios y las hipótesis de la investigación sostienen que la mujer había decidido retomar la relación con su ex, hecho que enfureció a Obregón. Lo cierto es que el miércoles 21, poco antes de las 19, Obregón llegó a la casa de calle Santa Cruz al 300 del barrio Villa Casini, donde vive la mujer, y como no la encontró la llamó por teléfono y la puso en aviso del drama que minutos después iba a desatar. Galván, advertida de eso, lo llamó a Gómez rápidamente. El cabo, que según algunas fuentes estaba en el supermercado cumpliendo un servicio de custodia adicional, intentó refugiarse en el interior del comercio al ver llegar enfurecido a Obregón. Pero éste lo alcanzó en medio de las góndolas, lo increpó, lo golpeó y después de un forcejeo le asestó dos disparos, uno de ellos cuando la víctima estaba tendida en el piso. Pudo haber sido una tragedia mayor ya que el local estaba lleno de clientes que corrían desesperados buscando donde refugiarse. Tras el crimen, Obregón siguió buscando a la mujer y llegó caminando hasta un comercio propiedad de la madre de Miriam, en Fray Luis Beltrán. Al no encontrarla volvió a llamarla por teléfono y le dijo: "Ya te lo maté a Carlitos". La mujer, consternada, atinó a responderle "ahora matate vos", aseguró a LaCapital una fuente inobjetable de la investigación. A esa altura, la policía ya había enviado un móvil a la casa de Galván para bindarle protección, pero la mujer les había ganado de mano y se presentó sola en la comisaría 2º de Capitán Bermúdez, donde a pesar del refugio hallado fue insultada por varios familiares de Gómez que llegaron hasta el lugar. Los investigadores sostienen que de haberse encontrado en su camino con la mujer y su hijita, Obregón podría haber desatado una tragedia superior. Pero eso no ocurrió. El policía caminó con rumbo incierto hasta llegar a la autopista Rosario-Santa Fe y una vez allí se dirigió hacia el sur mientras hablaba con un agente amigo de la ciudad de Roldán, de donde es oriundo, quien logró convencerlo de que se entregue. Faltaban pocos minutos para las 22 cuando Obregón aceptó entregarse y manifestó que se encontraba cerca del puente de la ruta 34S. Sin embargo, al ver la llegada de los agentes a bordo de un patrullero, y ante su inminente detención decidió quitarse la vida justo el día del cumpleaños de su hijo.

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