viernes, 30 de septiembre de 2011

SANTA FE/En 15 días, ocurrieron cuatro asaltos a quinielas de la Costa

Dos de los negocios están ubicados en pleno corazón de San José del Rincón, a escasos metros de la comisaría. El otro, sobre la ruta 1, a la altura del kilómetro 3,5. Éste último fue robado dos veces.

En 15 días, ocurrieron cuatro asaltos a quinielas de la Costa

Fueron tres casos en menos de 15 días. El primero de los episodios, ocurrido el sábado 17 de septiembre, se frustró porque la dueña del local - embarazada de 7 meses - empezó a gritar cuando la apuntaron con el arma. Sin el botín esperado, se estima que los mismos delincuentes se fueron hasta el kilómetro 3, 5 de la ruta 1, y entonces perpetraron el robo en la quiniela Emiliano. Una semana después, atacaron otro local ubicado en San José del Rincón, a dos cuadras del primero. Y, el miércoles, volvieron a Emiliano. La seguidilla de asaltos a las quinielas comenzó el sábado 17 de septiembre. Minutos antes de las 20, la plaza de Rincón estaba llena de gente, y las puertas de la quiniela ubicada sobre calle Santa Rosa, casi llegando a la esquina de Castañeda, estaban abiertas. Una moto, con dos muchachos jóvenes a bordo, frenó en el cordón y, con un salto, uno de ellos cruzó la angosta vereda. Con ese mismo envión entró al local y a cara descubierta apuntó con un arma a Nadia, una joven de 25 años, embarazada de siete meses, que no escuchó la orden no gritar que le espetó el delincuente. “Lo vi y me tiré hacia atrás y empecé a pedir ayuda. Grite porque fue una reacción por los nervios. Además, vi tanta gente afuera, que pensé que alguien me podía ayudar. Por los gritos, el delincuente se fue, salió del negocio, se subió a la moto y salieron a toda velocidad, levantando tierra”, explicó a Diario UNO la muchacha, que ayer también estaba sentada detrás del mostrador, pero mucho más intranquila que hace dos semanas atrás. Al lado de su comercio hay una panadería: “creo que yo me salvé de que me robaran porque ese sábado, 10 minutos antes de que entraran a la quiniela, yo había bajado la reja”, indicó la empleada mientras acomodaba las masas en exhibición. “Pero los robos acá son permanentes . A la heladería de enfrente, le rompieron la vidriera la misma noche del día que la colocaron. Es una pena que uno no pueda trabajar tranquilo. Nos da temor a nosotros, que estamos de éste lado del mostrador y también a los clientes”, agregó la panadera. “En pésimos términos” Con su pedido de auxilio, Nadia ahuyentó a los delincuentes. Pero, ese mismo sábado, y pocos minutos después del primer hecho, otra agencia, ubicada sobre la ruta 1, a la altura del kilómetro 3,5, fue asaltada. “No sé si son los mismos delincuentes, pero hay muchas características que se repiten”, aseguró ayer a Diario UNO Francisco Courault, un hombre de 69 años, que hace una década que es propietario de Emiliano . Sin embargo, el testimonio de Courault no sólo se refiere a ese asalto ocurrido hace 15 días. “Ayer me volvieron a robar. Eran cerca de las 20, cuando a la misma empleada la volvieron a apuntar con un arma, aunque esta vez estaba trabajando con la reja cerrada”, contó el hombre. Y agregó: “Esas rejas fueron colocadas después del primer robo, justamente para prevenir hechos futuros, para sentirnos un poco más tranquilos, pero nada alcanza”. Aún así, estos dos episodios rápidos pero violentos, y que dejaron a la empleada del lugar con un nerviosismo extremo, son sólo una parte de la preocupación de Courault. “Cuando vino la policía, el jefe de zona me trató muy mal. Se refirió a mí y a lo que me había pasado en pésimos términos - que no los quiero reproducir - pero que ya quedaron radicados en la denuncia que hice en Asuntos Internos”, expresó Courault. Con una peluca negra Siguiendo la cronología de los sucesos, el tercer robo a una agencia ocurrió el viernes 23 de septiembre. Apenas habían pasado algunos minutos de las 19.30 cuando un hombre armado, a cara descubierta pero con una peluca negra, ingresó a la agencia ubicada sobre calle Gamboa, casi en la intersección con Santa Rosa y apuntó a Belén, una joven empleada y le exigió el dinero. Poco le importó al delincuente que el negocio estuviera lleno de gente. Las apuestas se paralizaron con el grito de «¡dale, dame la plata!». “La policía vino, me tomó los datos y recibió la denuncia. Pero no me dijeron nada de que estuvieran investigando”, expresó Belén. Algunos de los vecinos que ayer a la tarde caminaban por la plaza señalaron al menos cuatro frentes de comercios, que fueron blanco de robos en menos de un mes. La inseguridad está en todos lados, pero por acá ya no se puede estar tranquilo. Los últimos asaltos fueron de día, con mucha gente caminando y con total impunidad, los delincuentes se mueven y roban todo lo que quieren. Es lamentable”, expresó María Rosa, una vecina de San José del Rincón.

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