Si hay un rasgo que caracteriza a
la gestión de Gerardo Martino es que desde que desembarcó en el Parque
siempre apeló a la mesura absoluta a la hora de declarar, y por sobre
todas las cosas en el momento de tomar las decisiones futbolísticas
jamás se apartó un centímetro de esta lógica realista.
Siempre remarcó que la misión
que había por delante era compleja, porque el plantel era corto y sólo
se podían contratar dos refuerzos (la dirigencia dilapidó la chance de
un tercer cupo), con el agravante de que la billetera era escasa.
"Newell\'s no está para campeón y puede ganar y perder contra
cualquiera", fue una de las frases del Tata luego de la victoria del
viernes ante Colón, algo que Ovación hizo mención en sus ediciones de
domingo y lunes. Así el DT arrancó y continúa inmerso en un baño de
realidad absoluta, algo que sólo él tiene espaldas para sostener. En un
ambiente donde se prometen campañas salvadoras, esquemas tácticos
revolucionarios, cantidad de puntos a cosechar, donde los entrenadores
suelen asumir el rol de estrellas y colgarse las medallas de los
triunfos, el conductor rojinegro se paró en la vereda de enfrente y con
un perfil bajo siempre habla de que su equipo está en formación y que
hoy no es ni más ni menos que nadie.
¿Qué otro técnico puede blanquear que
su equipo no escapa a la mediocridad de la mayoría? Y el Tata lo hace
sin recibir la reprobación unánime de los hinchas que siempre sueñan con
más, ni de los propios jugadores, los cuales suelen tener endulzados
los oídos con los conceptos que les dispensan sus respectivos técnicos.
Martino dice lo que piensa y actúa en consecuencia. Esto no quiere decir
que Martino no confíe a muerte en sus jugadores, ya que en caso
contrario no hubiera asumido el desafío. Sobre todo el DT es consciente
de que el objetivo de este Clausura es llegar sin sobresaltos a la
orilla y no tener riesgo de pánico con el oleaje traicionero del
promedio. Por ahora, si bien van apenas cinco fechas, la ecuación va
cerrando.
Así este torneo desde lo futbolístico
es de transición. Estará destinado a la reconstrucción de una identidad
futbolística que hace rato se perdió. Por eso el DT busca consolidar la
línea de cuatro defensores, tener fijo y como rueda de auxilio a un
clásico volante tapón, conseguir tenencia y salida prolija con los
volantes internos, abrir la cancha con jugadores rápidos y de buen pie y
tener un nueve con movilidad permanente. La premisa es cuidar la pelota
como el oro y llegar a posiciones de ataque con la mayor cantidad de
jugadores posible.
Hasta junio el Tata sabe que no hay
otra que arremangarse y arreglarse con lo que hay. Por eso será vital
sumar lo máximo posible para mantener la distancia que todavía existe
con los que están más comprometidos con el promedio (más allá de que
haya reestructuración de los campeonatos). Y en el receso ir por esos
jugadores ex Newell\'s que prometieron volver. Claro que en la
mediocridad del fútbol local cualquier equipo que gane cuatro partidos
seguidos se encontrará prendido arriba. Y la Lepra no escapa a esa
regla. Pero Martino va paso a paso, con la realidad como bandera y sin
discursos tribuneros. El Tata arma su Newell\'s para superar la
coyuntura y luego habrá tiempo para ir por más. Mientras, los pibes que
pone le responden y así el camino será menos sinuoso.
Arranque parejo
Hasta
ahora la campaña leprosa refleja el pensamiento que tiene el Tata
Martino respecto a que el equipo puede ganar y perder en dosis
similares. Porque venció a Argentinos y Colón, empató con Estudiantes y
perdió con Boca y Belgrano. Metió cinco goles y le hicieron la misma
cantidad. Igual los números, siempre partiendo de dónde venía el equipo,
por ahora son positivos. Queda mucho terreno por delante y será clave
volver a ganar en el Coloso.
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