sábado, 17 de marzo de 2012

NAC. El secuestro muy cerca de Amado Boudou que el Gobierno buscó ocultar

El inquietante mensaje mafioso para el asesor principal del vicepresidente, Juan Zabaleta, secretario administrativo del Senado.

 

foto perfil.com

A su lado. Zavaleta siempre a la derecha del vicepresidente.

El lunes secuestraron a la familia de la mano derecha de Amado Boudou, Juan Zabaleta. El episodio fue poco difundido y lo más curioso: en los medios afines al Gobierno no le dedicaron ni una línea. Aunque la investigación judicial recién comienza, por lo que pudo saber PERFIL, todo parece indicar que se trató de un mensaje mafioso destinado al vicepresidente, que en el Ejecutivo intentaron ocultar.
Zabaleta es el secretario administrativo del Senado y acompaña a Boudou desde la época de la Anses. Dirigente del peronismo de Morón, “Juanchi” es el operador político del marplatense. El lunes iba a viajar con Boudou a Azul cuando recibió un llamado. Eran las 7.55. No atendió. El número correspondía al celular de su ex esposa, Mariana Bagatelas. Cuando por fin se comunicó, ella le pasó con uno de los secuestradores, que le dijo: “Vieja, tenemos a tu familia, no llames a los cobanis (la policía) si no le corto el dedo a una de tus hijas. Tenés 15 minutos para juntar cuarenta mil dólares y llevarlos a la General Paz y Beiró”.
Zabaleta tiene con Mariana cuatro hijos, dos mujeres y dos varones. Ella y sus hijos viven en el límite entre Ituzaingó y Morón. El vive en Capital Federal. Los secuestradores sabían a quién tenían. “Ahora lo vamos a llamar a ese hijo de puta que trabaja en el Senado”, le dijeron varias veces a Mariana. Y a él le advirtieron: “Este es un vuelto de algo que hiciste porque te portaste mal”.
El secuestro. Mariana volvía de llevar a sus dos hijos varones a la escuela, en una camioneta Volkswagen Tiguan azul. Cerca de su domicilio se le cruzó por delante un Vento y por detrás una Picasso. Estaba encerrada. Dos sujetos desconocidos, armados, se subieron al vehículo y obligaron a Mariana a sentarse atrás. “Ahora vamos a ir a tu casa”, le comunicaron. Pero no le pidieron la dirección. Levantaron allí a sus dos hijas y a sus novios. Los metieron a la Tiguan y empezó la odisea. Mientras se comunicaban con Zabaleta para guiarlo hasta el lugar donde tenía que pagar el rescate, de cuarenta mil dólares, metieron a una de sus dos hijas adentro del baúl del Vento junto a su novio. Los largaron cerca de una estación de servicio en Ituzaingó. A la ex mujer del funcionario la golpearon fuerte con la culata de un revólver en la cara y la tiraron en El Palomar. A otra de sus hijas la liberaron al final, cerca de un centro de salud en Morón.
Profesionales. La banda que actuó estaba integrada por entre siete y diez personas, ninguna menor de edad. Casi todos iban armados, con dos pistolas cada uno. Hicieron inteligencia previa y montaron un despliegue poco habitual. Conocían todos los detalles. El rescate se pagó cerca del Hospital Posadas, donde siempre hay un fuerte operativo de Gendarmería y de la Policía Bonaerense. Sin embargo, ninguna fuerza de seguridad advirtió movimientos extraños. Conocían bien la zona de Morón, y por ahí se movieron con comodidad. El secuestro empezó en Morón y terminó en Morón.
Los motivos. Cerca del vicepresidente tiraron varias hipótesis, ninguna firme. Una de ellas es que pudo haber sido algo vinculado con la embestida contra la empresa del juego Boldt, firma a la que Boudou culpó por el caso Ciccone Calcográfica. Hasta rivales internos de Boudou sostienen la misma hipótesis: “Hay muchos intereses, incluso de funcionarios del Gobierno, que se ven perjudicados si se corta la relación de Boldt con el Estado”. La Justicia, según contaron fuentes policiales, no abona tanto la teoría vinculada al juego. Hicieron intervenciones telefónicas, investigan los autos utilizados que habrían sido robados para hacer el secuestro y pusieron custodia en la casa de la familia de Zabaleta. El fiscal del caso es Sebastián Basso y el juez Juan Pablo Salas.

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