Foto: El Litoral
Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Santa Clara, Estados Unidos)
Siempre recuerdo una anécdota del día en que hablé por primera vez con el Turco Mohamed. Fue en un hotel céntrico de Buenos Aires, en compañía del colega Mario Demonte. Ese día, Colón jugaba en cancha de Racing con Independiente (partido que ganó). El Turco venía de debutar en un partido que había dejado poco y nada: 0 a 0 ante Gimnasia. El equipo estaba en posición de descenso directo y a él se le ocurrió poner a Chitzoff de volante por izquierda. “Hoy la tenés que romper”, le dijo, delante nuestro, cuando bajó al lobby antes del almuerzo. Lo puso en una posición desacostumbrada para Chitzoff, que en su carrera había jugado de “4”, de “3” o a lo sumo de volante pero por derecha. Y Chitzoff cumplió. Hizo un gol y fue una de las figuras de un triunfo que le sirvió muchísimo a Colón. Fue el torneo en el que luego llegó aquel recordado golazo de Rivarola ante Racing, que salvó a Colón de jugar la Promoción.
Luego, el Turco hizo una carrera ascendente en Colón. Fue décimo en el Apertura 2008, tercero en puntos y cuarto en posición en el Clausura 2009 con 34 puntos; tercero con el mismo puntaje en el Apertura 2009 y luego de un décimo puesto en el Clausura 2010, se fue enseguida, en septiembre de ese año, luego de perder en la Bombonera ante Boca. Y se fue, para seguir con la misma suerte de sus antecesores (Martino, Basile, Bauza, Pizzi), que luego de dirigir a Colón salieron campeones. Él lo logró al poco tiempo en Independiente.
El recuerdo que le tiene la gente de Colón y el cariño que se profesan, técnico e hinchada, parece cosa de nunca acabar. El Turco lo tiene muy en claro y lo repite a cada momento en una larga charla con El Litoral en Estados Unidos, donde habló de todo.
—Hablemos primero de la Copa América, Turco. ¿Es una obligación ganar este torneo?
—A los que estamos en el fútbol, la palabra obligación no nos gusta mucho. Queda mejor decir que tiene el compromiso de ser protagonista y de ser fiel con su historia. Después, esto es fútbol y hay muchos imponderables. Puede pasar como la otra vez, que perdés una final por penales o te hacen un gol en el alargue. Ocurre que en nuestro país, parece que sólo sirve el que gana y no es así. Hay que analizar otras cosas, pero estamos en un país idealista, exitista y parece que el que sale segundo no sirve para nada. Yo a eso no lo comparto.
—Entonces, no vas a coincidir con lo que señaló el Cholo Simeone luego de perder la final del otro día...
—Él dijo que perder dos finales de Champions es un fracaso, porque le costó mucho llegar a ese lugar en dos ocasiones. Cuando se tranquilice, vea los equipos que eliminó y de qué manera perdió los dos partidos, seguramente cambiará de opinión. No es lo mismo perder una final por penales o en el último minuto, que perderla como San Lorenzo ante Lanús, porque te metieron cuatro. Acá hay otras situaciones en las que el azar está dando vueltas. Si en el gol de Real Madrid el asistente levanta la bandera, no es gol. Y no la levantó. Hay imponderables y lo que debe analizarse es el camino para llegar a ese lugar.
—Independientemente del resultado final...
—Y sí, porque no podemos analizar todo en función de una pelota que pega en el palo y sale o entra. El Cholo está caliente y ya se le pasará. Fue un éxito total lo que hizo, llegó a un lugar soñado y pocos lo pueden hacer.
—¿Seguís de cerca todo lo que pasa en el fútbol argentino?
—Claro. Y me pone mal que todo sea una lucha de los que se ponen los pantalones largos, y se olviden siempre de los que se ponen los cortos. Yo ya sé, y esto ocurre en todo el mundo, que el torneo empieza el 15 de julio y ya sé qué día voy a jugar en agosto. En Argentina no sabés cuándo jugás el fin de semana. Es la única liga del mundo que no puede programar un torneo. No se sabe cuándo empieza, cuándo termina, cuántos descensos habrá... Los directivos se creen dueños de la pelota y no lo son. Cuando agarran un poquito de poder te quieren pisotear. Le pasa a la mayoría y se creen que inventaron la pelota. Juegan a ver quién la tiene más grande y pido perdón por el ejemplo, pero así no se llega a ningún lado. Parecen cortados por la misma tijera.
—¿Esto es producto de la muerte de Grondona o iba a pasar con Grondona en vida?
—No lo puedo decir, pero seguro que no iba a haber todo este lío. No creo que hubiese existido esa votación ridícula que dio empate. ¡Y a nadie le dio vergüenza!, salvo a los que estamos en otro lugar del mundo y escuchábamos todo lo que se decía de nuestro país. Como ninguno quería perder, hicieron la trampa hasta el último minuto. Esa votación es el resumen de cómo está el fútbol argentino.
—¿Estás a favor de la Súper Liga para manejar los recursos económicos por fuera de la Afa?
—Sería un buen punto de partida pero tendrían que estar todos de acuerdo. Primero, entonces, consenso y respaldo para el elegido. Si no, va a ser difícil. Si los dirigentes no se ponen de acuerdo entre ellos, será muy complicado.
—Si Colón te lo pide, ¿volvés?
—Si estoy sin trabajo, sí. Es una posibilidad que no descarto para nada. Es un lugar en el que fui feliz y podré volver alguna vez. No quiero serlo como salvador, ni tampoco será por lo económico. Después de Huracán, mi lanzamiento al mundo se dio por Colón y yo estoy agradecido a ello. Si Colón me necesita, volveré y será un placer.
—Hace poco, en una nota con Giovanny Hernández, él decía que se jugaba para sacar 25 ó 26 puntos, estar tranquilo en el promedio y, como se dice en nuestra jerga, “hacer la plancha”...
—Nosotros peleamos dos veces el campeonato hasta las últimas fechas y la ambición de todos era buscar el título. Yo le decía a Germán Lerche que el título iba a ser la consecuencia del trabajo, como le pasó en su momento a Lanús o a Vélez. Y Colón venía haciendo las cosas muy bien, estaba totalmente encaminado para repetir la historia de esos ejemplos que te di. De repente todo se derrumbó. Yo me fui en el 2010, antes de que se inaugure el estadio para la Copa América. Y desde ahí vino una debacle que no alcanzo a entender.
—¿Te sorprendió haberte enterado de la manera en que terminó esa comisión directiva?
—Es que cuando yo estuve, Colón era Disney. Cumplía en todo. No había nada de qué quejarse, se pagaban buenos sueldos, el club estaba creciendo a nivel deportivo, buenas inferiores, tenía todo. En dos años, todo se derrumbó. Fue una pena, porque en un año perdieron todo lo que se construyó.
—Vos lo conociste mucho a Lerche en todo ese tiempo. ¿En qué pensás que se equivocó?
—Sería irrespetuoso porque yo no viví el momento en el que empezó la debacle... Lo único que siempre le reprochaba a Germán, era que se “calentaba” con traer algún jugador y le ofrecía un sueldo demasiado alto. Después, si me preguntás qué pasó con la venta de jugadores, no lo sé. En mi paso por Colón se vendieron varios jugadores como Bertoglio, Tito Ramírez, Gandín, y eso permitió que se hicieran muchas obras que están a la vista. Yo no tuve ningún problema y me pagaron hasta el último peso. Mi único inconveniente se dio con la Afip, no pagaron los impuestos, al igual que al Bichi, y estoy pagando una moratoria. Fue muy marcada la debacle, muy marcada. Y no sé realmente qué pasó. Me sorprendió muchísimo porque, te repito, yo vi otro club en esos dos años en los cuales estuve.
—¿Colón ya está a la altura de Huracán en tus sentimientos?
—Es distinto, porque yo soy hincha de Huracán. Pero a Huracán no lo voy a volver a dirigir y a Colón pienso que sí. En cualquier lado del mundo donde encuentro a un hincha de Colón, se me arrodilla, me da un abrazo y un beso. Eso no tiene precio para mí.
—¿Por qué a Huracán no, siendo hincha, y a Colón sí?
—Porque sé que en Colón me van a querer desde el momento en que vuelva a pisar el club. En cambio, en Huracán no la pasé bien, porque es el club del que soy hincha yo, mis hijos y mis amigos. Por eso, a Huracán volvería desde otro lugar, quizás como presidente. Pero desde adentro de la cancha, quisiera ayudar a Colón más que a Huracán.
—¿Hacia dónde va el fútbol?, hasta hace poco se priorizaba el hecho de juntar mediocampistas, después se empezó a jugar con tres delanteros. ¿Ves o intentás algo nuevo?
—La comunicación te lleva a ver todos los partidos del mundo y a copiar los mejores modelos. Para mí, las copias son malas. Te pregunto: ¿a qué equipo de la actualidad se busca copiar hoy en día?
—¿Coincidimos que a Barcelona...?
—Coincidimos... Pero todos creen que para ello hay que jugar con extremos, abriendo la cancha, y resulta que Barcelona hace todos los goles por adentro. Hay que adaptarse a los jugadores que tenés, a las características de tus mediocampistas. La transición ha pasado a ser fundamental.
—¿Cómo la definís?
—Es el momento en el que tenés que recuperarte y volver. Si en siete segundos no estás bien armado en 40 metros, te agarran mal parado, desprevenido... Hoy los jugadores están bien preparados técnicamente y por eso hay que convencer a los jugadores de que hay que atacar con mucha gente, pero que a lo sumo en siete segundos se deben recuperar espacios para armarse defensivamente. Si el equipo no corre para atrás, no hay posibilidades. Hoy los jugadores tienen mucha técnica, se entrena a otra velocidad, los espacios no abundan y se trabaja para superar ese escollo. Entonces, hoy vale mucho el equipo por encima de las individualidades. Siempre debió haber sido así, pero en otro fútbol, un desequilibrante podía notarse mucho más. Ahora, el fútbol ha cambiado. Pero ojo, la técnica no. El buen manejo es clave para los tiempos que se viven.
—¿Le cabe a Argentina con Messi?
—Sí, claro. La individualidad tiene que estar al servicio del equipo. Yo prefiero, y no lo digo por Lionel desde ya, un jugador de 7 puntos comprometido, que un jugador de 9 puntos no comprometido.
—Mucho se habla de la posesión de la pelota. ¿Es más importante eso en el fútbol por encima de la practicidad o la efectividad?
—Definitivamente, no. La eficacia es lo máximo, lo mejor. Yo apuesto a ser efectivo en las dos áreas, porque es allí donde se ganan los partidos. La plata, el dinero, está en las áreas, ¿se entiende?. Y ahí tenés que ser práctico, tanto para defender como para atacar.
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