El próximo sábado comienza la edición local del Rey Momo. El año pasado 60 mil personas participaron del evento, y ahora esperan que la convocatoria sea mucho mayor.
La Capital |
Los carnavales son una oportunidad de intercambio y convivencia entre vecinos. La preparación y los ensayos generan participación dentro de los barrios y se comparten ideas para lograr un proyecto común. El sábado próximo arrancan los carnavales locales y las comparsas ya tienen listas sus carrozas. Nervios y alegrías se apoderan de los protagonistas ante la presentación oficial, para que miles de rosarinos los puedan ver y aplaudir. Los equipos territoriales de cada distrito acompañan a las comparsas en el armado del espectáculo todo el año.
"Acompañamos a las comparsas no sólo en época de carnaval, sino en el trabajo que realizan día a día, porque ensayan todo el año. Los carnavales tienen más protagonismo en los barrios porque es un logro compartido. Son un ejemplo de convivencia desde su origen. Cada comparsa no solo reúne al barrio que la identifica sino a las familias. Toda familia esta involucrada porque atrás de cada integrante hay un esfuerzo familiar", destacó la intendenta Mónica Fein.
Durante el 2015, más de 60 mil rosarios participaron de esta fiesta ciudadana y se espera que este año sean muchos más. "Estoy convencida de que es una de las maneras de lograr mayor cercanía entre el Estado y los vecinos. De estar juntos para alcanzar objetivos comunes. Haber recuperado los carnavales en los barrios y haberles dado una mayor participación a todos los vecinos de Rosario es un logro de la ciudad, y los carnavales son nuevamente un orgullo para Rosario", resaltó la intendenta.
Los protagonistas del carnaval no descansan: ensayan varias veces por semana y asisten a los cursos municipales que se dictan en cada barrio para perfeccionarse en baile, pintura, vestuario, armado de accesorios y carrozas.
La Municipalidad puso a disposición un equipo de profesores distribuidos en los distintos distritos de la ciudad, para que se trabajen todos los aspectos necesarios para perfeccionarse y cada año brindar un mejor espectáculo.
Marcelo Petri es profesor de baile de uno de los talleres y asegura que a partir de la intervención del municipio "los carnavales se han perfeccionado, dándole a los jóvenes, muchos de bajos recursos, la posibilidad de tomar clases con profesionales, y formarse como bailarines, diseñadores, vestuaristas, que les sirve más allá del carnaval y que de otra forma no hubiesen podido conseguirlo".
Luego sostuvo: "Damos clases a chicos en barrios donde hay mucha vulnerabilidad social como Tío Rolo, Cristalería, Parque del Mercado, y los Centros de Convivencia Barriales (ex Centros Crecer). La idea es que la gente se apropie del carnaval y que lo sienta parte de su identidad rosarina".
Rosa Vallejos, directora de la comparsa Evacoi de barrio La Esperanza, destacó que el diseñador y vestuarista de su grupo aprendió en los talleres a coser y ahora hace los trajes a todo el equipo.
Las carrozas son muy costosas. Por eso el municipio otorgó a los carnavales un lugar dentro del Presupuesto Participativo, para que puedan diseñar un proyecto en cada distrito.
Vallejos y Silvia Sánchez, directora de la Comparsa Percusión Oeste de Nuevo Alberdi, diseñaron uno en conjunto para el distrito norte y una vez aprobado, salieron todos juntos a la calle a buscar votos para poder ganar y costearse los trajes, los instrumentos y todo el armado de la carroza en general.
Lo mismo ocurrió en la zona sudoeste de la ciudad, con la comparsa Rosario do Samba. Fueron elegidos como proyecto dentro del Presupuesto Participativo, y también se incorporaron al programa Ingenia, que lleva adelante la Intendencia y la provincia, con el objetivo de apoyar el desarrollo de proyectos socioculturales de jóvenes.
Así, la batería de la comparsa pudo renovar sus instrumentos y costear parte de la presentación de este año.
En este sentido, Vanina destacó: "Es un esfuerzo gigante el que hacemos todos los días para mantener vivo Rosario do Samba. En 2013 estábamos por bajar los brazos y la gente del distrito se nos acercó y brindó su apoyo y respaldo para que pudiéramos seguir funcionando. Nos propuso participar del Presupuesto Participativo, y nos contó de Ingenia".
"Después —continuó—entendimos que el espacio que generamos es único, porque contiene a decenas de chicos de todo el barrio, la mayoría de bajos recursos y que podrían estar en la calle con drogas, pero están felices bailando".
Y siguió: "Este año el proyecto es trabajar dentro del programa provincial Vínculos, donde se presentan proyectos que promueven la seguridad democrática".
"Ya hablamos con distintas instituciones del barrio, como clubes y escuela y estuvieron de acuerdo con que dictemos clases de baile, accesorios, armado de carrozas y demás, para que se sumen muchos más jóvenes en las próximas ediciones del carnaval".
El último Rey Momo
El último Rey Momo —así lo dice su diploma— de los carnavales de Rosario fue Miguel Gómez, de la comparsa Percusión Oeste. Miguel tiene 18 años y es hipoacúsico. El se vale del apoyo de todos sus compañeros para seguir las formaciones del desfile y principalmente de las señales con apretón de mano que le hace su compañera, la Reina. De día trabaja como pintor de casas y por las tardes se dedica a ensayar con sus amigos y con su hermana Antonela, de 12 años. Gracias a ella, Miguel empezó a bailar frente al espejo de su casa y luego entró en la comparsa, donde encontró un lugar.
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