La dirigencia del Frente Progresista delineó el perfil de la relación que la fuerza mantendrá con el gobierno de Macri. El debate final apunta a los comicios provinciales de 2017 y 2019.
El lunes de esta semana varios de los principales representantes de los partidos que integran el Frente Progresista Cívico y Social mantuvieron una reunión que sirvió para poner –dentro de lo posible– las cartas sobre la mesa y acordar algunos puntos frente al escenario político nacional, que en lo local tiene un impacto peculiar dada la presencia de la UCR en el gobierno de Cambiemos. Como se sabe, la decisión de la cúpula radical nacional que hoy encabeza el intendente José Corral de acompañar a Mauricio Macri ha generado en primer término chispazos dentro del mismo centenario partido y de manera inocultable con los aliados socialistas de la provincia.
El encuentro consistió en un asado, que los invitados compartieron en una residencia de la zona sur de la capital provincial. De la reunión participaron los socialistas Lifschitz, Mónica Fein (intendenta de Rosario) y Antonio Bonfatti (presidente de la Cámara baja provincial) y los radicales Corral, Carlos Fascendini (vicegobernador), Mario Barletta y Maximiliano Pullaro (ministro de Seguridad santafesino), entre otros.
Fuentes calificadas indicaron que en principio desde el socialismo se ratificó que no hay chances de un acercamiento a Cambiemos y que más allá de las expectativas que genera la nueva administración nacional, reina el desconcierto en cuanto a las medidas tomadas en estos casi dos meses de gestión. Desde el sector Universidad, de Corral y Barletta, sólidos aliados del macrismo, expusieron la necesidad de atenuar los niveles de confrontación que se han visto en algunos momentos entre Nación y provincia, a cambio de buscar canales de diálogo para lo cuál ellos se ofrecen como puente. También se planteó la inconveniencia de que algunos socios del FPCyS sean “funcionales al juego kirchnerista” en controversias como la del Afsca o la detención de Milagro Sala, en Jujuy. Además se insistió en la necesidad de avanzar en la siempre demorada “institucionalización” del Frente Progresista.
En ese sentido se recordó casi a modo de reproche que esta fue la primera convocatoria, cuando ya han pasado casi dos meses desde que se asumieron o reasumieron los cargos.
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