A la hora de las compras, los rosarinos buscan esas alternativas que reduzcan el golpe al bolsillo y permitan hacer rendir más los salarios. De esa manera evitan remarcaciones desmedidas. En el Mercado Popular Rosario, que funciona en La Toma (Tucumán 1349), los productos se consiguen a precios muy bajos.
La Capital |
En busca de atemperar el impacto de la inflación que se registró en las góndolas de los supermercados durante los últimos meses, los rosarinos empiezan a buscar alternativas que reduzcan el golpe al bolsillo y permitan hacer rendir más los salarios. Distintas organizaciones políticas, gremiales y sociales tienen en la ciudad propuestas que acortan las distancias entre productores y consumidores, eliminando los intermediarios. De este modo, los compradores buscan una salida a las remarcaciones desmedidas de los precios —que según un informe de la Asociación Empleados de Comercio pueden ascender hasta un 250 por ciento— y a la reducción de productos que integran las listas del programa Precios Cuidados para este año.
“Ayer fui a un supermercado y dejé la mitad de las verduras porque realmente los precios eran exorbitantes. Acá la zanahoria está a 10 pesos (el kilo) y allá estuve a punto de pagarla a 28 pesos”, contó un joven mientras hacía la cola de la caja en el Mercado Popular Rosario, que funciona en La Toma (Tucumán 1349).
Carlos está un poco más atrás en la misma fila y se sabe de memoria los precios de todas las frutas y verduras que carga en sus bolsas. Los que estaba por pagar en La Toma y los que se había negado a abonar en los grandes hipermercados. “Se nota mucho la diferencia. No tiene sentido ni comparar los precios”, sostuvo.
Celcio Moliné, referente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (Ctep) y coordinador del Mercado Popular Rosario, confirmó el dato que aportaron los clientes: los productos que más busca la gente son las verduras, y después la fruta. El pescado y los mariscos también son un caballito de batalla, pero no se adquieren directamente de productores locales sino que hay que tratar con frigoríficos y transportes, por lo que los precios se ven más afectados.
Comparando precios. La comparación de precios entre algunos productos de los grandes supermercados y los mercados de la economía popular y solidaria confirman estas afirmaciones: el pimiento rojo cuesta un 33 por ciento más; el tomate está un 40 por ciento arriba; la radicheta un 25 por ciento; el zapallito redondo un 120 por ciento más caro y la lechuga ronda un 140 por ciento más en un hipermercado que en La Toma.
“En las verdulerías tenés de todo, sobre todo en el centro. Hay lugares que las cosas salen un poco más baratas que en el súper, otros donde están más o menos iguales, y otras que te arrancan la cabeza. Ahora que estoy apurada acabo de gastar 240 pesos y compré re pocas cosas. Yo que vivo sola, en La Toma o en las plazas donde se instalan las ferias (de Ctep) con esa plata como verdura todo el mes”, dijo a La Capital una joven que salía de una verdulería “gourmet” del centro.
“Ya en diciembre se empezaron a sentir los aumentos y nosotros notamos un incremento en las personas que eligen otra economía para abastecerse, porque realmente en los últimos meses se resintió el bolsillo”, explicó Moliné, quien aclaró que La Toma se mantuvo cerrada desde principios de enero hasta hace pocos días.
“Intentamos que los incrementos de precios no se trasladen al consumidor. Y lo hacemos aplicando distintas lógicas de productividad. Por ejemplo, el pan lo pudimos mantener a 12 pesos a pesar de los aumentos en la harina y la margarina. En los grandes supermercados manejan un precio de entre 28 y 30 pesos”, detalló el coordinador. En números, esto significa un 130 por ciento más caro.
Asociar consumidores. Desde la Misión Anti-inflación, una propuesta de consumo colaborativo que desde hace más de un año lleva adelante el Partido Para la Ciudad Futura, detallaron que en noviembre y diciembre pasado, incluso antes de ser anunciada la devaluación, ya se habían registrado aumentos mayores a los meses previos. “Los aumentos que registraron las empresas y las distribuidoras, que son las generadoras de precios, son de casi el doble de lo que aumentaron los productores y cooperativas locales”, explicó a La Capital Natalia Pérez Barreda, economista del proyecto.
La Misión Anti-inflación comenzó a funcionar en octubre de 2015 y sigue la lógica de la organización de los consumidores para llegar directamente a los productores, y así eliminar los intermediarios y acceder a los bienes de la canasta básica a un precio menor, planteando una alternativa a los mecanismos tradicionales de consumo.
“En diciembre, los distribuidores y los sectores de mayor concentración económica aumentaron los precios entre un 7,5 y un 8,6 por ciento. Los productores y las cooperativas también tuvieron incrementos porque los costos han aumentado: los productores en un 3,3 por ciento y las cooperativas en un 4 por ciento”, graficó Pérez Barreda, quien remarcó que la mitad de la canasta está compuesta por bienes elaborados por grandes empresas. “Aquellos sectores más concentrados son los que más aumentan y lideran el proceso inflacionario”.
La economista destacó que ingresando al sistema de la Misión Anti-inflación (al que se accede a través de la web www.misionantiinflacion.com.ar) se genera un ahorro del 34 por ciento respecto de la misma compra en un hipermercado. La mitad de los productos de la canasta provienen de productores y cooperativas. “Hoy ya son 600 consumidores que hacen sus compras del mes. Estamos trabajando con 24 productores, cinco cooperativas, cinco distribuidores y dos revendedores”, destacó.
Remarcaciones desmedidas
Un informe elaborado por la Asociación Empleados de Comercio (AEC) reveló que durante los últimos meses de 2015 hubo hipermercados que en Rosario llegaron a remarcar los precios de algunos productos hasta en un 250 por ciento por sobre el valor de costo. “Esas mismas cadenas en sus países de origen remarcan sólo entre un 7 y un 9 por ciento, porque son países que cuentan con regulaciones al respecto”, explicó Eduardo Aseguinolaza, Secretario de Finanzas de la AEC. Para contrarrestar esta situación, AEC cuenta con una proveeduría mercantil a la que diariamente se acercan unos 1.200 afiliados a realizar sus compras. “El costo es muy inferior al de las cadenas de supermercados. Así logramos defender el salario”, detalló Aseguinolaza, quien explicó que se logra frenar el aumento de precios a través de un acuerdo con el Ministerio de la Producción durante la gestión del ex gobernador Antonio Bonfatti, que les permite comprar en forma directa de los productores del norte y del sur de la provincia. “De este modo se defienden las economías regionales y nuestros salarios”, aseguró. Además, AEC cuenta con menús sindicales que se sirven en el comedor en la sede del sindicato (Corrientes al 400), al que asisten más de 1300 personas por día; el comedor zona norte (Ricardo Núñez 390) y otro en la localidad de Zavalla, que fue adquirido el año pasado. A estos dos últimos asisten unas 300 personas por día.
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