En plena calle, una mujer fue víctima de dos motochorros. Le robaron sus pertenencias y la sometieron a una dura golpiza.
El lugar del robo. El cruce de los pasajes Legarra e Iriarte, entre Lavaisse y Pedro de Vega. “Esto es como un laberinto”, dijeron las víctimas. - Foto:Danilo Chiapello
Su aspecto frágil no se corresponde con la firmeza de su mirada y de su voz.
“Disculpen por la demora... pero me duele todo el cuerpo”, nos dijo Daniela Mansilla (47) ni bien pudo bajar las escaleras de su casa para la entrevista.
Los dolores de la mujer guardan relación directa con un cruento hecho ocurrido ayer en las calles de barrio Mayoraz, y que la tuvo como involuntaria protagonista.
Finalizaba la tarde, y Daniela junto a su esposo, Daniel Farioli (60), salieron de su casa en Pje. Legarra al 6000 para asistir a la misa en la iglesia de Santa Teresita.
Pero el trámite de pronto se convirtió en una pesadilla, cuando en la escena irrumpieron dos motochorros, uno de los cuales atacó a la mujer.
“¡Dame la cartera!”
“Yo iba caminando para abrir el auto porque nos íbamos a misa, a Santa Teresita. Mientras tanto, mi marido también salía para sacar la basura”, comenzó su relato Daniela.
“Estaba por llegar al auto, cuando veo que desde la esquina se aparece un motochorro que se me tira encima. Era un tipo joven, que venía a cara descubierta. Me gritó ‘¡Dame la cartera!’. Yo le contesté: ‘¡no te la voy a dar!’.
Entonces ahí me tiró al suelo y comenzó a pegarme. Me golpeaba en la cabeza primero, y después en todo el cuerpo. Patadas me daba. Ahí no pude más y largué la cartera”.
Más adelante la mujer explicó que “todo ocurrió en cuestión de segundos, pero el daño que hicieron es muy grande”.
Fue muy violento
“Adentro de la cartera estaba el dinero de mi trabajo”, prosiguió la mujer. “Yo soy podóloga y justamente tenía la recaudación de todo el día. Era el dinero ganado con mi trabajo diario. Entonces la sensación de impotencia y de bronca es muy grande. Yo venía con el sacrificio de todo el día y mi teléfono celular, que también es mi herramienta de trabajo.
Las llaves de la casa, las del auto... todo un desastre.
Fue muy violento el hecho. Durante el forcejeo se me cayeron los lentes y ese tipo me los pisó. Tenía bronca porque yo no le daba la cartera. Son capaces de cualquier cosa. Yo sentí eso. Por eso decidí dársela. En ese instante comprendí que estos tipos son capaces de matar por una cartera u otra cosa menor”.
Encima este barrio está muy desprotegido, no sólo por la situación sino por la misma geografía. Todos sabemos que aquí está lleno de diagonales y pasajes, que se prestan para la fuga. Es prácticamente un laberinto este sector”, aseveró.
Persecución desesperada
“Cuando vi a mi esposa en el suelo me largué a correr a estos tipos”, agregó Daniel. El que la golpeó, escapó, y a la carrera se subió a una moto que lo estaba esperando con otro tipo. El que manejaba tenía puesto un casco y el otro no.
“Son reacciones que uno no puede evaluar. Estaba ciego de la bronca. Ni siquiera me detuve a auxiliar a mi esposa. Sólo quería agarrarlos. Los corrí varias cuadras pero obviamente que me sacaron ventaja.
“En eso apareció un muchacho con una Saveiro. Me dijo “subí que si los alcanzo los paso por encima a estos hijos de p... Dimos un montón de vueltas pero no pudimos. Entonces le dije que me lleve de vuelta al lugar del atraco, donde ya un montón de vecinos estaban ayudando a mi mujer.
“Después apareció la policía, una ambulancia y se la llevaron al hospital Cullen por prevención. Tiene muchos golpes, pero el que más preocupa es uno en la cabeza”.
Por este motivo a Daniela le aconsejaron reposo durante 24 horas.
La llamada
El drama terminó de completarse con una fuerte discusión entre algunos vecinos y los policías que acudieron al hecho.
Todo ocurrió cuando una mujer llamó al celular de la víctima. La llamada fue atendida por los delincuentes que reclamaron dinero para proceder a la devolución de la cartera.
“Dejen 500 pesos en el lugar del asalto y les devolvemos todo”, dijeron con singular osadía.
El conflicto estalló cuando se les preguntó a los policías si no podían rastrear esa comunicación. “No tenemos los elementos necesarios”, dijeron los uniformados.
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