Si te sentís identificada con este concepto, esta nota te puede ayudar a poner en práctica hábitos muy saludables para sentirte mejor y ponerte en acción.
La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento, dirigidas hacia nosotros mismos, nuestra manera de ser y de comportarnos y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de nosotros mismos.
La importancia de la autoestima estriba en que concierne a nuestro ser, a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra valía personal. Por lo tanto, puede afectar nuestra manera de estar y actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás. Nada en nuestra manera de pensar, de sentir y de actuar, escapa a la influencia de la autoestima.
Podemos hacer varias cosas para mejorar nuestra autoestima:
• Convertir lo negativo en positivo: nunca pierdas las ganas de pensar en positivo, invertí todo lo que parezca mal o que no tiene solución. Los pensamientos negativos: "No hables", "¡No puedo hacer nada!", "No esperes demasiado" pueden ser reemplazados por "Tengo cosas importantes que decir", "Tengo éxito cuando me lo propongo", "Haré realidad mis sueños".
• No generalizar: no generalizar a partir de las experiencias negativas que podamos tener en ciertos ámbitos de nuestra vida. Debemos aceptar que podemos haber tenido fallos en ciertos aspectos; pero esto no quiere decir que en general y en todos los aspectos de nuestra vida seamos “desastrosos”.
• Centrarnos en lo positivo: debemos acostumbrarnos a observar las características buenas que tenemos. Todos tenemos algo bueno de lo cual podemos sentirnos orgullosos; debemos apreciarlo y tenerlo en cuenta cuando nos evaluemos a nosotros mismos.
• Hacernos conscientes de los logros o éxitos: una forma de mejorar nuestra imagen relacionada con ese “observar lo bueno” consiste en hacernos conscientes de los logros o éxitos que tuvimos en el pasado e intentar tener nuevos éxitos en el futuro. Por ejemplo: pensar en el mayor éxito que ha tenido durante el pasado año. Reconozca en uno mismo la capacidad de hacer cosas bien en determinados ámbitos de su vida y que debe esforzarse por lograr los éxitos que desea para el futuro.
• No compararse: todas las personas somos diferentes; todos tenemos cualidades positivas y negativas. Aunque nos veamos “peores” que otros en algunas cuestiones, seguramente seremos “mejores” en otras; por tanto, no tiene sentido que nos comparemos ni que, nos sintamos “inferiores” a otras personas.
• Confiar en nosotros mismos: confiar en nuestras capacidades y en nuestras opiniones. Actuar siempre de acuerdo a lo que pensamos y sentimos, sin preocuparse excesivamente por la aprobación de los demás.
• Aceptarnos a nosotros mismos: debemos aceptar que, con nuestras cualidades y defectos, somos, ante todo, personas importantes y valiosas.
• Esforzarnos para mejorar: una buena forma de mejorar la autoestima es tratar de superarnos en aquellos aspectos de nosotros mismos con los que no estemos satisfechos, cambiar esos aspectos que deseamos mejorar. Para ello es útil que identifiquemos qué es lo que nos gustaría cambiar de nosotros mismos o qué nos gustaría lograr, luego debemos establecer metas a conseguir y esforzarnos por llevar a cabo esos cambios.
¿Cómo elaborar proyectos de superación personal?
Una parte importante de nuestra autoestima viene determinada por el balance entre nuestros éxitos y fracasos. En concreto, lograr lo que deseamos y ver satisfechas nuestras necesidades proporciona emociones positivas e incrementa la autoestima.
Se ha apuntado como una forma de mejorar la autoestima el esforzarse para cambiar las cosas que no nos gustan de nosotros mismos. Este método está compuesto por cuatro pasos fundamentales:
1. Plantearse una meta clara y concreta.
Una “meta” puede ser cualquier cosa que se desee hacer o conseguir. Plantearse una meta de forma clara y concreta ayuda a tener éxito porque nos ayuda a identificar lo que queremos conseguir. La meta debe ser: sincera, personal, realista, divisible en pasos y medible.
2. Establecer las tareas que se deben realizar para lograrla.
Una vez que haya planteado la meta hay que pensar en lo que se tendría que hacer para conseguirla. Para conseguir mejorar en cualquier aspecto hay que hacer pequeños esfuerzos. Por ejemplo, los circuitos que hacen los cicilistas en una competición. La meta de muchos de ellos es ganar la carrera. Pero para ello se tienen que superar a lo largo de tres semanas distintas etapas (etapas de llano, etapas de montaña, contrarreloj).
3. Organizar las tareas en el orden en que habría que realizarlas.
Si se intenta llevar a cabo todas las tareas al mismo tiempo, es muy probable que no se consiga nada. Para lograr una meta es muy interesante que se ordenen las tareas que se deben realizar y se establezca un plan de trabajo, asignado un orden a cada acción.
El orden se puede establecer de forma lógica, según la secuencia temporal en las que se tengan que realizar (para hacer una casa antes del tejado habrá que hacer los cimientos) o, en el caso de que las tareas no necesiten una secuenciación temporal, se puede empezar por las tareas más sencillas y que requieran menos esfuerzo, dejando para el final las más difíciles o costosas.
4. Ponerlas en marcha y evaluar los logros que se vayan consiguiendo.
Una vez elaborado el proyecto personal habría que comprometerse con él y ponerlo en práctica. Para llegar a conseguirlo es importante ir evaluando los esfuerzos realizados. Esto puede ser difícil hacerlo uno mismo, pero es relativamente sencillo si se pide a un familiar o a un amigo que nos ayude a evaluar nuestros progresos.
En Hémera trabajamos con talleres específicos diseñados para mejorar la autoestima. Con ejercicios específicos para modificar patrones disfuncionales tanto en la conceptualización de las situaciones cómo en la forma de afrontarlas.
Fuente: Lic. María Gabriela Fernandez (MN 17735) - Centro de estudios del estrés y la ansiedad / www.hemera.com.ar / info@hemera.com.ar
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