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viernes, 26 de septiembre de 2014

SANTA FE: Robo a la herrería: cruce entre fiscales y defensa en los alegatos

La acusación pidió nueve años de prisión para el imputado y los defensores su absolución. El reconocimiento y la detención fueron los ejes del debate. El fallo se conocerá el miércoles.
En Guadalupe Oeste. Las victimas y el dueño del taller contaron que era usual que trabajaran con el portón azul abierto.
Leandro Alcaraz tiene 24 años y un tumor en el labio que lo convierte en un rostro fácilmente reconocible. También tiene tres condenas por robo, por las que recuperó su libertad el 24 de enero pasado, y una nueva imputación como coautor de un asalto a mano armada a un taller de herrería ocurrido solo 20 días después de que fue excarcelado. En esa misma fecha, aún tenía los puntos de una cirugía que le habían practicado por dos disparos que había recibido en el abdomen.

Todos estos datos fueron ayer los ejes de los alegatos que expresaron los representantes del Ministerio Público Fiscal y los defensores en el marco del primer juicio oral y público desde que entró en vigencia el nuevo sistema procesal penal en la provincia, y que terminó con la declaración del imputado (ver Leandro quiso hablar).

Los fiscales, Sergio Alvira y Andrés Marcchi, solicitaron la pena de nueve años de prisión para Alcaraz, por considerar que en las audiencias se dio por probada su coautoría en el violento asalto ocurrido el sábado 15 de febrero.

La prueba medular para los fiscales es el testimonio de una de las dos víctimas, que dijo que alcanzó a verle la cara. El testigo relató que los tres ladrones se tapaban la cara levantándose el cuello de sus propias remeras y sosteniéndolas sobre la nariz. Pero que mientras con una mano empuñaban el revólver y con la otra intentaban juntar herramientas, en un momento Alcaraz quedó al descubierto. El mismo testigo, también dijo que ese mismo ladrón tenía una faja en el abdomen.

Otra de las pruebas que fue importante para los fiscales fue la coincidencia entre los testimonios de las víctimas y de los vecinos respecto de las direcciones hacia donde escaparon los ladrones. Todos coincidieron en que dos de ellos salieron por el frente del local, por calle Dorrego 7800 hacia la izquierda y el tercero se escapó por los techos de casa linderas. Un policía y un vecino detallaron que escucharon cómo los perros ladraron, indicando por dónde se fugó este último ladrón y cómo arrojó en el techo del taller uno de los tres revólveres que utilizaron.

Asimismo, desacreditaron los testimonios de dos vecinas del barrio, propuestas por la defensa, por considerar que se contradecían en sus dichos: “Siete meses después del hecho, la testigo no recuerda si Alcaraz portaba o no el maletín (con las herramientas) pero sí recuerda que había comprado fideos, jugo y pan como para hacer un guiso”, ironizó Andrés Marcchi.

Para cerrar el alegato, Sergio Alvira explicó que si bien el mínimo para el tipo de delito imputado es de seis años y ocho meses, pidieron nueve años de prisión para Alcaraz por la peligrosidad del robo y además, solicitaron que se lo declare reincidente por tercera vez.

Por el contrario, la defensa de Alcaraz, a cargo de Andrea Alberto y Rodolfo Mingarini pidió la absolución del muchacho y atacaron fuertemente el procedimiento policial en el que fue Alcaraz fue detenido. En primer lugar, plantearon como imposible que con la cirugía que el joven había tenido días antes del 15 de febrero pudiera emprender cualquier tipo de huida: “Menos aún cargando un maletín con herramientas cuyo propietario estimó que pesaba unos cuatro kilos y en pleno mediodía de un febrero santafesino”, detalló Mingarini. Pero además, destacó que los policías que lo detuvieron declararon que lo conocían del barrio y que en otras oportunidades ya lo habían aprehendido: “Lo reconocen, lo buscan en el kiosco y con Alcaraz ya en la camioneta (patrullero) le endosan el maletín”, concluyó el fiscal.

Por su parte, Andrea Alberto defendió la credibilidad de las testigos que presentaron y le retribuyó el gesto a la fiscalía al calificar como “de nulo valor probatorio”el reconocimiento que realizó una de las víctimas del imputado en la sala. En este sentido, consideró que el testigo fue muy laxo al describir el aspecto físico de Alcaraz y que, en cambio se refirió más a cómo estaba vestido el imputado. Y con un ademán muy histriónico le bajó el pañuelo con el que Alcaraz se cubre la boca en la sala de audiencias y exclamó: “Vos perdoname Leandro, pero tu cara impresiona. ¿cómo el testigo habló de la remera, y se olvidó de la cara?”.

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