Con un discurso que sorprendió tanto a propios como ajenos, azuzó a la oposición a que "compitan y le ganen" a su madre. Nervios, apuntes y mucho amor.
En un estadio de Argentinos Juniors colmado por militantes de La Cámpora, el líder de la organización K, Máximo Kirchner, hizo un llamado al núcleo duro que conforma el Gobierno a mantener la unidad de cara a diciembre de 2015, pero azuzó a la oposición a competir contra su madre: "Si todo está tan mal o es es tan mala Cristina por qué no compiten y le ganan)".
En lo que fue el fragmento de mayor densidad política, Máximo, pese a aceptar que su madre se enojaría ante esa chance, pidió por la reelección e instó al arco opositor a que "no le tengan miedo a las urnas ni a la sociedad".
Con un discurso dubitativo, pero que sorprendió a muchos, el hijo presidencial asumió su nerviosismo y pidió ante la multitud: "Les pido que me ayuden, porque siento lo que siente mi hijo cuando le digo 'dale, camina...". "Uno está aprendiendo a caminar", afirmó.
El titular de La Cámpora volvió a arremeter contra los "perfectos", así denominó a quienes "gobiernan desde los programas de TV: todo lo saben y todo lo resuelven". Y luego agregó: "No molesta la crítica, molesta la soberbia y la falta de humildad", se quejó.
Apoyándose en un apunte ante cada intervención y en los cánticos de los militantes, que le dieron un respiro, Máximo siguió pegándole a oposición con un viejo libreto: "Han tenido la oportunidad de gobernar y han dejado al país patas para arriba y con un baño de sangre".
Gracias totales. El dirigente camporista, que apuntaría a la intendencia de Río Gallegos, le agradeció a su compañeros de militancia que "se bancaron la satanización de los medios sin chistar" e hizo referencia al cruce que protagonizó Juan Miceli con el diputado Andrés Larroque, cuando "en medio de la inundación en La Plata miraron si tenían las pecheras en vez de ponerse a trabajar".
"Les quiero agradecer a todos la oportunidad, me hubiese encantado que aquí esté Nestor y sea él quien hable", les dijo.
En lo que fue una constante en todo el discurso, Kirchner hijo apeló al amor como eje para hacer política y para responder a cada agravio. "Tengan fe, háganlo con amor, convicción, demos el debate y pongamos en marcha esta caminata eterna para perseguir sueños", interpeló a la militancia.
Flanqueado por sus compañeros de militancia Recalde, De Pedro, Larroque y Mendoza, Máximo se despidió de las casi 50 mil personas: "He tratado de hablar lo mejor que pude, sabemos lo que van a decir mañana, pero no me importa".
Perfil.
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