Fue durante negociaciones en Minsk para poner fin a cuatro meses y medio de un sangriento conflicto armado que enemistó profundamente a Rusia y Occidente.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, dijo que delegados de Kiev y los rebeldes firmaron en la capital de Bielorrusia un protocolo de alto el fuego y que ordenó a las Fuerzas Armadas de su país detener sus acciones armadas en el este de Ucrania a partir de las 18 hora local (las 12 en Argentina).
Poroshenko dijo en un comunicado que encargó a la Cancillería ucraniana y a la Organización para la Seguridad y Cooperación de Europa (OSCE), que participó de las negociaciones de Minsk junto a Rusia, que supervisen la tregua.
"Cuento con que este acuerdo, incluyendo el cese del fuego y la liberación de rehenes, sea observado estricamente", señaló el mandatario en su comunicado.
"Es muy importante que este cese del fuego dure mucho tiempo, y que durante el cese del fuego continuemos el diálogo político para traer paz y estabilidad" a Ucrania, dijo más tarde Poroshenko en declaraciones a periodistas al cierre de una cumbre de la OTAN en el Reino Unido marcada por la crisis ucraniana.
Heidi Tagliavini, funcionaria de la OSCE, dijo a periodistas en Minsk que el plan de paz consiste en 12 puntos pero no los enumeró de inmediato, antes de volver a la mesa de negociaciones.
Los rebeldes, que han proclamado "repúblicas populares" en las provincias orientales ucranianas de Donetsk y Lugansk, también dijeron por Twitter que se acordó una tregua a partir de las 18.
"El alto el fuego nos permitirá salvar no sólo la vida de los civiles, sino también las vidas de las personas que tomaron las armas para defender su tierra y sus ideales" del gobierno pro occidental de Kiev, dijo el máximo líder rebelde de Donetsk, Alexander Zajarchenko, a periodistas en la capital bielorrusa.
Pero Igor Plotnitsky, el jefe de los insurgentes de Lugansk, declaró que "esto no significa que haya terminado nuestro rumbo hacia la secesión" de Ucrania, en un comentario que reflejó la perseverancia de los rebeldes en una exigencia que podría complicar los esfuerzos de paz.
Ucrania y la OTAN acusan a Rusia de armar a los separatistas pro rusos y de apoyarlos incluso con tropas invasoras, una imputación que Moscú rechaza tajantemente.
Esta semana, el presidente ruso, Vladimir Putin, presentó un plan de siete puntos para poner fin al conflicto, que según la ONU dejó más de 2.600 muertos y más de un millón de refugiados.
El plan de Putin incluía el cese de las acciones ofensivas del Ejército ucraniano y de los rebeldes, el envío de observadores internacionales para monitorear la tregua, intercambio de prisioneros y la apertura de corredores humanitarios, y permitía a los separatistas seguir en control de sus territorios.
El Kremlin mostró su beneplácito por el acuerdo de alto el fuego.
"Saludamos la firma del protocolo para la realización de la iniciativa de los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y Ucrania, Petro Poroshenko", dijo Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, según informó la agencia de noticias rusa Interfax.
Además, Peskov expresó su confianza en que el acuerdo sea respetado y que ambos bandos continúen las negociaciones para el arreglo pacífico definitivo del conflicto en Ucrania.
La OTAN, reunida en Gales, dijo esperar que el alto el fuego se implemente de "buena fe".
"Daría la bienvenida si un alto el fuego real se establece, pero que primero se declare el alto el fuego, y después, lo que es crucial, espero que se implemente de buena fe", señaló un escéptico Rasmussen, haciendo notar que ya hubo declaraciones de otros altos el fuego que luego no se cumplieron.
Mientras los delegados se reunían en Minsk, en el este de Ucrania continuaban los combates, sobre todo cerca de Mariupol, una ciudad portuaria en el sur ucraniano, sobre el mar de Azov, que el Ejército intenta defender de un avance de los separatistas.
La cadena BBC, que tiene a un corresponsal en el lugar, dijo que los insurgentes atacaron hoy posiciones del Ejército 4 kilómetros al este de la ciudad.
Grandes nubes de humo se elevaban al cielo cuando la artillería ucraniana respondía, y aviones de Ucrania también bombardeaban posiciones de los rebeldes, agregó la BBC.
Los rebeldes aseguraron hoy que controlan el puerto de la ciudad mientras Kiev se apuró en desmentirlo.
"No es verdad. Incluso les hicimos perder (a los rebeldes) posiciones que sí controlaban", indicó el portavoz del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa ucranianos, el coronel Andriy Lisenko, a la agencia de noticias Europa Press.
Mariupol, con 500.000 habitantes, es estratégica por su condición portuaria en el mar de Azov y sus exportaciones de acero.
Lisenko dijo que siete soldados murieron en combate en las últimas 24 horas, llevando a 846 la cifra de efectivos fallecidos en el conflicto, y agregó que unos 2.000 soldados rusos también perdieron la vida en los casi cinco meses de combates.
El anuncio del alto el fuego coincidió con el cierre de una cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN en la localidad galesa de Newport, en la que la crisis de Ucrania y el rol de Rusia fue uno de los temas centrales de agenda, pese a que Kiev no es miembro de la alianza.
En el encuentro, los líderes aprobaron hoy planes para estacionar hasta 4.000 soldados en Europa del Este con la capacidad de movilizarse rápidamente para defender a cualquier estado miembro de esa región de una potencial agresión de Rusia.
"El momento de seguridad que afrontamos es más impredecible que nunca: Rusia está atacando a Ucrania y hay inestabilidad en Medio Oriente y en el norte de África. En estos turbulentos momentos, la OTAN tiene que estar preparada y poder defenderse y también a sus aliados", dijo Rasmussen en conferencia de prensa.
Para Rusia, los planes de la OTAN buscan acorralarla, son violatorios de un pacto de 1997 que limita el despliegue de tropas aliadas en los socios del este de Europa y buscan "una victoria de la OTAN y una situación en la que Estados Unidos dicte su voluntad a todo el mundo", según dijo ayer el canciller Serguei Lavrov.
El conflicto en Ucrania comenzó en noviembre pasado con protestas populares que terminaron con el derrocamiento del ex presidente pro ruso Viktor Yanukovich.
En rechazo al nuevo gobierno de Kiev, la penínusla de Crimea, de mayoría rusoparlante, se proclamó independiente y fue anexionada por Rusia, en marzo. Un mes más tarde comenzaron los levantamientos en Donetsk y Lugansk.
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