Los fiscales que intervienen en el juicio oral contra el policía Raúl Alberto Lacuadra por el oscuro asesinato a tiros de un hombre tenía una causa penal abierta. Los jueces darán a conocer la sentencia el martes próximo.
.La Capital |
Los fiscales que intervienen en el juicio oral contra el policía Raúl Alberto Lacuadra por el oscuro asesinato a tiros de un hombre tenía una causa penal abierta, ocurrido cuatro años atrás en Roldán, pidieron ayer que sea condenado a la pena de prisión perpetua por haber actuado con abuso de sus funciones como empleado policial. Al planteo adhirió la querella con la misma interpretación: que el efectivo, en medio de un procedimiento presentado oficialmente como un simple control de tránsito, apuntó directamente a matar al conductor a quien conocía por su pasado delictivo.
Los alegatos fueron presentados ante los jueces José Luis Mascali, Alejandra Rodenas y Héctor Núñez Cartelle en la última jornada de juicio oral contra Lacuadra, acusado de cometer un homicidio calificado por el uso de arma de fuego y por su condición de empleado policial. La defensa, en cambio, sostuvo que el policía disparó en un acto de legítima defensa y pidió que a lo sumo sea condenado por una muerte cometida con imprudencia, pero sin intención homicida.
El crimen. Entre esos dos extremos oscilaron los alegatos previos a la lectura del fallo, que se dará a conocer el martes próximo. Lacuadra llegó a juicio por el crimen de Guillermo Cristian “Willy” Ramírez, un hombre de 32 años que murió baleado el 19 de septiembre de 2010. Ramírez estaba procesado por privación ilegítima de la libertad y portación de arma de fuego de uso civil y a principios de ese año había denunciado a cinco policías por mejicanear a ladrones y vendedores de droga de Roldán, lo que rodeó a su muerte de un halo aún más oscuro.
El hecho, según la reconstrucción realizada en las audiencias por la fiscalía, ocurrió cerca de las 23. Lacuadra era integrante del Comando Radioeléctrico de Roldán y esa noche circulaba en un patrullero con otro policía, Cristian P., cuando en el cruce de las rutas 9 y A-012 vieron pasar un Peugeot 504 blanco “a alta velocidad y sin patente”. Los efectivos persiguieron el vehículo y le dieron alcance en calle Maíz y ruta 9 de Roldán, a pocas cuadras de la casa de la familia Ramírez.
Al volante del Peugeot iba Guillermo Ramírez y en el asiento trasero su hermano Marcelo. Lacuadra se acercó al conductor y “bajo amenazas” le exigió que se bajara. Entonces apareció en escena un segundo hermano de Willy, Jorge, que estaba esperando el colectivo cerca de allí y se acercó al advertir el patrullero cruzado frente al auto de su hermano. El hombre discutió con Lacuadra y llegó a golpearlo en el antebrazo. En ese momento el policía advirtió que el auto escapaba y abrió fuego contra el vehículo con ocho balazos de su pistola oficial Taurus semiautomática 9 milímetros. Uno de los proyectiles atravesó la luneta y le dio al conductor en el cráneo. Su hermano Marcelo bajó y escapó corriendo del lugar.
Los planteos. En la jornada de ayer el fiscal Carlos Covani, secundado por su par Ernesto Acosta, pidió la pena de prisión perpetua para Lacuadra como autor de un homicidio calificado por abusar de su función policial. Dijo que el hecho “no fue una cuestión personal, una pelea, una gresca”, sino que ocurrió “en el marco de su función policial”. Para el fiscal, Lacuadra mintió cuando dijo que disparó tras advertir que Marcelo Ramírez sacaba de una mochila negra un revólver cromado calibre 38.
Consideró que, dada la escasa luz y que el auto estaba cerrado, el policía no pudo advertir esos detalles. Ese revólver “sólo existe en los dichos de Lacuadra. Si a Marcelo Ramírez le mataron el hermano a un metro de distancia, si estaba acostumbrado a usar armas y vivir en el delito, ¿por qué no disparó? Lo único que hizo fue salir corriendo”.
Para el fiscal, el operativo “arrancó como un ejercicio legítimo que luego devino ilegítimo” en el cual “el objetivo era Guillermo Ramírez. Nadie dispara ocho tiros contra un auto con dos personas sin la intención de matar”. Y aunque el policía dijo que tiró a las ruedas, el fiscal remarcó que ningún disparo impactó en ellas. Todos apuntaron “hacia el lado del conductor”.
El querellante Sergio Larrubia pidió la misma pena, aunque no compartió la idea de que el origen del accionar policial estuviera legitimado. Para el profesional, los policías no interceptaron el auto para identificar a sus ocupantes sino que ya sabían quiénes eran porque habían estado cerca de los hermanos Ramírez en una persecución. “Sabían que eran los Ramírez. Sabían los domicilios. La cuestión era pararlos. Vaya a saber por qué”, indicó.
“La desproporción en la reacción policial merece un total desprecio. Disparó con intención de matar a Guillermo Ramírez, ocho tiros a un promedio de un metro de altura y hacia el sector del que manejaba”, remarcó el querellante.
Otra lectura de los hechos presentó la defensora oficial Beatriz Antelo, para quien existió una reacción en legítima defensa o con exceso que se produjo cuando Lacuadra advirtió que Marcelo Ramírez estaba armado. “Está acreditada la existencia del arma, aunque no fue hallada porque no fue buscada”, consideró la defensora. Puntualizó que el disparo letal “no fue directo” y subsidiariamente reclamó que se encuadre el caso como un homicidio culposo (con negligencia pero sin intención), además de plantear la inconstitucionalidad de las penas de prisión perpetua.
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