El Indec informó que en el último trimestre el sector manufacturero redujo la nómina en 0,6%, luego de un primer recorte de 0,4% en los tres meses previos. Más significativa fue la disminución de las horas trabajadas. Economistas de la Gran Makro piensan en más intervencionismo.
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Los datos fueron aportados ayer por la Encuesta Mensual Industrial (EMI) de la oficina de estadística indicó que de cada 100 puestos de trabajos en el total de la rama fabril que había antes de que se iniciara el camino del colapso de la convertibilidad, es decir en 1997, dieciséis años después, tras transitar profundas recesiones, hasta la depresión de 2002, y luego una supuesta singular recuperación en la década siguiente, hoy se cuentan 99,5: declinó 0,5%. En ese período la población nacional aumentó 18%, el empleo total 34%, pero la industria perdió relevancia relativa y más aún absoluta.
De este modo, enero no fue un buen mes para la economía argentina, y en particular para el equipo de Gobierno, no sólo porque registró la peor baja del nivel de reservas delBanco Central desde 2006 cuando resolvió cancelar en un pago toda las deuda con el FMI, sino porque también Hacienda dio a conocer el nivel de déficit real de las cuentas públicas, 4,7% del PBI en el total del año y más de 10% en el caso puntual de diciembre, y finalizó con el empinamiento de la devaluación del peso, una brusca aceleración de la inflación, alza de las tasas de interés y derrumbe del precios de los bonos y de las principales empresas argentinas que cotizan en Wall Street.
Semejante balance luce consistente con la virtual pérdida de expectativas en el conjunto de las empresas industriales, cuya mayor expresión se reflejó en la singular disminución de la producción en 5,6% en diciembre y 3,5% en último trimestre de 2013 en comparación con similares períodos del año anterior, y que dio origen a la imposibilidad de sostener la nómina, pese a que se encuentra en mínimos históricos.
Y, contrariamente a lo denunciado por el Jefe de Gabinete, a ese cuadro no se llegó por la falta de vocación inversora en ampliación de plantas para aumentar la oferta de productos, sea para el mercado interno y también la exportación, o sustituir importaciones, sino por la creciente presión fiscal y las altas cargas laborales, a través de contribuciones patronales a la caja de jubilaciones, obras sociales, ART, seguros y nuevas exigencias que desalentaron la contratación de mano de obra y fomentaron el uso de tecnologías que la sustituyan.Las ramas más rezagas en materia de nómina de personal son las fabricantes de prendas de vestir, la industria de la madera, los fabricantes de aparatos electrónicos y elementos de precisión, curtiembres, industria del papel y actividades conexas, minerales no metalúrgicos, y elaboración de metales comunes.
Menos manos para levantar ladrillos
El fenómeno se repite, tal vez con menor intensidad, en el caso de la rama de la construcción. Nuevamente, pese a la década ganada, los propios datos del Indec mostraron ayer que la actividad habría terminado 2013 con un total de 414.480 puestos registrados, 20.100 menos que el pico alcanzado al momento de instrumentarse el cepo cambiario, en octubre de 2011 y también 4.000 menos que en último trimestre de 2007, cuando la actual Presidente asumió el primer mandato.
El cuadro se estima mucho más inquietante, si a esas cifras se agregan los puestos de trabajo en la rama directamente vinculada, como es la inmobiliaria, la cual cayó en una severa contracción, más de 50% respecto de las operaciones de compra y venta que se pactaban hasta 2001 y de poco más de 25% sólo en el último año.
También en el comercio, los informes del Indec dieron cuenta a comienzo de la semana de que en el caso de las cadenas de supermercados se contrajo sólo en 2013 en más de 6% promedio por establecimiento.
En qué están pensando en la GranMakro
Frente a esa cuadro de brusca retracción de la actividad productiva y comercial, sólo disimulada con la denominada contabilidad creativa, o como se verá el lunes en la recaudación tributación favorecida por circunstanciales corrimientos de vencimientos de pago en diciembre por el decreto de nuevos feriados administrativos en la función pública, el equipo económico y el grupo de asesores sólo piensan en intensificar los controles de precios y de la rentabilidad empresaria.
En el caso particular de los economistas enrolados en la agrupación bautizada "La Gran Makro", se muestran convencidos, según expresaron a través de una de sus cuentas en la red social Facebook que "el Gobierno ha implementado medidas que posibilitan recuperar la iniciativa en el mercado cambiario. No es un camino sin espinas, pero es el elegido por el gobierno más eficaz en su política económica desde el primer peronismo, en materia de empleo, inclusión y redistribución". Esto es todo lo contrario, de lo que muestran las estadísticas oficiales recientes.
Sin embargo, proponen avanzar hacia "una nueva etapa del proyecto kirchnerista, en la cuales necesario reforzar las soluciones heterodoxas a los problemas distributivos y estructurales, con énfasis en un desarrollo industrial planificado y conducido por el Estado, y seguir construyendo poder político para enfrentar a los poderes fácticos que hoy cristalizan su resistencia al proyecto nacional en una reedición de las clásicas tensiones sobre el dólar".
De ahí que resaltan que "hoy es más que necesario una mayor y decidida participación del Estado para asegurar que se liquide lo que queda de esta cosecha y se aceleren las de las próximas. Hicimos hace poco una propuesta de poner a jugar una empresa estatal en el tablero de las grandes exportadoras. Tal vez haya llegado el tiempo de hacerse de las divisas que, como las vaquitas, hasta ahora han sido ajenas".
Las regulaciones de Moreno y su equipo de asesores hicieron que la Argentina cayera a niveles mínimos en la participación de las exportaciones de carne, la siembra de trigo fue una de las peores de la serie histórica, y las economías regionales volvieron a caer a niveles impensadosapenas cuatro años atrás. En todos los casos se destruyeron puestos de trabajo y nuevas actividades, como la gran minería, con regulaciones modernas que aseguran sustentabilidad ambiental y económica, perdieron rápidamente su impulso.
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