"A 30 años de las elecciones que consagraron la fórmula radical Raúl Alfonsín-Víctor Martínez para presidir los destinos de nuestro país con el mandato de romper con el ciclo de gobiernos civiles interrumpidos por los golpes de estado, es imprescindible recordar al hombre que encarnó la consolidación de la “democracia para todos los tiempos” en la República Argentina.
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Hoy, a 30 años de las elecciones que consagraron la fórmula radical Raúl Alfonsín-Víctor Martínez para presidir los destinos de nuestro país con el mandato de romper con el ciclo de gobiernos civiles interrumpidos por los golpes de estado, es imprescindible recordar al hombre que encarnó la consolidación de la “democracia para todos los tiempos” en la República Argentina.
Fue Alfonsín quien, aun con la incomprensión de muchos, tuvo el coraje de llevar a juicio a las cúpulas de la dictadura militar y de las organizaciones irregulares armadas, para dar un claro mensaje a quienes ejercieron la violencia como metodología política que los argentinos habían decidido vivir en un sistema democrático, con disenso pero en paz.
Concluido su mandato, con la certeza de que el objetivo fundamental estaba cumplido, comenzó a pregonar hasta el fin de sus días que era necesario avanzar hacia la República, hacia un sistema institucional que atenuara el presidencialismo y que incorporara los tratados internacionales, los modernos derechos, los organismos de control del poder incluyendo la Defensoría del Pueblo, el Consejo de la Magistratura y un sistema de coparticipación federal justo, temas que logró incorporar en el núcleo del acuerdo que derivó en la reforma de la Constitución de 1994.
La realidad demuestra que muchos de los que fueron protagonistas de esa reforma, más tarde, en funciones ejecutivas se ocuparon de neutralizar los extraordinarios avances que impulso este extraordinario estadista que fue Raúl Alfonsín.
Tres décadas después de recuperada la democracia, los argentinos y en particular los radicales debemos retomar esas banderas y buscar los consensos para constituir una fuerza política que sea capaz de incorporar en plenitud a la democracia la institucionalidad avasallada y devolverle a millones de argentinos, hoy prisioneros de la dádiva oficial, la dignidad del trabajo, la salud, la educación y la seguridad.
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