Una pericia de la Policía Federal sobre lo ocurrido el 12 de abril. Hay 11 presos acusados y ahora el juez llamará a los policías que estaban en la custodia el día del siniestro.
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El incendio en al alcaidía de Jefatura que provocó la muerte de tres internos el 12 de abril pasado fue iniciado de manera intencional, hubo dos focos ígneos en los accesos a dos celdas del fondo del pabellón y se originó tras apilar colchones, sillas, mantas y papeles que ardieron con rapidez. A esa conclusión llegó una pericia de la Policía Federal que confirmó el alcance de un estudio previo de Bomberos Zapadores que había descartado el origen accidental del fuego.
El estudio de 25 páginas de la División Siniestros de la Superintendencia Federal de Bomberos, al que tuvo acceso La Capital, fue incorporado a la causa abierta por incendio seguido de muerte que investiga el juez Luis María Caterina, en suplencia en el juzgado de Instrucción Nº 8. Con ese resultado en mano, el fiscal Carlos Cobani reiteró un pedido a la Jefatura de la policía rosarina para que precise el listado del personal que trabajó en la custodia y la guardia del pabellón el día del incendio.
A partir de la respuesta, una veintena de efectivos policiales comenzaron a prestar declaración testimonal sobre el incidente. En la causa fueron imputados, a pocos días del incendio, 11 presos sobrevivientes que quedaron acusados del delito de incendio seguido de muerte.
Otra derivación de la pericia es que el fiscal Cobani solicitó al jefe de la alcaidía que responda por qué no se utilizan colchones ignífugos (retardadores del fuego), como corresponde a un lugar de alojamiento y custodia de personas. Es que los peritos de la Federal remarcaron en el informe que los colchones están compuestos de espuma de poliuretano, por lo que se encienden con rapidez y tienen "un tiempo de combustión de cinco minutos".
Fuego. El incendio se desató el mediodía del 12 de abril pasado en la alcaidía mayor de Jefatura, de Francia al 5200. Ocurrió en el pabellón 3, donde fueron apilados y encendidos colchones. La rápida combustión generó quemaduras e inhalación tóxica en quienes estaban más lejos de la salida al patio, en los sectores B y C. El incidente les costó la vida a tres detenidos: Miguel Angel Saboldi, de 36 años; Guillermo Benavente, de 32 y Darío Escobar, de 25.
Una hipótesis es que lo ocurrido fue un atentado para eliminar a cinco hombres que estaban en el sector B del pabellón 3, detenidos ocho días antes en una chacra de Alvear en la que se hallaron 19 kilos de droga. La finalidad habría sido silenciarlos para que no pudieran dar pistas sobre ese operativo que algunos afirman armó la propia policía.
"El informe dice lo mismo que sospechamos todos: que el fuego fue provocado con el exclusivo fin de perjudicar a una persona", evaluó el abogado Nazareno Bravo, que es querellante en la causa. El letrado representa a Norma Acosta, ex pareja de Saboldi, quien sostiene que el detenido le había enviado un mensaje de texto diciéndole que lo querían matar.
No hay más sospechas. "Ahora no hay más sospechas. Hay certeza de que se buscó dejar a una persona atrapada entre las llamas. Esto no fue accidental", remarcó el abogado. Y denunció una vez más que el pabellón estaba superpoblado, "con cuatro personas en celdas donde debía haber dos".
El informe de la Policía Federal estableció que el fuego se concentró en el fondo del pasillo central del pabellón, a partir del cual se ingresa a cuatro celdas para ocho internos cada una. Los peritos señalaron que al momento de la inspección, dos días después del hecho, el lugar había sido limpiado y eso dificultó la tarea. Esa situación se compensó con el análisis de fotos y videos remitidos por los Bomberos Zapadores, los primeros en actuar y peritar el sitio, y de la policía científica rosarina.
Así, los peritos establecieron que "el proceso combustivo se inició en el sector lateral norte del pasillo de circulación central", sobre materiales que no estaban originalmente allí sino que fueron apilados para generar la combustión, como colchones, ropa de cama, sillas, ropa, papeles y elementos plásticos. Son cosas que "normalmente se ubican en el interior de las celdas".
El estudio contiene fotos sobre el desastroso estado del lugar tras el incendio. Allí se aprecia el daño en el sector central donde se propagó el fuego y en las puertas de las dos celdas contiguas a esa área. El incendio, según el informe, se inició con "dos focos de fuego independientes".
Por los tiznes y marcas de la combustión que quedaron grabados en el suelo incluso se pudo advertir la posición de uno de los colchones que ardieron. Por último la pericia sostiene, como hipótesis probable, que la primera llama se encendió con fósforos o encendedores que usan los internos y que de hecho fueron hallados dentro de las celdas.
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