Ceferino Villalba, procesado por violar a una de sus hijas, estuvo cuatro meses preso en una comisaría de Santo Tomé, de donde se escapó en mayo pasado. Aunque tenía pedido de captura, lo atraparon en su casa tres meses después.
La jueza de Instrucción Cuarta, Susana Luna, ordenó la inmediata captura de Ceferino Ramón Villalba, luego de enterarse por un anónimo que el hombre procesado por abusar sexualmente de una de sus hijas, se paseaba libremente por las calles de la ciudad de Esperanza. El buscado llevaba más de tres meses prófugo, con pedido de captura nacional e internacional, tras la supuesta fuga ocurrida en mayo en la Subcomisaría 16° de Santo Tomé.
Dadas las circunstancias que rodean al hecho -una fuga sospechosa y que haya vuelto a su casa sin ser advertido por la policía local- hizo que la jueza Luna se contactara con la Tropa de Operaciones Especiales para que llevaran a cabo el allanamiento.
Así fue que el viernes por la madrugada, efectivos de la fuerza de elite desembarcaron en una casa de la calle Carlos Bosch al 1400, en la cabecera del departamento Las Colonias, donde sorprendieron al buscado. Además, quedó demorada su mujer, de 43 años, la que se encuentra imputada por “encubrimiento”, pero no fue privada de la libertad ya que con ella viven otros hijos menores de edad.
Por la fuga
Villalba, de 37 años, quedó detenido inmediatamente y fue puesto a disposición de la jueza Luna, que ordenó su traslado a una dependencia del Servicio Penitenciario, para de ese modo evitar nuevas complicaciones.
Resulta que “El Pastor” -así le decían en la Subcomisaría 16° de Santo Tomé-, quedó preso por primera vez el 10 de enero, acusado por los abusos a los que sometía a una de sus hijas. Como resultado de una investigación judicial, fue procesado por el delito de “abuso sexual con acceso carnal agravado” en el marco del expediente N° 91/2013. La fiscal N° 3, Mariela Jiménez, había formulado la requisitoria de elevación a juicio y el caso estaba a punto de elevarse a sentencia, cuando el 21 de mayo se “escapó” de la dependencia policial santotomesina.
La fuga derivó en la apertura de otro expediente a cargo de la Justicia Correccional que investiga si acaso hubo “facilitamiento de evasión”. Llamó poderosamente la atención a las autoridades la explicación ofrecida por el agente que tenía a su cargo la custodia del preso, que al parecer fingió una descompensación en el momento en que no había más que un policía de consigna, y éste en vez de esperar a sus compañeros entró al calabozo para auxiliarlo. En ese momento fue atacado por el preso que lo durmió de un golpe y se fue.
Complicidad y sospechas
“Era muy llamativo que no apareciera” indicó una alta fuente del Poder Judicial. La fuga y el posterior interés de la mujer del acusado y madre de la víctima en retirar la denuncia despertaron las sospechas de los investigadores acerca de una “cierta complicidad familiar”.
Y aunque las tareas para dar con el paradero de Villalba se encontraban encaminadas, fue determinante una llamada anónima que ingresó días pasados al teléfono del juzgado.
“Una llamada anónima da cuenta de que esta persona era vista en la calle, en Esperanza”, indicaron allegados al caso. Al parecer, “durante el día se mantenía alejado de la casa” para evitar que lo vieran “y volvía en horas de la noche” cuando ya nadie pudiera verlo.
Pero asimismo hubo quienes lograron advertir su presencia, ya que su foto y su nombre habían circulado por todos los medios de la zona pidiendo su captura. Tanto que un grupo de padres habrían manifestado su preocupación por la presencia de este hombre entre los vecinos del barrio. No obstante, nada había sucedido hasta el último viernes, cuando las TOE lo pusieron bajo arresto y lo enviaron directo a la cárcel.
Dadas las circunstancias que rodean al hecho -una fuga sospechosa y que haya vuelto a su casa sin ser advertido por la policía local- hizo que la jueza Luna se contactara con la Tropa de Operaciones Especiales para que llevaran a cabo el allanamiento.
Así fue que el viernes por la madrugada, efectivos de la fuerza de elite desembarcaron en una casa de la calle Carlos Bosch al 1400, en la cabecera del departamento Las Colonias, donde sorprendieron al buscado. Además, quedó demorada su mujer, de 43 años, la que se encuentra imputada por “encubrimiento”, pero no fue privada de la libertad ya que con ella viven otros hijos menores de edad.
Por la fuga
Villalba, de 37 años, quedó detenido inmediatamente y fue puesto a disposición de la jueza Luna, que ordenó su traslado a una dependencia del Servicio Penitenciario, para de ese modo evitar nuevas complicaciones.
Resulta que “El Pastor” -así le decían en la Subcomisaría 16° de Santo Tomé-, quedó preso por primera vez el 10 de enero, acusado por los abusos a los que sometía a una de sus hijas. Como resultado de una investigación judicial, fue procesado por el delito de “abuso sexual con acceso carnal agravado” en el marco del expediente N° 91/2013. La fiscal N° 3, Mariela Jiménez, había formulado la requisitoria de elevación a juicio y el caso estaba a punto de elevarse a sentencia, cuando el 21 de mayo se “escapó” de la dependencia policial santotomesina.
La fuga derivó en la apertura de otro expediente a cargo de la Justicia Correccional que investiga si acaso hubo “facilitamiento de evasión”. Llamó poderosamente la atención a las autoridades la explicación ofrecida por el agente que tenía a su cargo la custodia del preso, que al parecer fingió una descompensación en el momento en que no había más que un policía de consigna, y éste en vez de esperar a sus compañeros entró al calabozo para auxiliarlo. En ese momento fue atacado por el preso que lo durmió de un golpe y se fue.
Complicidad y sospechas
“Era muy llamativo que no apareciera” indicó una alta fuente del Poder Judicial. La fuga y el posterior interés de la mujer del acusado y madre de la víctima en retirar la denuncia despertaron las sospechas de los investigadores acerca de una “cierta complicidad familiar”.
Y aunque las tareas para dar con el paradero de Villalba se encontraban encaminadas, fue determinante una llamada anónima que ingresó días pasados al teléfono del juzgado.
“Una llamada anónima da cuenta de que esta persona era vista en la calle, en Esperanza”, indicaron allegados al caso. Al parecer, “durante el día se mantenía alejado de la casa” para evitar que lo vieran “y volvía en horas de la noche” cuando ya nadie pudiera verlo.
Pero asimismo hubo quienes lograron advertir su presencia, ya que su foto y su nombre habían circulado por todos los medios de la zona pidiendo su captura. Tanto que un grupo de padres habrían manifestado su preocupación por la presencia de este hombre entre los vecinos del barrio. No obstante, nada había sucedido hasta el último viernes, cuando las TOE lo pusieron bajo arresto y lo enviaron directo a la cárcel.
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