Es Entre Ríos y San Lorenzo. Allí las líneas 107 y 143 giran y, por falta de espacio, “muerden” la vereda. Peligro para los peatones.
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Hay personas audaces que practican deportes extremos por el puro placer de “sentir” el riesgo. Aunque estas actividades suelen ser onerosas, en una esquina en pleno centro de la ciudad –y gratis– se puede experimentar acaso tanto vértigo, peligro y desprotección como en el rally Dakar: quien se pare en la esquina de San Lorenzo y Entre Ríos, en la ochava donde se encuentra una famosa sandwichería, es posible que cuanto menos tenga un momento de pura adrenalina cuando se tope de frente y a sólo centímetros de las trompas de los coches de las líneas 143 y 107, que llegan por San Lorenzo y giran para tomar por Entre Ríos: por falta de espacio físico, para completar la maniobra suelen “morder” el cordón de la calle y son los peatones los que deben ceder el paso a los vehículos de gran porte, nada menos que en la vereda.
Como consecuencia de la implementación del sistema de carriles exclusivos en algunas calles del centro de la ciudad, las paradas de ómnibus fueron modificadas, como también los recorridos de algunos colectivos. En este caso, hubo cambios en las líneas 107 y 143, que antes circulaban de oeste hacia el río por Tucumán y de allí doblaban por Entre Ríos. Ahora, con el nuevo recorrido provocan situaciones de máxima peligrosidad para los transeúntes, ya que en no pocas ocasiones las ruedas de los coches terminan avanzando por los mosaicos en lugar de por el asfalto. Y el escenario es más complejo aún cuando la parada de taxis –en la ochava donde hay una farmacia– está repleta, ya que provoca que los choferes de los ómnibus tengan menos margen para girar: en ese caso, ya por leyes físicas, se ven obligados a subirse a la vereda.
De los comerciantes y transeúntes de la zona consultados respecto al tema, todos coincidieron en que experimentan “situaciones de constante tensión” cada vez que gira algún colectivo. “Nunca sentí esta sensación de peligro caminando por una vereda como la que siento en esta esquina”, relató un vecino. Del mismo modo, uno de los dueños de la tradicional sandwichería de San Lorenzo y Entre Ríos invitó a esta cronista y al fotógrafo de El Ciudadano a “esperar” a que aparezca uno de los coches en cuestión para “ver lo que se siente”.
Pero no sólo los peatones sienten el malestar ante esta situación, los mismos conductores de las líneas expresaron su disconformidad. “Son normas que baja la empresa, que a su vez las recibe de la Municipalidad pero a veces parece que los recorridos los diseña un funcionario desde un escritorio sin tener en cuenta estas cosas que nos hacen pasar por momentos de mucho estrés”, marcó, con atendible lógica, un chofer de la 107.
En tanto, un conductor de la 143 dijo que la “Movilidad Sustentable se pensó sólo para el centro”, ya que en distintos barrios tienen que manejar por tramos que también se asemejan al famoso rally: “Hay calles muy angostas que son doble mano y para que pase el otro coche en el carril contrario nos tenemos que subir a la vereda”, aseguró para luego referirse puntualmente a algunos tramos de los barrios Rucci y 7 de Septiembre, como también a la calle Pavón, que es la continuidad de Necochea, en la zona sur.
Si bien en la ciudad hay otras esquinas céntricas en las que los coches de colectivos al girar generan situaciones de zozobra para los peatones, como en los casos de San Luis y Buenos Aires, Santa Fe y Mitre y Rioja y Buenos Aires –sólo por nombrar algunas– la de Entre Ríos y San Lorenzo sea tal vez una de las que más inseguridad provoca. Sólo basta detenerse allí un rato.
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