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sábado, 26 de enero de 2013

SANTA FE: Confirman procesamiento del cordobés por el robo al Macro


El menor de los hermanos Gómez continúa detenido por el atraco cometido el 8 y 9 de septiembre pasado. A su vez, la Cámara Penal revocó parcialmente el procesamiento del guardia de seguridad Enrique Benega.


La Cámara de Apelación Penal en Feria dictó la semana pasada dos resoluciones acerca de los procesamientos por el robo al Banco Macro, consumado entre el 8 y 9 de septiembre de 2012, en la casa central de peatonal San Martín 2459.

Los camaristas Sebastián Creus, Federico Echauri y Enrique Müller confirmaron el procesamiento y prisión preventiva para el cordobés Darío Eduardo Gómez. El “cotorra”, de 21 años, es el menor de cuatro hermanos que se presume actuaron en el golpe y actualmente se encuentran prófugos.

El 2 de noviembre pasado el juez de Instrucción Octava, Jorge Patrizi, procesó a Gómez como autor probable de los delitos de “robo doblemente agravado por escalamiento y utilización de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no pudo acreditarse”; e integrante de “asociación ilícita”.

El “cotorra” es el único preso de los 18 imputados que inicialmente tuvo la causa; y de los cuales otros dos fueron procesados como “partícipes principales” pero recuperaron la libertad.

Se trata del remisero de Recreo, Eduardo Rubén Eberle, quien no recurrió a la segunda instancia; y el guardia de seguridad privada Enrique Antonio Benega, en cuyo caso la Cámara hizo lugar a la apelación y revocó parcialmente el procesamiento del juez Patrizi.

Sigue preso

En el caso de Gómez, su defensor Ignacio Alfonso Garrone, alegó que “durante la declaración indagatoria se ha violado el derecho de defensa en juicio”, dado que se utilizó como prueba una cámara de fotos secuestrada en Córdoba, en la que aparecen él y sus hermanos (también fotos del Macro) y sobre la que nunca le preguntaron durante su declaración.

El abogado particular reclamó además que durante la instrucción se hizo caso omiso a la versión del imputado, que aseguró haber participado de una pelea en Córdoba el día del robo al banco y por la cual existiría una causa penal en trámite. Y por último, postuló que en los reconocimientos en rueda de persona sólo uno de los testigos citados lo reconoció en un 50%.

Sin embargo, los camaristas indicaron que “se observan suficientes elementos para sostener la probable coautoría de Gómez en los hechos adjudicados” y pusieron de resalto las especiales características y complejidad de la investigación.

Algunas claves

Darío E. Gómez estuvo alrededor de un mes prófugo, hasta que una comisión policial lo atrapó en un barrio de Córdoba junto con un amigo a bordo de un auto con pedido de secuestro.

Tanto él como sus tres hermanos mayores tenían pedido de captura, ya que con el hallazgo de la cámara fotográfica en un desarmadero de Córdoba se pudo conectar el robo al banco con los supuestos cabecillas de la banda.

El secuestro de un teléfono celular y un GPS dentro del VW Bora gris abandonado el día del robo en la autopista Santa Fe-Rosario, le permitió a la policía y a la Justicia determinar los lugares y la gente con la que se relacionaron durante su estadía en Santa Fe y aledaños.

Así fue como se logró dar con numerosos testigos, pero también con otros imputados, que a la postre fueron aclarando su situación hasta quedar virtualmente desafectados de la causa.

Tal es el caso del otro guardia de seguridad, Misael Cerati; la dueña del Bora, la cordobesa Andrea Nüesch; el gitano Cristian Grancha, que apareció en la cadena de venta del auto; y el mecánico de Recreo, Carlos Guffanti, quienes recibieron la libertad por falta de mérito el 2 de noviembre.

Previamente, otras personas que también se relacionaron con la banda obtuvieron la falta de mérito.

El guardia

A propósito del guardia Enrique Benega, sus abogados, Rodolfo de Aguirre y Juan José Patiño, lograron revertir el procesamiento en la Cámara ya que fue revocado parcialmente, lo que implicaría el dictado de una nueva resolución.

Si bien la resolución de primera instancia “expresa que Benega prestó una colaboración imprescindible para la ejecución del ilícito”, la Cámara comprende que no son suficientes los elementos que lo relacionan.

Tal es así que consideraron que “la relación de Benega con dos de los posibles autores más parece propia de su vecindad -todos vivían en Recreo- que de algún vínculo para brindar información”.

Lo cierto es que para la Cámara no fueron suficientes las pruebas indiciarias reunidas como para atribuir a Benega el papel de “partícipe principal”, por lo que no se descarta que próximamente alcance la falta de mérito.

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