El Gobierno levantó barreras a las compras externas. La Presidenta llamó a "hacer un vacío" a los empresarios que suban los precios.
Después de resignar crecimiento para pagar deuda el año pasado, el Gobierno quiere reactivar la economía y el empleo en un año electoral y saca de la manga una señal a sus principales socios comerciales para no perder más mercados. No se abrirá el grifo importador por completo, pero se intentará que no se repita el cuadro de insumos y máquinas para la producción paradas en el puerto.
Ayer el Ministerio de Economía dejó sin efecto las licencias no automáticas (LNA) que alcanzaban a 576 productos, aproximadamente el 10% de las compras totales al mundo, horas antes de que Cristina Fernández se reúna con sus pares de la región y de la Unión Europea en la Cumbre Celac-UE en Chile.
En teoría representa una simplificación y el fin de papelerío superpuesto, pero seguirán existiendo las declaraciones juradas anticipadas de importación (DJAI) que serán las únicas que determinen qué puede entrar y qué no. Y son mucho más arbitrarias que las LNA.
“Las licencias deben aprobarse en 60 días. Así lo determina la Organización Mundial de Comercio. Las DJAI, en tanto, no tienen plazos para la aprobación”, explicó Martín Clément, representante de un estudio de comercio exterior. Si bien el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, se puso un plazo de 10 días para definir si aprueba u observa cada DJAI, una vez que son “observadas” , el trámite puede extenderse indefinidamente.
Mientras tanto, de cara a la Cumbre de hoy, el Ejecutivo se anotará un gesto de buena voluntad internacional para intentar que se levanten los paneles contra la Argentina que presentaron la UE, los Estados Unidos y Japón, entre otros, en la Organización Mundial de Comercio.
En la gira por Emiratos Arabes, Indonesia y Vietnam, Moreno le dijo a los empresarios que lo acompañaban que el objetivo este año es asegurar competitividad, hacer una lectura fina de los costos y ver cómo han evolucionado los sectores que tenían protección.
Algunos sectores protegidos duplicaron o triplicaron los precios de venta de sus productos desde que comenzó la protección industrial. En el caso de indumentaria, según el IPC de Santa Fe, los precios crecieron 100% desde 2008 al año pasado mientras que en electrodomésticos algunos productos pasaron a costar hasta cuatro veces más con el aumento de la protección comercial.
Esos precios hoy son insostenibles si se quiere competir fronteras afuera. “En el marco de la crisis internacional los sobrantes se vendían a valores que no tenían nada que ver con los costos. Hoy pensando en que esa crisis se va superando, los costos empiezan a reflejarse más en los precios. Por lo tanto para competir de la mejor manera hay que afinar el lápiz”, explicó Miguel Ponce, director institucional de la Cámara de Importadores, quien participó de la misión a Oriente.
En sus declaraciones de ayer, tanto Cristina como del viceministro de Economía, Axel Kicillof, apelaron a variables que hacen a la competitividad por fuera del tipo de cambio: la inflación (del 25% según privados) y la caída de la inversión (que retrocedió 6,4% el año pasado según Orlando Ferreres).
En el caso de los precios, el intento inicial de planchar las subas de salarios para este año en 20% no prosperó, por lo que ahora la Presidenta recurrió a un exhorto distinto: “Hay que manejar nuestro poder de usuarios y consumidores. No quiero usar la palabra boicot, porque cuando Néstor (Kirchner) dijo boicot a una empresa se armó un lío bárbaro. Digamos hacerle el vacío” a quienes aumentan los precios. La recomendación tiene un poder de fuego limitado en un mercado concentrado como el argentino, donde por ejemplo las dos principales alimenticias–Kraft y Arcor– controlan casi el 80% del mercado. Cristina, además, descalificó los clásicos paliativos de Moreno: “Está demostrado con el paso de la historia que obligar y acordar precios no sirve”, sorprendió al auditorio.
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