El ex intendente rosarino y
secretario general del Partido Socialista en Santa Fe evitó entrar en
debate con la UCR sobre los próximos comicios. Miguel Lifschitz no ve
una contradicción en las distintas posiciones de Hermes Binner y Antonio
Bonfatti ante la Casa Rosada.
La Capital |
A Miguel Lifschitz su doble condición
de secretario general del Partido Socialista en Santa Fe y único
representante de su partido en el Senado provincial lo ha posicionado en
referente indiscutido del oficialismo.
"Los socialistas estamos en otra
discusión, no estamos analizando estrategias electorales", sentencia el
senador por el departamento Rosario cuando se lo consulta sobre los
prematuros escarceos protagonizados por los radicales Mario Barletta
(titular partidario) y Jorge Boasso (edil rosarino) de cara al 2013.
Al analizar la administración
encabezada por Antonio Bonfatti, Lifschitz considera que la provincia no
puede ser analizada "aisladamente sino en el marco de una situación
compleja como la que se viene dando en el primer semestre del 2012". Y
remarca que "la situación de Santa Fe es buena en relación con el resto
de las provincias".
El ex intendente rosarino desmiente a
los que hurgan en las supuestas paradojas entre las ácidas críticas de
Hermes Binner al gobierno nacional y la actitud dialoguista con la
Rosada por parte del gobernador Antonio Bonfatti. "No hay dos
estrategias en el socialismo, son actitudes naturales de quién será sin
dudas nuestro candidato a presidente en 2015 y de alguien que tiene la
responsabilidad de gobernar la provincia", aseveró en diálogo con
LaCapital.
—¿Cómo ve la situación de la provincia?
—La situación provincial no puede
analizarse aisladamente sino en el marco de una situación compleja como
la que se viene dando en el primer semestre de 2012, con una actividad
económica que ha entrado en un proceso de retracción. Y esto impacta no
sólo sobre el clima social, sino en la recaudación nacional y
provincial. También hay un impacto inflacionario que erosiona los
salarios y los ingresos fijos, pero también en muchos casos los recursos
de las administraciones públicas provinciales y locales, que tienen
ingreso que no se actualizan automáticamente. Esto determina obviamente
una mayor dificultad en la disposición de recursos del gobierno. A pesar
de este escenario, si se quiere más complicado que el año anterior, la
situación de Santa Fe es buena en relación con el resto de las
provincias argentinas. No tiene prácticamente endeudamiento, ha podido
afrontar sus compromisos salariales, jubilatorios, en gasto corriente,
en salud y educación sin dificultades ni recurrir a financiamiento
externo ni ayuda del gobierno nacional como ocurre con el resto.
—¿Cierran en ese marco los números del proyecto de reforma tributaria que aprobó el Senado?
—No sabemos cómo va a terminar este
proyecto cuando pase el debate en Diputados. Objetivamente lo que salió
del Senado significa la mitad de los recursos que se preveían obtener en
el proyecto original. Pero además de la cifra y la magnitud, las
modificaciones han cambiado el criterio de progresividad que tenía el
mensaje del gobierno con el objetivo de lograr una estructura
tributaria, sobre todo en el impuesto inmobiliario, que es un impuesto
al patrimonio, con una estructura más equitativa que ajustará a los que
tienen propiedades de mayor valor. Esto ha quedado desvirtuado por el
Senado, que eliminó este criterio de progresividad y mantiene la actual
estructura impositiva. Lo cierto es que no hay certeza sobre lo que
sucederá ahora en Diputados donde habrá que ver el nivel del consenso
que hay en el justicialismo sobre lo aprobado por el Senado.
—¿Ustedes creen que la convocatoria al ministro de Economía Sciara por parte de los diputados está justificada?
—No creo que el ministro tenga
dificultades en concurrir a la Cámara para brindar más datos o abundar
en algunos temas porque la mayoría de los legisladores conoce los
números de la provincia pero cualquier cosa que sirva para avanzar con
el proyecto es positiva.
—¿Qué lectura hace el
socialismo de las posiciones que hicieron públicas algunos dirigentes
radicales sobre las elecciones de año próximo?
—El socialismo está en otra discusión,
no estamos analizando todavía estrategias electorales. Estamos muy
dedicados a relanzar el funcionamiento partidario tanto a nivel nacional
como en la provincia, fortaleciendo el desarrollo político en todo el
territorio y estableciendo un marco de diálogo con todas las fuerzas
políticas que integran nacionalmente el FAP. En la perspectiva de las
elecciones legislativas del año que viene, tendremos una estrategia a
nivel nacional y, dentro de ese marco, se establecerán las estrategias
provinciales. Por lo cual, todo debate sobre cuestiones de alianzas
quedará postergado hasta el año próximo. Obviamente que a nivel
provincial, respecto a la elección de concejales y presidentes de
comunas, nuestra idea es sostener la estructura del Frente Progresista.
Por lo demás, las declaraciones (de Barletta y Boasso) son cuestiones
internas del radicalismo que no involucran de manera particular al
Partido Socialista. Nosotros en Santa Fe profundizaremos el trabajo
dentro del Frente y vamos a concurrir en el marco legal vigente de
internas abiertas, donde cada partido debe definir sus estrategias.
—Un reiterado reclamo que se
escucha de parte de los radicales es la institucionalización de la
coalición de gobierno. ¿Usted lo reconoce como una deuda pendiente?
—La institucionalización del Frente
Progresista avanza en la medida que se va logrando un consenso y se van
profundizando los acuerdos entre los partidos que lo integran. Creo que
hemos avanzado muchísimo desde el 2007 hasta aquí. De hecho, acabamos de
poner en marcha en Rafaela la mesa del Frente en el departamento
Castellanos; a nivel legislativo hemos conformado bloques únicos y hay
tres ministros radicales trabajando en el gabinete provincial. Siempre
hay cosas que corregir, pero el Frente Progresista es un ejemplo en la
Argentina, no hay otra experiencia de una coalición política que haya
transitado a través de procesos electorales y gestiones de gobierno
tanto a nivel provincial como local.
—A usted suele ubicárselo
políticamente como el referente que modera entre las posiciones críticas
al gobierno nacional de Hermes Binner y la posición más dialoguista del
gobernador Bonfatti. ¿Cómo toma esas opiniones?
—No hay dos estrategias en el Partido
Socialista. Tenemos muchas diferencias con el gobierno nacional que se
expresan a través de nuestros legisladores, dirigentes y del propio
Hermes Binner, que indudablemente es nuestro candidato a presidente para
en las elecciones de 2015. Lógicamente, para quiénes tienen
responsabilidades de gobierno, como le toca hoy a Antonio (Bonfatti) y
me tocó a mí como intendente de Rosario, resulta lógico que se busque
una actitud de diálogo, porque muchas iniciativas se deben articular
necesariamente con el gobierno nacional. Esto es algo natural y no
supone que haya dos estrategias políticas del socialismo.
—En el orden provincial, ¿cómo percibe el clima con la oposición justicialista, que tiene el predominio legislativo?
—Hasta ahora hemos logrado mantener un
buen nivel de diálogo. Si bien no hubo grandes proyectos legislativos,
salvo la reforma tributaria o la autorización para emitir letras,
percibimos una actitud de tratar y discutir todos los temas. Esto ha
tenido que ver también con una vocación de diálogo tanto del gobierno
como de la Legislatura para aceptar otros criterios y conducirnos por el
camino del diálogo y una razonable convivencia, que esperamos se
sostenga en el tiempo, sobre todo en un año complejo como será el
próximo.
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