Con un golazo de Sperduti le
ganó al equipo bonaerense de visitante. Marcó la diferencia en el primer
tiempo y no pasó sobresaltos en defensa. Sobre el final estuvo cerca de
ampliar la ventaja.
La Capital |
Ganar era la meta principal. El cómo, un detalle. No menor, pero no
imprescindible para los objetivos trazados para toda la temporada. Y
Newell’s lo consiguió anoche ante Lanús en un cotejo más luchado que
jugado, aunque normales y comunes en un fútbol tan exitista en el que
sólo importa el resultado. ¿Fue justo? Sí, porque en la más clara que
tuvo facturó con ese remate goleador de Mauricio Sperduti, y después
mantuvo el orden y la solidez para apoderarse de los tres puntos.
Importantes para el hoy y para el futuro, sin ningún tipo de dudas.
La clave leprosa estuvo en contener de entrada los intentos granates por jugar en su campo. Pegó rápido, después de dos intentos iniciales de Sperduti y Lucas Bernardi (solo le dejó la pelota en las manos de Marchesín), y eso le permitió jugar con la desesperación del local. Aquel centro rasante a los 10’ de Cáceres, donde Maxi fue a buscar la pelota pero la dejó pasar para que el Gordo rompiera el arco, fue un golpe certero a la idea inicial de Lanús.
A partir de ahí, Newell’s se acomodó bien atrás, defendió su territorio y se agazapó a la búsqueda del error o un contragolpe para dar otro cachetazo, algo que no se dio porque tampoco se dibujaron jugadas para alcanzar tal cometido.
Guzmán casi no tuvo trabajo. La más clara del equipo del mellizo la tuvo el ex canalla Gonzalo Castillejos (resistido por los hinchas) pisando la media hora de juego cuando ensayó una tijera y la pelota pegó en el costado del arco. Después acercamientos “sucios” que el Patón desactivó sin demasiados inconvenientes.
Martino pidió tranquilidad para ponerle un freno a los embates del granate, que buscaba con intensidad la igualdad, pero a los ponchazos y sin ideas claras. Con orden, entrega y sacrificio se fueron consumiendo los minutos. Sacó a un Villalba golpeado y que no había estado certero para mandar a un Mateo batallador con el fin de barrer en el mediocampo y delante de la línea de defensores. Y fue precisamente Pomelo quien recibió un duro codazo en la mitad de la cancha y el recién ingresado Díaz vio la roja.
Newell’s sabía lo que tenía que hacer, tocar y que los minutos se consumieran. El local intentaba imprimir la velocidad del jamaiquino Usain Bolt, pero se estrellaba con la muralla leprosa. La solidez superó todo intento del anfitrión de vulnerar esa línea y llegar al Patón. Y la actitud de Ñuls hizo desvanecer a la de un granate que perdió de a poco la línea futbolística.
El juego en sí no fue vistoso. Sí se puede destacar la concentración, el cerrojo que impuso la Lepra y la convicción absoluta para definir en una de las dos situaciones más claras (la primera fue de Bernardi) que elaboró a lo largo de los noventa minutos. Con ese golpe inicial de Sperduti, derrumbó las débiles ideas del rival y así Newell’s se volvió a casa Gordo de alegría.
Volvió a sonreir jugando fuera de casa
Además de marcar su primer gol y de obtener su primer triunfo en el torneo, Newell’s pudo al fin volver a ganar de visitante, algo que no hacía desde el 2-1 a Olimpo en Bahía Blanca, por la fecha 13 del último Clausura. Luego perdió en tres salidas consecutivas: 1-3 ante Tigre, 2-3 con San Lorenzo y 2-1 frente a San Martín de San Juan. Anoche rompió esa seguidilla.
La clave leprosa estuvo en contener de entrada los intentos granates por jugar en su campo. Pegó rápido, después de dos intentos iniciales de Sperduti y Lucas Bernardi (solo le dejó la pelota en las manos de Marchesín), y eso le permitió jugar con la desesperación del local. Aquel centro rasante a los 10’ de Cáceres, donde Maxi fue a buscar la pelota pero la dejó pasar para que el Gordo rompiera el arco, fue un golpe certero a la idea inicial de Lanús.
A partir de ahí, Newell’s se acomodó bien atrás, defendió su territorio y se agazapó a la búsqueda del error o un contragolpe para dar otro cachetazo, algo que no se dio porque tampoco se dibujaron jugadas para alcanzar tal cometido.
Guzmán casi no tuvo trabajo. La más clara del equipo del mellizo la tuvo el ex canalla Gonzalo Castillejos (resistido por los hinchas) pisando la media hora de juego cuando ensayó una tijera y la pelota pegó en el costado del arco. Después acercamientos “sucios” que el Patón desactivó sin demasiados inconvenientes.
Martino pidió tranquilidad para ponerle un freno a los embates del granate, que buscaba con intensidad la igualdad, pero a los ponchazos y sin ideas claras. Con orden, entrega y sacrificio se fueron consumiendo los minutos. Sacó a un Villalba golpeado y que no había estado certero para mandar a un Mateo batallador con el fin de barrer en el mediocampo y delante de la línea de defensores. Y fue precisamente Pomelo quien recibió un duro codazo en la mitad de la cancha y el recién ingresado Díaz vio la roja.
Newell’s sabía lo que tenía que hacer, tocar y que los minutos se consumieran. El local intentaba imprimir la velocidad del jamaiquino Usain Bolt, pero se estrellaba con la muralla leprosa. La solidez superó todo intento del anfitrión de vulnerar esa línea y llegar al Patón. Y la actitud de Ñuls hizo desvanecer a la de un granate que perdió de a poco la línea futbolística.
El juego en sí no fue vistoso. Sí se puede destacar la concentración, el cerrojo que impuso la Lepra y la convicción absoluta para definir en una de las dos situaciones más claras (la primera fue de Bernardi) que elaboró a lo largo de los noventa minutos. Con ese golpe inicial de Sperduti, derrumbó las débiles ideas del rival y así Newell’s se volvió a casa Gordo de alegría.
Volvió a sonreir jugando fuera de casa
Además de marcar su primer gol y de obtener su primer triunfo en el torneo, Newell’s pudo al fin volver a ganar de visitante, algo que no hacía desde el 2-1 a Olimpo en Bahía Blanca, por la fecha 13 del último Clausura. Luego perdió en tres salidas consecutivas: 1-3 ante Tigre, 2-3 con San Lorenzo y 2-1 frente a San Martín de San Juan. Anoche rompió esa seguidilla.
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