Finalmente Tetu, uno de los
sobrinos del fallecido Roberto Pimpi Caminos, irá a juicio como coautor
del asesinato a balazos de Maximiliano Pipi Nota, de 19 años, ocurrido
el pasado 5 de agosto en la plazoleta Rodolfo Walsh, ubicada en Isola y
el pasaje 412. Por ese homicidio también fue detenido un hijo de Pimpi,
de 15 años, quien al ser inimputable quedó bajo la tutela de la
Subsecretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia de la provincia. Sobre
finales del año pasado Tetu, apodo por el que se reconoce a Gustavo
Ezequiel Caminos, de 22 años, había sido procesado por el juez de
Instrucción Juan Andrés Donnola como coautor del delito de homicidio
agravado por la participación de un menor. La defensa del muchacho apeló
y la Cámara de Apelaciones dejó firme el fallo.
"Lo cierto es que Gustavo Caminos es
coincidentemente señalado en los primeros testimonios recabados en la
causa como el conductor de la moto en la que iba el autor de los
disparos homicidas. Aún más, le señalo a este ultimo la víctima y lo
incitó para que dispare", esgrime el dictamen firmado por los camaristas
Daniel Acosta, Rubén Jukik y Alfredo Ivaldi Artacho. Al estar procesado
como coautor del homicidio, Tetu será el único de los primos Caminos
que se sentará en el banquillo de los acusados y podría afrontar una
condena como si él hubiera jalado del gatillo del revólver calibre 3.57
con el que fue ultimado Nota. Según testimonios que obran en la causa,
el autor material del crimen fue el hijo de Pimpi, aunque en el
expediente quedó expuesto que Tetu señaló a Nota y le dijo a su primo:
"Tirale a ese puto".
El crimen. Maximiliano
Pipi Nota tenía 19 años cuando la noche del viernes 5 de agosto pasado
se le cruzaron los primos Caminos. Esa noche, en la plazoleta Rodolfo
Walsh ubicada en los confines del barrio Municipal y el Fonavi de
Grandoli y Gutiérrez, se produjo un incidente a balazos que tuvo dos
secuencias separadas por pocos minutos. En la primera cuatro hombres que
se movilizaban en un auto Mitsubishi color rojo pasaron por la
plazoleta y dispararon contra una decena de pibes que estaban en el
lugar. De acuerdo a los testimonios, los primos Caminos estaban en el
auto y Pipi entre los pibes atacados. La agresión fue repelida por uno
de los muchachos de la plaza, lo que puso en fuga a los del auto y
generó el desbande del grupo que estaba allí.
Minutos más tarde, por la escena de la
balacera pasó una Yamaha Crypton color azul. Para los investigadores,
quien manejaba la moto era Tetu Caminos y como acompañante viajaba el
hijo del Pimpi, quien en la cintura portaba un revólver calibre 3.57. En
uno de los playones de las inmediaciones estaba Pipi Nota junto a otros
dos muchachos y al pasar ante ellos la Crypton se detuvo. Fue entonces
que Tetu le dijo a su primo: "Tirale a ese puto", apuntándolo a Nota.
El hijo del Pimpi bajó de la moto,
caminó hacia Nota y antes de que el pibe pudiera esgrimir una frase, le
disparó cinco veces. Luego los Caminos salieron de vuelo con la Crypton
azul y se perdieron en la oscuridad del barrio Municipal. A Nota los
vecinos lo trasladaron en un auto particular al hospital Roque Sáenz
Peña, pero llegó muerto.
"Existe una concatenación de sucesos
que se desarrollan en el tiempo y que coincide plenamente con los
relatos minuciosamente expuestos en la causa, que demarcan los
vehículos, personas con sus identidades, arma y forma en que el hecho
sucede que resulta a todas luces corroborado por las mismas constancias
de la causa que le dan absoluta credibilidad a estos más allá de los
errores marcados y las dudas o miedos puestos de manifiesto por los
testigos", expuso el juez Donnola en la resolución de procesamiento
contra Tetu de diciembre pasado.
"El hecho de que el imputado pueda
haber estado ese día en un cumpleaños —como sostiene su defensor ya que
Caminos se abstuvo de declarar— no constituye un impedimento para que
también haya desplegado el protagonismo autoral que se le endilga en
estos sucesos que se cuentan de rápido acontecer con escasos minutos
insumidos en la consumación de ambos", se indicó en la resolución de la
Sala IV de la Cámara Penal que dejó firme el procesamiento.
El dictamen también hace un lugar para
resaltar una moneda corriente en crímenes ocurridos en las periferias
rosarinas, como es el miedo expuesto por testigos a contar ante la
Justicia lo que vieron. "El mismo hecho aquí tratado hace creíble ese
miedo que diera lugar a disposiciones judiciales de custodia personal y
la mudanza del barrio de algunas de los testigos que se mencionan" en la
causa.
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