La Presidenta se enojó con el hasta hace poco ministro-estrella por la celebración en paños menores que hizo en su cumpleaños con Andrés Calamaro.
Las primeras medidas económicas fuertes que tuvo que tomar Cristina después del 23 de octubre no tuvieron como protagonista al ministro del área, Amado Boudou. Ni el dólar ni los subsidios –aunque participó de algunas conferencias de prensa– ni el encuentro con los industriales le permitieron al jefe del Palacio de Hacienda lucirse como lo hacía antes de las elecciones. La Presidenta, parece, ya no quiere más el alto perfil de “Aimé” con su guitarra. Ayer, Boudou advirtió que los rumores sobre la caída de la consideración que le tiene CFK no tienen “ningún asidero, nada que ver con la realidad”. “Soy parte del equipo de la Presidenta, me siento muy bien trabajando en él, en el lugar que ella decida, y va a seguir siendo así”, manifestó el ministro en diálogo con La Red. Es la primera vez que sale a dar explicaciones de su vínculo con Cristina. ¿Por qué? Esta semana la Presidenta se habría molestado cuando se enteró del ruidoso festejo que el ministro hizo por su cumpleaños número 49 en la Quinta de la grabadora Del Cielito Récords, en Ituzaingó, de su amigo Manuel Quieto, el líder de La Mancha de Rolando. La celebración tuvo el estilo noventista de Boudou: vestimenta informal, la presencia de “rockers stars” y música en vivo. El propio ministro se dio el lujo de hacer lo que más le gusta: se calzó la viola al hombro y disfrutó de un par de temas con Andrés Calamaro y Quieto.
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