La polémica en torno a las acusaciones que se hacen a Graciela Alfano sobre su supuesto vínculo con el genocida almirante Emilio Massera traen al presente los recuerdos de un pasado que está lejos de ser digerido y cuya verdad tiene muchos matices.
Gerardo Sofovich fue protagonista de aquellos años por ser el conductor, escritor, director y productor de exitosas obras, programas de televisión y películas. En Diario Perfil, con respecto a la discusión que tuvo en el programa de Viviana Canosa, asegura: “Si accedo a hacer una nota, cuento todo lo que conté de mi experiencia de esos años, nadie puede decir: ‘Bueno, pero si era el número uno de la televisión no podía ignorar’. Entonces, ¿si hubiera sido un fracasado sí hubiera podido ignorar y no tendría ninguna responsabilidad?”. —Pero es cierto que si quería, la dictadura te echaba cuando se le daba la gana…
—Por supuesto. Pensá que yo estuve prohibido los primeros tres años. Entré a la televisión por Jorge Bellizi, que era el rey de la televisión hasta que vinieron ellos. Y entré porque Bellizi era el asesor de (Clodoveo) Battesti, el interventor de Canal 9 que me recibió como te reciben los coroneles que están con mando, y como metí un éxito yo era un nene mimado. Vivía en el canal prácticamente…
—¿Cuántos programas tenías en esa época?
—Cuatro: los martes Operación ja ja; los jueves Polémica en el bar, que nunca bajaban de 60 puntos de rating; A la manera de Sofovich de 14 a 16, y El departamento de comedias, con Doris del Valle y Emilio Disi.
—Cuando te enteraste de lo que pasa, ¿te dio culpa?
—Sí, pero fue después. Nos pasó a casi todos. ¿O te pensás que ellos hacían propaganda de las cosas que hacían, que el interventor de canal pasaba y decía: “Hoy matamos a 18”?
—¿Pero te generó culpa?
—No. ¿Sabés lo que pasa? No voy a aceptar invertir la carga de la prueba.
—¿Por qué pegó tanto lo de Alfano?
—Porque estos dos sinvergüenzas (N. de R.: se refiere a Jorge Rial y Luis Ventura), cuando quieren vengarse de alguien, ponen todo un arsenal.
—¿Le creés cuando dice que no tuvo nada que ver?
—No tengo por qué creerle o no creerle. Que lo demuestre la Justicia y será condenada. Además, acá hemos perdido la objetividad.¿La pueden condenar por ser amante de alguien? Esto no quiere decir que defienda a Alfano, pero ¿cuál sería el delito, encamarse con un dictador? Que se joda ella con su conciencia. Si realmente hubo apropiación de bienes, la Justicia lo determinará. Si no, estamos prejuzgando. Eva Braun se comió el suicidio de Hitler porque Hitler era Hitler, pero ¿creés que ella influyó en las atrocidades de Hitler?
—Pero estaba al lado de él y sabía quién era…
—Claro, pero nadie te puede juzgar por enamorarte o por cortesana, lo que quieras. La historia está llena de amores reales y de cortesanas.
—¿Cuál es la verdad de la foto de Noemí Alan, Adriana Brodsky y Cherutti?
—¡La habrán contado ellos! Es naïf, ellos ni se imaginaban. Me llama el interventor diciéndome que había un pedido de las Fuerzas Armadas para llevar algunas figuras a un festival que era para los soldados, creo que en Puerto Belgrano o en Punta Alta, no me acuerdo. Fue hace muchos años y además no le dimos importancia. Fueron los chicos. ¿Y creés que si Noemí Alan hubiera sabido que esa persona que tenía al lado, que era tan amable, era el Tigre Acosta, se hubiera apoyado en él o hubiera hecho la joda de la gorra?
—¿Y los otros? La única que habló fue “La Tana”.
—Porque fue a la que más comprometieron. ¡Sean objetivos con todo esto!
—Esa foto daba a entender que las “chicas de Gerardo” entretenían a los milicos.
—Pero no se puede generalizar. Rolo Puente, que en su corazón era de izquierda, ¿creés que hubiera aceptado ir? Rolo era un tipo auténtico.
—¿Alfano trabajó con vos?
—No, nunca.
—¿Conociste a Massera?
—Tuve un sólo diálogo y lo vi esa única vez. Le di la mano y tuve el tupé de decirle: “Mucho gusto, almirantísimo, ¿cuándo nos van a dar a manejar los barcos?”, textual. Y como no entendió, le expliqué que si ellos manejaban la televisión, a nosotros nos tocaría manejar los barcos. Y es más, le agregué: “A mí me gustaría un portaaviones”. Me reí y me sacaron carpiendo de ahí porque no le gustó nada. No tuve un sólo contacto con Videla en todo el proceso, con Agosti menos.
—Te van a nombrar personalidad destacada de la Cultura de la Ciudad…
—Justo se junta esto. Me siento orgulloso. Siempre intenté ser popular y nunca populachero; impuse personajes que son historia… Además, otra cosa: los que se exiliaron, lo que están libres de culpa y cargo, no fueron exiliados durante el proceso –que los hubo–; empezaron por la persecución de la Triple A de López Rega, antes de la dictadura. Si te toca ser perseguido en una situación así, claro que te las tomás. Pero si no te jode nadie, si el país siguió trabajando…
—Pero también siguieron pasando cosas…
—Claro, pero qué pasó cuando (Leopoldo) Galtieri anunció esa barbaridad de que invadieron las Malvinas.
—Se llenó la Plaza.
—¡Sí, más que Perón!
—¿Vos tuviste algún pariente desaparecido?
—No.
—Por supuesto. Pensá que yo estuve prohibido los primeros tres años. Entré a la televisión por Jorge Bellizi, que era el rey de la televisión hasta que vinieron ellos. Y entré porque Bellizi era el asesor de (Clodoveo) Battesti, el interventor de Canal 9 que me recibió como te reciben los coroneles que están con mando, y como metí un éxito yo era un nene mimado. Vivía en el canal prácticamente…
—¿Cuántos programas tenías en esa época?
—Cuatro: los martes Operación ja ja; los jueves Polémica en el bar, que nunca bajaban de 60 puntos de rating; A la manera de Sofovich de 14 a 16, y El departamento de comedias, con Doris del Valle y Emilio Disi.
—Cuando te enteraste de lo que pasa, ¿te dio culpa?
—Sí, pero fue después. Nos pasó a casi todos. ¿O te pensás que ellos hacían propaganda de las cosas que hacían, que el interventor de canal pasaba y decía: “Hoy matamos a 18”?
—¿Pero te generó culpa?
—No. ¿Sabés lo que pasa? No voy a aceptar invertir la carga de la prueba.
—¿Por qué pegó tanto lo de Alfano?
—Porque estos dos sinvergüenzas (N. de R.: se refiere a Jorge Rial y Luis Ventura), cuando quieren vengarse de alguien, ponen todo un arsenal.
—¿Le creés cuando dice que no tuvo nada que ver?
—No tengo por qué creerle o no creerle. Que lo demuestre la Justicia y será condenada. Además, acá hemos perdido la objetividad.¿La pueden condenar por ser amante de alguien? Esto no quiere decir que defienda a Alfano, pero ¿cuál sería el delito, encamarse con un dictador? Que se joda ella con su conciencia. Si realmente hubo apropiación de bienes, la Justicia lo determinará. Si no, estamos prejuzgando. Eva Braun se comió el suicidio de Hitler porque Hitler era Hitler, pero ¿creés que ella influyó en las atrocidades de Hitler?
—Pero estaba al lado de él y sabía quién era…
—Claro, pero nadie te puede juzgar por enamorarte o por cortesana, lo que quieras. La historia está llena de amores reales y de cortesanas.
—¿Cuál es la verdad de la foto de Noemí Alan, Adriana Brodsky y Cherutti?
—¡La habrán contado ellos! Es naïf, ellos ni se imaginaban. Me llama el interventor diciéndome que había un pedido de las Fuerzas Armadas para llevar algunas figuras a un festival que era para los soldados, creo que en Puerto Belgrano o en Punta Alta, no me acuerdo. Fue hace muchos años y además no le dimos importancia. Fueron los chicos. ¿Y creés que si Noemí Alan hubiera sabido que esa persona que tenía al lado, que era tan amable, era el Tigre Acosta, se hubiera apoyado en él o hubiera hecho la joda de la gorra?
—¿Y los otros? La única que habló fue “La Tana”.
—Porque fue a la que más comprometieron. ¡Sean objetivos con todo esto!
—Esa foto daba a entender que las “chicas de Gerardo” entretenían a los milicos.
—Pero no se puede generalizar. Rolo Puente, que en su corazón era de izquierda, ¿creés que hubiera aceptado ir? Rolo era un tipo auténtico.
—¿Alfano trabajó con vos?
—No, nunca.
—¿Conociste a Massera?
—Tuve un sólo diálogo y lo vi esa única vez. Le di la mano y tuve el tupé de decirle: “Mucho gusto, almirantísimo, ¿cuándo nos van a dar a manejar los barcos?”, textual. Y como no entendió, le expliqué que si ellos manejaban la televisión, a nosotros nos tocaría manejar los barcos. Y es más, le agregué: “A mí me gustaría un portaaviones”. Me reí y me sacaron carpiendo de ahí porque no le gustó nada. No tuve un sólo contacto con Videla en todo el proceso, con Agosti menos.
—Te van a nombrar personalidad destacada de la Cultura de la Ciudad…
—Justo se junta esto. Me siento orgulloso. Siempre intenté ser popular y nunca populachero; impuse personajes que son historia… Además, otra cosa: los que se exiliaron, lo que están libres de culpa y cargo, no fueron exiliados durante el proceso –que los hubo–; empezaron por la persecución de la Triple A de López Rega, antes de la dictadura. Si te toca ser perseguido en una situación así, claro que te las tomás. Pero si no te jode nadie, si el país siguió trabajando…
—Pero también siguieron pasando cosas…
—Claro, pero qué pasó cuando (Leopoldo) Galtieri anunció esa barbaridad de que invadieron las Malvinas.
—Se llenó la Plaza.
—¡Sí, más que Perón!
—¿Vos tuviste algún pariente desaparecido?
—No.
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