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sábado, 16 de abril de 2016

EUROPA La tensión crece entre sirios y afganos en los campos de migrantes en Grecia

Por LIZ ALDERMAN 14 abril 2016

Migrantes y solicitantes de asilo en un campo en el puerto griego de Chios. CreditTyler Hicks/The New York Times
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CHIOS, Grecia – Hani Aljalaf acababa de quedarse dormido en un campo para migrantes detenidos en esta isla griega cuando oyó unos gritos que lo despertaron. Mientras se levantaba del piso, una andanada de piedras cayó sobre el endeble contenedor de plástico donde se refugiaba junto a otros 14 solicitantes de asilo, en su mayoría sirios como él.

Fueron momentos de pánico. Las mujeres y los niños corrieron hasta una esquina e intentaron resguardarse mientras una multitud de migrantes afganos golpeaba la puerta que hacía de barricada. La tensión se había gestado durante días entre los afganos y sirios refugiados en el campo. Para la medianoche del viernes pasado, se habían convertido en disturbios.

“Los afganos están enojados porque los sirios pueden conseguir asilo en Europa y ellos no”, dijo Aljalaf, que dejó la capital siria, Damasco, para escapar del conflicto. “Ellos van a tener que ser deportados a Turquía por estar causando problemas”.

Casi 1000 afganos y sirios se vieron implicados en el altercado, que se prolongó durante seis horas antes de que la policía interviniera. Terminó después de que alrededor de 800 migrantes huyeran del centro para detenidos y marcharan en protesta hasta el puerto principal de este destino vacacional donde muchos se refugiaron en pequeñas tiendas de campaña sobre una explanada de cemento.

Este enfrentamiento es solo el más reciente de una serie de episodios violentos en campos de migrantes a lo largo de toda Grecia donde están atrapados más de 52.000 migrantes después de que los países balcánicos cerraran sus fronteras y bloquearan así la ruta que los migrantes habían estado siguiendo hacia Alemania.

Desde que entró en vigor el 20 de marzo un acuerdo de la Unión Europea con Turquía para acabar con la crisis generada por la llegada masiva de migrantes, se han intensificado los enfrentamientos entre sirios y afganos. El motivo: la manera en que las autoridades deciden quien puede quedarse y quien no.

Hasta hace poco, afganos y sirios podían solicitar asilo. Pero después de que un millón de personas llegaran a Europa desde el verano pasado, los gobiernos reclasificaron abruptamente a los afganos en febrero como migrantes económicos, reduciendo sus probabilidades de ser capaces de permanecer en Europa legalmente, al tiempo que siguieron favoreciendo la entrada de sirios, aunque a un ritmo mucho más lento.

Bajo el acuerdo, que entró en vigor el mes pasado, todos los migrantes que llegaron a Grecia a partir del 20 de marzo serán deportados a Turquía. Los sirios que reciben asilo tendrán que esperar para ser reubicados en Europa en un proceso que puede alargarse. Los afganos y otras nacionalidades a las que se niega el asilo no tendrán autorización para entrar legalmente en Europa, aunque no está claro si Turquía buscaría deportarlos a todos a sus países de origen.Continue reading the main storyPhoto

Un acuerdo entre Turquía y la Unión Europea servirá para deportar a Turquía a todos los migrantes y solicitantes de asilo que lleguen a Europa después del 20 de marzo. CreditTyler Hicks/The New York Times

La división, al parecer arbitraria, ha suscitado frustración y amargura entre los 13.000 afganos atascados en Grecia. No están de acuerdo con que los tilden de buscadores de empleo y no de refugiados huyendo de las condiciones precarias en que afirman que Estados Unidos y Europa han dejado su país.

Shahkar Khan, un afgano detenido en el campo de Vial tras llegar en una lancha inflable desde Turquía, dijo: “ahora quieren arrojarnos de vuelta a nuestro país, pero no a los sirios. ¿Por qué ellos habrían de recibir trato especial? Afganistán no es seguro. Tenemos a los talibanes, que nos quieren matar”.

En Pireo, el puerto turístico de Atenas donde casi 5000 migrantes han vivido durante más de un mes en bodegas y casas de campaña, son comunes las peleas entre sirios y afganos. Alrededor de 300 hombres jóvenes se enfrentaron la semana pasada durante horas. Ocho personas tuvieron que ser hospitalizadas.


Alrededor de 500 migrantes escaparon de un centro para detenidos en la isla de Samos la semana pasada. Temían que los devolverían a Turquía. Mientras tanto, migrantes de diversas nacionalidades están esperando en campos y otros puntos de reunión, mientras crece su ansiedad con respecto a su suerte.

“Es como estar en un zoológico”, dijo Aljalaf.

“No hay información. Nadie sabe lo que va a pasar, cuál es el proceso de asilo o si ellos podrían ser deportados”, dijo. “En esta situación, hay menos esperanza, más peleas, más tensión”.

Ese es el caso de Vial, un campo cerrado militar en la cima de una colina aislada, que el gobierno griego abrió antes del acuerdo del 20 de marzo. Diseñado para internar a 1100 personas, Vial se llenó rápidamente con casi 1800 migrantes, en su mayoría afganos y sirios, que llegaron por mar a Grecia después de que entrara en vigor el plan de deportaciones a Turquía.

Al principio protestaban juntos su detención, con gritos de “¡Queremos libertad!”. Sin embargo, a los pocos días, la solidaridad se desvaneció, según han contado migrantes que estaban en el campo. Cuando se extendieron los rumores de que los afganos y quienes no sean sirios podrían ser deportados, estalló la ira, y empezaron a surgir riñas entre los dos grupos.

Después, alrededor de la medianoche de un viernes, estalló la tensión. Dependiendo de quién cuente la historia, ya sea un afgano o un sirio, la pelea la empezaron unos u otros. En un instante se sumó más gente y una ola de violencia se abalanzó sobre el campo. Algunos comenzaron a agarrar piedras para usarlas como proyectiles. Otros saquearon una clínica de Médicos del Mundo. Cinco personas resultaron heridas de gravedad en la riña, que continuó de manera intermitente hasta el amanecer.Continue reading the main storyPhoto

Migrantes en el puerto griego de Chios. CreditTyler Hicks/The New York Times

Muchos, incluyendo a Aljalaf, habían tenido la esperanza de esperar en el puerto hasta que sus solicitudes de asilo se resolvieran. Sin embargo, su presencia atizó rápidamente la ira entre grupos de derecha que se agruparon alrededor de los migrantes una noche, arrojando pequeñas bombas incendiarias, gritando consignas y amenazando con ataques. La policía despejó más tarde el puerto y obligó a la mayoría de los migrantes a moverse a un refugio cercano.

Como sirio, Aljalaf se consideraba afortunado, pero estaba empezando a digerir la idea de que incluso los sirios enfrentarían la deportación a campos en Turquía antes de obtener una oportunidad de reubicarse en Europa.

Cuando fue a solicitar asilo, descubrió una frase en la solicitud que pedía a los migrantes que dijeran cual era el último país en el que estuvieron antes de llegar a Europa – en vez del país del que habían huido – y si era demasiado peligroso para volver. Ese país, Turquía, ha sido considerado seguro por la UE.

Según el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, por cada sirio al que Grecia devuelva a Turquía, Europa aceptará a un sirio que haya solicitado asilo desde Turquía. Todos lo que vuelven pasarán a una lista de espera de miles de sirios. Eso podría significar una estancia indefinida en campos turcos antes de tener una oportunidad de regresar a Europa.

“Yo no quiero creer que Europa nos enviaría de vuelta”, dijo Aljalaf. “Regresar a Turquía es ir a la muerte”.

Nytimes.com

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