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domingo, 1 de noviembre de 2015

“Naciones Unidas es cómplice y responsable del conflicto palestino”

De esa forma, el embajador de Palestina en Argentina, definió la actuación del organismo internacional en el conflicto con Israel. Habló además de la actual coyuntura, de los esfuerzos del Papa por la paz.
Embajador. El diplomático habló en Santa Fe sobre la situación actual e histórica del pueblo palestino.
Husni Abdel Wahed, es desde principios de año, el embajador palestino en Argentina. Su familia procede de Tyreh, una de las aldeas que quedaron bajo la ocupación israelí de 1948. Ese mismo año, los suyos fueron expulsados, y trasladados a un campo de refugiados muy cercano a Jericó, la ciudad habitada más antigua del mundo. Allí nació y vivió Wahed, hasta que en 1967 su familia fue traslada a un campo de refugiados en Jordania. Unos años después inició sus estudios universitarios en Bulgaria, y luego en Cuba logró un diploma en Ciencias Sociales. Es además magíster y licenciado en periodismo.

Durante la semana estuvo en Santa Fe, invitado por la Juventud de la CTA del Departamento La Capital, brindando una charla titulada “Palestina hoy: Situación actual e histórica del pueblo palestino”. En su paso por la ciudad habló con Diario UNO de los orígenes de la disputa con Israel, sobre la actualidad en Medio Oriente, el rol de Naciones Unidas, la mediación del papa Francisco y la relación de Palestina con la Argentina.

—Si tuviera que sintetizar el problema que hay en la región a alguien que no sabe qué es lo que sucede allí, ¿cómo lo explicaría?

—En los medios de comunicación normalmente se habla de los derivados, y de las consecuencias de algo que nunca se menciona. La esencia del llamado conflicto es la ocupación israelí de los territorios palestinos, e impedir al pueblo establecer un Estado independiente y soberano. Las muertes diarias, la represión, la confiscación de tierras, los asentamientos, el traslado de población de Israel a territorio palestino, son todos derivados. La esencia es la ocupación y mientras dure, va a durar el conflicto. Pueden existir períodos de calma, y de tranquilidad, pero en cualquier momento puede volver a estallar, ya que no se ha solucionado el origen y la esencia del conflicto. Israel siempre aduce razones de seguridad, y la verdad es que de seguridad no tiene absolutamente nada, porque mientras el pueblo palestino no tenga esperanzas y no tenga libertad, nunca va a contar con la seguridad, porque la relación entre opresor y oprimido, no puede durar para siempre, en algún momento habrá que poner fin a la ocupación y permitir al pueblo palestino, como a todos los pueblos del mundo ejercer su libertad en un Estado democrático, laico y soberano.

—Este mes ha sido particularmente violento, ¿Cree usted que en estas condiciones puede avanzar un proceso de paz?

—Cuando George Bush padre era presidente, en 1991 se convocó a la conferencia de Madrid con la intención de encontrar una solución definitiva a los problemas del Medio Oriente, pero lamentablemente tanto Estados Unidos como Israel están enamorados del proceso, pero detestan la paz. Porque quieren sostener y mantener un proceso que no ha dado frutos reales, a pesar de que en 1993 se firmaron los acuerdos de Oslo que establecieron un marco de bases para una futura solución definitiva, pero lamentablemente en noviembre de 1995, dos años después de la firma de esos acuerdos, la extrema derecha fascista israelí asesinó a Isaac Rabin, que fue para mí el único líder israelí que se atrevió a ir en contra de la corriente y firmar un acuerdo que permitía una posible paz en el futuro. La misma extrema derecha israelí, nueve años después en 2004 asesinó a Yasser Arafat. Por lo tanto, desde 1995, con el asesinato de Rabin empieza un retroceso sostenido. El mes pasado el presidente palestino denunció en Naciones Unidas que Israel no respetó, ni cumplió ninguno de los compromisos contraídos. Por lo tanto es imposible que una parte cumpla todos los compromisos, y la otra no cumpla ninguno. La comunidad internacional ha sido cómplice y culpable porque no ha hecho todo lo que debe hacer para poner fin al conflicto. Así que efectivamente, este mes recrudeció la confrontación, como sucedió el año pasado, el anterior, y así sucesivamente. Mientras persista la ocupación, está el conflicto latente y en cualquier momento vuelve a estallar.

—¿Cuál es el rol que ha ocupado Naciones Unidas en el conflicto?

—En 1947, a petición del mandato británico que se había declarado incapaz de controlar la situación en Palestina, solicitó a la recién creada UN tomara cartas en el asunto. Esta envió una comisión investigadora a Palestina, y luego de meses de trabajo presentó varias recomendaciones. Curiosamente, ninguna fue considerada, y se terminó aprobando la Resolución 181, de la partición de Palestina en dos Estados. Al poco tiempo, seis meses después, Inglaterra hizo efectivo su anuncio de retirarse, y entregó sus posiciones y armas al movimiento sionista que proclamó la creación del Estado de Israel el mismo día, y ocupó 78% del territorio de la Palestina histórica. Expulsó además a 800.000 habitantes palestinos que a partir de entonces viven en campos de refugiados en condiciones infrahumanas, y ya son tres y en algunos casos cuatro generaciones de refugiados. Y en 1967, Israel ocupó el resto de Palestina, la franja de Gaza, Cisjordania, y Jerusalén oriental. Naciones Unidas de una u otra forma es cómplice y responsable de este conflicto, porque permitió hacer efectiva parte de su resolución y no hizo posible la otra parte que es la concreción del Estado de Palestina. La comunidad internacional también de forma individual, y a través de sus relaciones bilaterales con Israel, han alentado la ocupación.

—El Papa ha intentado mediar en el conflicto, ¿guardan esperanza que a través de una gestión papal se puedan acercar posiciones?

—Pienso que el Papa ha producido una revolución en diferentes aspectos. No soy católico, por lo tanto no puedo meterme en el tema religioso, pero en las relaciones internacionales, ha tenido una actuación protagónica. Con la autoridad moral que tiene, está habilitado y calificado para desempeñar este rol protagónico, tanto en la relación estadounidense con Cuba, la relación en otros temas, y también en Medio Oriente ha tenido una actuación importante. Convocó el año pasado a los presidentes de Palestina e Israel a rezar por la paz, y este año lo intentó de nuevo, y calificó al presidente palestino como un ángel de la paz. Creo que el Papa puede tener un rol sumamente importante, pero reitero, él tiene una autoridad moral. Lamento decir que nuestro conflicto, más que moral es inmoral. Por lo tanto, los políticos deben solucionar esto, el rol del Papa es de soporte, de aliento, y de apoyo insustituible, pero sin voluntad política es difícil que se solucione.

—¿Se ha dado a lo largo de estos años una lucha desigual entre Israel y el pueblo palestino?

—Cuando se habla de “conflicto” yo me opongo al concepto, porque no son dos partes iguales. Se trata de una potencia de ocupación y un pueblo bajo ocupación. Una potencia que tiene un arsenal militar que algunos clasifican como el cuarto ejército del mundo, frente a un pueblo civil desarmado. Entonces sí, es una lucha desigual, pero no solo desde el punto de vista militar, sino también desde el punto de vista de las relaciones internacionales, porque mientras Israel cuenta con el patrocinio y la protección incondicional de Estados Unidos, el pueblo palestino cuenta con el apoyo de los pueblos del mundo, pero que no tienen la fuerza de Estados Unidos. El pueblo palestino es superior al Estado de Israel en cuanto a la legitimidad, en cuanto a la justicia, y en cuanto al derecho internacional. Lamentablemente, ¿qué podemos hacer con derecho internacional y justicia, si los fuertes no respetan esos valores?

—Se lo preguntaba porque muchas veces se ha denunciado una reacción israelí frente a algunos ataques.

—En la física, cada acción tiene una reacción. Entonces estos “ataques” palestinos no sé si calificarlos como ataques, porque es un pueblo oprimido que está bajo ocupación. Le pido a cada uno que se ponga en el lugar de un palestino, y que piense cuál sería su reacción. ¿Por qué se aplaude a los partisanos que luchaban en contra del nazismo? ¿Por qué sienten tanto orgullo los argentinos por San Martín y los libertadores que luchaban en contra del colonialismo español? Ahora, en el caso de Palestina son terroristas, son atacantes, o suicidas. ¿Por qué? Quiero aclarar que yo no aplaudo a nadie que acuchille a otro, sea palestino, israelí, francés, o de donde sea. Pero tampoco hay que aceptar que el ejercito israelí asesine a sangre fría a la población palestina, que reprima y que prive a todo un pueblo de sus derechos más elementales y básicos, y cuando quieran a juzgar a alguien tienen que hacer dentro de su contexto y no de una forma selectiva o aislada.

—¿Qué opinión le merecen las protestas israelíes por la intención de Palestina de ampliar su representación diplomática en la región?

—Israel actúa sobre la base de que ve en el pueblo palestino una amenaza a su existencia, aunque no lo somos. Somos un pueblo sediento de estabilidad, paz, justicia y libertad. Más que acabar con otros, lo que queremos es contar con lo más básico. Pero partiendo de la base de que Israel piensa que somos una amenaza intenta sabotear cualquier esfuerzo del pueblo palestino, y tal vez porque le conviene tener una confrontación militar más que una confrontación política, diplomática, y basada en el derecho. Por eso sabotea los esfuerzos políticos y diplomáticos, y al mismo tiempo de una forma directa o indirecta, alienta a los sectores más radicales del pueblo palestino incitándolos a una confrontación armada, porque ahí ellos siempre ganan.

—¿Cómo describe los últimos años de relación bilateral con Argentina?

—Ha habido un avance sostenido en los últimos años en esta relación. El pueblo y la dirigencia palestina se sienten satisfechos. También hay que agradecer y reconocer la actuación argentina en los foros internacionales, que ha sido digna de un pueblo libre y que ha sufrido de las dictaduras, pero que ha recuperado la democracia y la defensa de los derechos humanos. Por lo tanto, Argentina ha tenido una actuación realmente digna, y en reconocimiento el presidente Abbas quiso homenajear al pueblo argentino a través de la condecoración a la presidenta con la orden más alta que se otorga a un dignatario extranjero.

Advierten una catástrofe por la creciente violencia

La Organización de las Naciones Unidas y líderes mundiales instaron en las últimas horas a resucitar un agonizante proceso de paz, que se encuentra frenado desde el año pasado para evitar la profundización de la violencia.

En Ginebra, el comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, dijo que la actual escalada en el conflicto de ya seis décadas de duración entre Israel y Palestina es “en extremo peligrosa”, y en una sesión especialmente dedicada a la crisis en esa parte de Medio Oriente agregó: “La violencia entre palestinos e israelíes nos acercará a una catástrofe si no se detiene inmediatamente”.

Por su parte el presidente de Palestina, Mahmud Abbás, reclamó a la ONU la creación urgente de “un régimen internacional de protección del pueblo palestino”, y un plan concreto y con plazos para poner fin a la ocupación israelí, y lograr la creación de un Estado palestino al lado de Israel, la fórmula para la solución del conflicto apoyada por la mayor parte de la comunidad internacional.

El presidente palestino advirtió durante su alocución que la situación de los territorios ocupados es “peor y más crítica” que en 1948, año de la creación del Estado de Israel, y dijo que la paz no se conseguirá mientras no se obtenga la independencia del Estado de Palestina, que hasta ahora han reconocido 137 países.

En la actualidad, Israel y Palestina atraviesan un recrudecimiento de la violencia desde comienzos de octubre, donde han perdido la vida más de 60 palestinos (según el gobierno israelí, un tercio de ellos autores de apuñalamientos, y el resto por fuego cruzado en disturbios), diez israelíes, un eritreo y un asaltante árabe-israelí.

Coqui Toum / Diario UNO

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