Un grupo interdisciplinario de docentes, estudiantes y personal no docente de Derecho, Ciencia Política y Psicología, junto a ONG y el Colegio de Abogados, aborda la temática en barrios, con talleres. La coordinadora es Analía Aucía.
Rosario 12 |
"Atención integral de la violencia familiar en los barrios: Saldando una deuda pendiente", es uno de los talleres territoriales que la Universidad Nacional de Rosario (UNR), a través de la Secretaría de Extensión, viene realizando desde el 2014 como parte de la primer convocatoria de proyectos para el Programa Integrando. Este trabajo, que comenzó en marzo del año pasado y que tiene una duración bianual, se planteó sobre el eje de los Derechos Humanos en general, y el abordaje de la problemática de Violencia Familiar en particular. En este sentido, se conformó un grupo interdisciplinario entre docentes, estudiantes y personal no docente de las facultades de Derecho, Ciencia Política y Psicología de la UNR, que junto a organizaciones como Mujeres de Negro, la Casa del Vecinalista y el Colegio de Abogados de Rosario, comenzaron a trabajar con las comunidades del Distrito Oeste de Rosario.
"Necesitábamos insertarnos en el territorio para poder comunicar nuestra propuesta, y así pensamos en organizaciones con trabajo y presencia territorial. Las vecinales tienen ese reconocimiento en los barrios. Por otro lado, Mujeres de Negro es una ONG compuesta por mujeres que trabajan con víctimas de violencia de género, y desde el Colegio de Abogados, a través de la Comisión para la Atención de la Mujer Víctima de Violencia de Género", explicó la doctora Analía Aucía, quien encabeza el equipo del taller (ver aparte).
Con el desafío de articular los grupos y establecer los vínculos con las organizaciones, el proceso para desarrollar el trabajo en el territorio requirió de un proceso inicial de aprendizaje conjunto. La primera etapa se enfocó en la formación interna y capacitación de los talleristas, para luego avanzar en una segunda etapa que permitiría la inserción de estos grupos de trabajo en cada barrio presentando el programa y los objetivos. A fines del año pasado, el programa ya estaba en marcha en las vecinales Villa Urquiza, 23 de Febrero y Belgrano Oeste.
En el comienzo de este año, y con los vínculos sociales ya consolidados junto a las mujeres referentes de cada barrio y vecinal, se inició la etapa de convocatoria para la participación de los talleres a partir de distintas estrategias de comunicación. Las primeras actividades se desarrollaron a principios de marzo en el marco del Día Internacional de la Mujer, y permitieron un primer abordaje paulatino sobre la cuestión de la violencia familiar y de género.
"Tratamos de buscar un interés temático distinto, que apenas rozara el eje central del proyecto, porque hablar directamente sobre violencia familiar generaría una barrera con los grupos de trabajo. Son situaciones poco convocantes por el rechazo hacia el tratamiento público del tema", explicó la directora del proyecto.
A partir de la implementación de métodos lúdicos se pudo trabajar con cada comunidad de las vecinales. Los talleristas recurrieron al karaoke con canciones como "Si te agarro con otro te mato" (Cacho Castaña), "Tu reputación" (Ricardo Arjona) o "Malo" (Bebe), y a partir de ese juego entre cantar y escuchar les permitió analizar las letras y las situaciones de violencia, y cómo enfrentarlas. También se desarrollaron actividades sobre cine debate y recortes de publicaciones que referían a la violencia familiar y de género.
"El trabajo interdisciplinario fue esencial para el crecimiento de la formación profesional y social de todos los que trabajamos en este proyecto", destacó la directora, para luego agregar: "Esta experiencia también permitió puntualizar que la matriz formativa en las facultades responde a un perfil de práctica profesional individual. Sobre todo en Derecho, donde no hay una relación directa en la formación que incluyan las problemáticas sociales y sus realidades. Y este tipo de encuentros permite esa interrelación profesional con la comunidad".
Según la investigadora de la UNR, a pesar de ser una problemática con cierto tratamiento actual, todavía cuesta la visibilización desde organizaciones no nacidas para tal fin. "La desconfianza de lo exterior, hacia Estado, es notable y se necesita de un trabajo muy paciente para promover esa relación en los barrios carenciados. Incluso, a pesar de nuestra identidad universitaria, nos ponían en un lugar distante, de la cosa pública. `Vienen y nos usan como conejitos de Indias`, fue una expresión literal en una de las primeras reuniones", recordó Aucía.
El último taller en las distintas vecinales será durante este mes de noviembre, y el 5 de diciembre se realizará un evento de cierre y socialización entre todas las participantes, organizaciones y grupos interdisciplinarios, que contará con la proyección de un documental realizado por estudiantes de Comunicación Social de la UNR sobre todo el proceso del programa a lo largo de los dos años de trabajo.
"Las mujeres de las vecinales y los barrios con las que trabajamos han tenido un crecimiento y un aprendizaje maravilloso. Y esto permitió cumplir con parte de los objetivos del proyecto que era visibilizar la temática y brindar herramientas de contención a la violencia familiar. La relación que se creó hizo que muchas de las talleristas quieran continuar, más allá del programa, con la asistencia y el acompañamiento a sus problemáticas. Esto nos reconforta porque justamente cumple la tarea de la Extensión Universitaria con el fin de vincularnos y enriquecernos mutuamente en un crecimiento colectivo entre la comunidad universitaria y la sociedad", concluyó la investigadora.
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