Se trata del médico cirujano Mario Alberto Lauría. Anoche salió a cenar y cuando regresó observó el desastre en su casa de Moreno al 2700. Le llevaron dinero, valores al cobro y objetos personales.
El Litoral |
La salida de sábado a la noche que programó el doctor Mario Alberto Lauría (77) tuvo el peor de los finales.
Cerca de las 21.45 el médico salió de su domicilio de Moreno al 2700 (plena zona céntrica) para participar, junto a su esposa, de un encuentro gastronómico con unos amigos.
Minutos después de la medianoche el profesional regresó a su hogar y, para su sorpresa, ya no estaba como lo había dejado.
Una ventana que da a la calle estaba con su persiana levantada. Y las luces interiores estaban encendidas. No quedó dudas entonces que algo muy malo había sucedido.
Con lógico temor, Lauría ingresó al inmueble y ante sus ojos se presentó un cuadro lamentable. Distintos ambientes de la vivienda estaban en completo desorden. Cajones de los mobiliarios tirados por el suelo, al igual que prendas de vestir y botiquines. Ni las puertas de unas alacenas se salvaron de la ira de los intrusos.
Tras una primera evaluación el dueño de casa constató que le faltaba dinero, algunos cheques y otros objetos, aunque todavía no había terminado de revisar sus cosas.
Buscaban dinero
“Unos amigos nos pasaron a buscar a las 21.45 y regresamos a las 12.30; ahí fue cuando nos encontramos con todo el desastre”, dijo hoy el médico en diálogo con este diario.
“Lo primero que observamos fue que una ventana que da a la calle estaba violentada. Sin dudas que los delincuentes hicieron un buen ‘trabajo’ porque es una abertura pesada y difícil”, advirtió.
“Cuando entramos a la casa vimos todo el caos, estaba en completo desorden. Cajones tirados por el suelo, tanto sea en los dormitorios como en la cocina. También me desarmaron las alacenas, los botiquines, desparramaron la ropa... Es evidente que han estado buscando dinero, y finalmente lo encontraron porque se llevaron unos ahorros que tenía mi señora. La plata no estaba muy escondida. Simplemente, guardada en una ropa. Después se llevaron también un televisor y un horno eléctrico”, contó.
Nadie en la calle
Más adelante, Lauría se mostró asombrado porque “a la hora en que llegamos no había nadie en la calle, y eso que era la medianoche de un sábado. No pasaban autos ni tampoco personas. Y un poco más temprano el panorama no era muy diferente”, explicó.
Por último, el profesional sostuvo que “esta zona está siendo bastante golpeada por la delincuencia. Sabemos de robos que ocurren en negocios y también en casas de familia. Cada tanto tenemos un sacudón por hechos de estas características”, concluyó.
En este sentido vale recordar que el sábado pasado una joven que atiende una pilchería en Corrientes al 2700 fue víctima de un violento atraco, donde resultó golpeada.
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