Se valió de las indicaciones que le dio su padre y abuelo de la beba, que también es bombero en Buenos Aires. La parturienta tiene 15 años y en la familia nadie estaba al tanto de su estado de gravidez.
Una conmovedora historia tuvo lugar en la localidad bonaerense de José León Suárez: un joven bombero, de tan sólo 16 años, asistió al parto de su hermana, de 15, en su propia casa.
El adolescente seguía las instrucciones de su padre, que ejerce la misma profesión, pero que no sabía que estaba ayudando a que naciera su nieta.
Es que nadie de la familia estaba en conocimiento del embarazo de la adolescente, por lo que cuando se presentó la situación, el novel héroe reaccionó a tiempo con una frialdad admirable. “Es algo lindo para recordar porque fue mi primer parto y encima es mi sobrina”, le confesó a un canal de televisión.
En la tarde del martes, Thomas, de 16 años, tuvo una prueba de fuego en su preparación como bombero, cadete del Cuartel de Villa Ballester. “Estábamos en el colegio con mi hermana y empezó a tener dolores. Cuando llegamos a casa escuché que empezó a gritar y se tiró en el piso”, comienza en su relato Thomas.
“Entonces le pedí que se tranquilice, le bajé el pantalón para revisar qué tenía, porque pensé que podía ser una apendicitis o peritonitis, y vi que ya estaba la cabeza del bebé hacia afuera”.
Al mismo tiempo se contactó telefónicamente con su padre, Antonio Caruso, que se desempeña en el Cuartel V de Bomberos de la Policía Federal, y que con orgullo reconoce: “En ningún momento le tuve que repetir ninguna recomendación, tuvo un comportamiento excepcional”.
Thomas realizó su labor sin vacilar: “Metí las manos dentro del canal de parto, agarré a la bebé y la saqué. Luego la revisé, estaba consciente, se movía, respiraba y la limpié. La envolví en una sábana, le hice un nudo en el cordón umbilical, lo corté en el medio y esperé a que llegara la ambulancia”.
Finalmente la pequeña Sofía Carolina fue trasladada al hospital Belgrano de San Martín, en el cual los médicos le informaron a la familia que la niña tenía un peso de 3,400 kilos y estaba en perfecto estado de salud, gracias a la rápida intervención de quien va a ser su padrino.
Thomas comenzó a palpar su vocación cuando “vi pasar un móvil hacia un incendio en una casa. Ése fue el clic que me empujó a esto”.
Invadido por la emoción, Antonio, el flamante abuelo, recordó aquel momento: “Su futuro era viajar a Italia para aprender a diseñar autos. Pero un día me dice: ‘¿Papá, puedo ir al cuartel?’. Me dejó mudo y ahora estoy hiperorgulloso. Va a llegar lejos”.
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