El Senador electo por el Dpto. La Capital, Emilio Jatón, habló de su relación con la gente y de cómo será su trabajo en la Cámara alta de la Provincia de Santa Fe. "Siempre hay que decirle la verdad a la gente, tengo que trabajar mucho y no tengo que perder el sentido común. Y de los barrios un legislador no se puede olvidar, y yo no me voy a olvidar", indicó el Senador electo.
Diario UNO |
En las últimas elecciones generales, Emilio Jatón sorprendió a propios y extraños al transformarse en la gran figura electoral en el departamento La Capital y en la ciudad de Santa Fe. El 14 de junio pasado 134.441 personas le dieron su voto de confianza, una cifra que ni siquiera pudo superar el actual gobernador Antonio Bonfatti, quien como cabeza de lista de diputados provinciales consiguió en La Capital 113.691 sufragios. Tampoco lo pudo hacer Omar Perotti, el candidato a gobernador más votado en este departamento (con 99.526), ni el gobernador electo, Miguel Lifschitz (consiguió 79.620 votos). Mientras que en la ciudad de Santa Fe, Jatón consiguió más de 96 mil votos superando incluso la performance del intendente José Corral que consiguió una reelección histórica con 84.487 votos.
También es cierto que Jatón no compitió directamente contra ninguno de estos pesos pesados de la política santafesina, pero hoy nadie le puede sacar los casi 135 mil votos que no solo lo depositan en el Senado a partir de diciembre, sino que le abren un crédito a su carrera política.
—¿A qué atribuye ese caudal electoral que consiguió en las últimas elecciones?
—La verdad es que no tengo una lectura que me diga qué es lo que pasó. Sí tengo una lectura generalizada que tiene que ver con la relación que mantengo con la gente hace más de 25 años y esa relación se volvió votos. Me parece que es lo único que puedo leer, sino necesitaría encuestas sectorizadas que no tengo. Lo único que me hizo fuerte fue la relación que tuve durante tanto tiempo y que la sentí en campaña. Para mí eso fue el elemento principal. Eso me lo hicieron sentir y me lo transmitieron. Lo que pasó fue que eso se transformó en votos y es muy difícil cuantificar.
—Ese caudal electoral usted lo lleva al Senado, la única Cámara donde el oficialismo no va a ser mayoría. ¿Se imagina en un rol de búsqueda de consensos para los proyectos del gobernador o va a priorizar la agenda de trabajo para el departamento La Capital?
—Son dos tareas distintas: una es la legislativa, donde hay que debatir leyes y donde siempre hay que priorizar los proyectos del Ejecutivo; después está la tarea que pasa por el departamento, que quizás no tenga que ver con la tarea legislativa. Pero sí va a tener que ver con lo social, lo poblacional, con ser el nexo entre las necesidades y las decisiones del Ejecutivo. Esa va a ser una tarea tan interesante, o quizás más, que la legislativa. Yo los dividiría en dos carriles distintos, pero que en algún lugar se tocan.
—¿Avanzó conversaciones con Lifschitz sobre los temas que el Ejecutivo priorizará en la Legislatura? ¿La reforma constitucional estará entre los temas a desarrollar?
—Creo que hablar de agenda todavía es demasiado pronto. Hoy para Lifschitz es tiempo de descanso, si bien ya ha tirado algunas pautas que tienen que ver con esto de la reforma constitucional, aunque sin tocar lo que tiene que ver con el proceso electoral, la Secretaría Electoral, el sistema electoral. Hoy son borradores que empiezan a aparecer como títulos, pero están lejos de ser agenda.
—A partir de la paridad de la última elección, hasta algunos sectores de la oposición que siempre se opusieron a la reforma constitucional ya empiezan a admitir que hay cuestiones para cambiar e incluso hubo quienes ya piden incorporar la figura del balotaje. ¿Usted qué opina?
—Creo que al sistema electoral hay que dejarlo descansar por un tiempo. Pasó una prueba muy interesante y lo hizo muy bien. El hecho de que haya habido poca diferencia entre un partido y otro no tiene que ver con el sistema electoral, sino con la elección que hizo la gente. Por eso, para mí, hay que dejar descansar este sistema electoral. Fuera de la elección si se puede debatir este tema, se debatirá. Pero no hay que hacerlo en caliente y hay otros temas más interesantes. Sé que Bonfatti insistió durante mucho tiempo y la oposición nunca le dio quórum. No sé qué va a pasar el año que viene.
—Lifschitz ya adelantó que quiere cambiar la ley policial, ¿usted está de acuerdo?
—Primero quisiera ver los borradores. Este tema lo he hablado con el gobernador y él tiene una postura acerca del funcionamiento de las comisarías, tiene una mirada sobre la formación de los policías. Pero todavía eso es solo un borrador y aún no lo ha trabajado ampliamente. Primero quiero informarme, leer y debatir antes de tomar una posición. Me faltan elementos para tomar una posición.
—¿Cree que le otorga mayor legitimidad a un jefe policial que su postulación sea aprobada por la Legislatura, tal como propone Lifschitz?
—Creo que sí. Mientras más personas se involucran en una decisión tan importante como la elección del jefe de policía más opiniones va a haber, más consenso y más disenso va a haber. Mientras más personas estén en esa discusión, va a ser mejor y creo que el papel de la Legislatura va a ser clave en eso.
—¿Usted prefiere un cuadro policial comandando la fuerza o cree que debería hacerlo un hombre de la política?
—En la historia de la policía nunca hubo un civil que conduzca a la policía. Son temas de debate y me faltan elementos para tomar una determinación en eso. Hubo una experiencia en Santa Fe en la que una vez un retirado del Ejército fue ministro y jefe de seguridad, y no anduvo muy bien; hubo disociaciones con la policía. Me parece que hay que empezar a mirar qué policía tenemos para saber qué determinaciones tomar.
Las empresas de servicios públicos
—Otro de los temas que adelantó el futuro gobernador es la municipalización de la empresa de Aguas en las ciudades de Santa Fe y Rosario, ¿eso apunta a descentralizar o a sacarse un problema de encima?
—Creo que se busca efectividad en el Estado. Para muchos el Estado siempre fue ineficiente. Me parece que esto de dividir responsabilidades es buscar efectividad. Si el municipio se puede hacer cargo, me parece que puede ser interesante. Pero hay que mirar los números de Aguas Santafesinas y hay que mirar el servicio antes de debatir. También hay que ver qué va a pasar con el gremio. Me parece que lo que hace el gobernador electo es plantear el tema para que comience el debate. Una vez que eso sucede se empiezan a conocer las posiciones y las posibilidades. Está bien poner en debate el problema de Aguas Santafesinas porque sino se debate cada vez que hay un problema. Es interesante debatir fuera de los problemas y ver qué podemos sacar de eso.
—Sobre la otra empresa, la EPE, el gobernador electo pidió crear un ente de control con participación de los usuarios, algo que la oposición ya pidió en los últimos años. ¿Cuál es su mirada?
—Creo que las empresas deben ser controladas y no fagocitadas por las propias empresas. Miremos el caso del Enress, que tiene su presupuesto pero no cumple sus funciones, porque sino no estarían pasando las cosas que pasan. Hay que darles más poder a los entes reguladores y no que los entes se transformen en un coto político para algunos. Hay que cuidar eso. Hoy, quienes estuvieron a cargo del Enress terminaron siendo candidatos por otros partidos (en referencia a Alberto Muñoz, exdirector del Enress y candidato a concejal de Rosario por el Frente Justicialista para la Victoria) y eso habla a las claras de lo que se perseguía allí. Me parecen interesantes los entes reguladores pero con controles porque el dinero para los entes reguladores termina saliendo de los usuarios. Parte de lo que se paga en una boleta va para solventar los entes reguladores. Si funcionan como verdaderos controladores y defensores de los usuarios, me parece bárbaro. Y a la EPE le vendría muy bien controlar un poco y darle voz a los usuarios. Es muy difícil hoy hablar a la EPE para hacer un reclamo. Hoy se tiene que llenar una planilla y esperar a ver qué resultado tiene. Los entes, si se controlan son bienvenidos.
—Hasta diciembre hay un largo camino, ¿cómo se lo imagina?
—Me lo imagino con debates, cursos de formación, con acceso a información de los ministerios, con miradas exhaustivas de lo que se hizo mal y lo que se hizo bien en la Legislatura. Sé lo que no debo hacer y todavía me estoy formando para saber lo que tengo que hacer.
—¿Qué es lo que no tiene que hacer?
—No decirle la verdad a la gente. Siempre hay que decirle la verdad a la gente, tengo que trabajar mucho y no tengo que perder el sentido común. Y de los barrios un legislador no se puede olvidar, y yo no me voy a olvidar.
—¿Eso es una enseñanza que le dejó la campaña?
—No, esa es una enseñanza que me dejó el periodismo. Y es un reclamo que me hizo la gente en campaña.
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