“Jamás haría algo así contra el gobernador, yo lo voté”, afirmó el acusado del atentado a la casa de Bonfatti .
“Jamás haría algo así contra el gobernador, yo lo voté, lo volvería a votar y no tengo nada (en) contra (de) él”. Eso fue lo que dijo en su declaración indagatoria Emanuel Pimpi Sandoval, el joven de 24 años que fue procesado el miércoles pasado por la Justicia provincial como autor de los delitos de amenazas agravadas por anonimato y uso de arma de fuego, abuso de armas y daño, en el marco del atentado a la casa del gobernador Antonio Bonfatti, ocurrido el 11 de octubre del año pasado. En el escrito, la jueza Alejandra Rodenas incluyó informes de inteligencia de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE), la división Seguridad Personal y hasta de un detenido que arreglaba las computadoras de la Comisaría 10ª en sus ratos libres y escuchó los presuntos nexos que había entre el Ema Pimpi y dos policías de esa dependencia.
A raíz de toda esa evidencia; la magistrada terminó concluyendo que el peor atentado perpetrado en territorio provincial desde el regreso de la democracia fue el resultado de rencillas que Ema Pimpi tenía con el por entonces jefe de la Comisaría 10ª, comisario Ronald Ivan Cuñe.
En su declaración indagatoria, Sandoval se declaró inocente y cargó contra Cuñe, a quien acusó de haber armado la causa en su contra. “Que se fijen en Cuñe, que lo investiguen a él, que se encarga de engarronar chicos y gente, por cuestiones de dinero que no le quisimos dar y armó todo esto”, señaló. El comisario Cuñe, en tanto, remarcó que desde que se había hecho cargo de la seccional percibió que había muchos atentados incendiarios en la zona y denunció varios búnkeres de drogas y entonces comenzó a seguir a la banda de Los Pimpis, término con el que se conocía en el barrio al grupo delictivo liderado por Sandoval. Fue así que subrayó que se realizaron allanamientos en domicilios de allegados a Sandoval y hasta se le secuestró un BMW que habría utilizado con cierta regularidad. De acuerdo a la pesquisa de la magistrada, Sandoval tenía una pata policial dentro de su organización. Eso fue lo que derivó en el procesamiento del agente Pablo Alejandro Espíndola, quien trabajaba en la Comisaría 10ª y a su vez tenía estrechos contactos con Ema Pimpi.
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