Unos 26 mil efectivos de las fuerzas de seguridad, a cargo de la seguridad en la ciudad carioca.
Río de Janeiro amaneció hoy militarizada en sus playas, en los alrededores del estadio Maracaná y en sus puntos neurálgicos por la disputa de la final del Mundial Brasil 2014 entre los seleccionados de Argentina y Alemania.
Si bien desde anoche ya había presencia militar en la zona de Copacabana, lugar de concentración de los hinchas, desde las 7 comenzó la aplicación de un operativo compuesto por 26.000 efectivos, el más importante en la historia de la Copa del Mundo.
Grupos de militares armados permanecían en cada esquina de las avenidas costeras Lucio Costa, en Barra de Tijuca; Delfin Moreira, en Leblon; Vieira Souto, en Ipanema; y Atlántica, en Copacabana.
Simultáneamente, un helicóptero de las fuerzas de seguridad brasileñas sobrevoló el despejado cielo de la soleada mañana de Río de Janeiro, a la que arribaron cerca de 100.000 hinchas argentinos, según estimaciones oficiales.
Los fanáticos más ansiosos se paseaban desde temprano por la playa, mezclados entre ciudadanos “cariocas” que realizaban ejercicios aeróbicos sobre la vereda más próxima al mar. También en el Sambódromo y sus alrededores, situado en el centro de la ciudad, los argentinos consumían las horas previas al partido en medio de una fuerte custodia.
Unos 26.000 efectivos se encargarán de garantizar hoy la seguridad en Río de Janeiro, según dispusieron en una reunión el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo; el secretario de Seguridad de Río, José Mariano Beltrame; y otras autoridades de las fuerzas de seguridad provinciales y federales. Dentro del Maracaná, el orden estará a cargo de 1.500 guardias de seguridad privada contratados por la Fifa.
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