STA FE: Juicio por "Asociación Ilícita" al ex Juez Víctor Brusa

El fiscal de esta causa por terrorismo de Estado había solicitado condenas de 9 años de prisión para Ramos, 8 para Perizzotti, 7 para Brusa y 5 años para Aebi. El juicio continuará el jueves próximo cuando el fiscal contestará los planteos de los defensores.

Rosario 12 | 

 Finalizaron ayer los alegatos en el juicio por "asociación ilícita" al ex juez Víctor Brusa y a otros tres policías que integraron la patota: Eduardo Ramos ("Curro"), Juan Calixto Perizzotti y María Eva Aebi y el viernes que viene, al mediodía, el Tribunal Oral de Santa Fe podría dar su veredicto. El jueves, el fiscal Martín Suárez Faisal había solicitado condenas según la responsabilidad de cada imputado: 9 años de prisión para Ramos, 8 para Perizzotti, 7 para Brusa y 5 años para Aebi, mientras que las dos querellas pidieron el máximo de la pena: 10 años de cárcel para todos y de cumplimiento efectivo. Las defensas proclamaron la inocencia de los acusados.

El juicio continuará el jueves próximo con las réplicas y dúplicas, en las que el fiscal y los abogados querellantes contestarán los planteos de los defensores y el viernes 6 al mediodía podría conocerse el veredicto. El Tribunal está integrado por la jueza de Paraná, Lilia Carnero -que lo preside﷓ y sus colegas de Rosario, Otmar Paulucci y Jorge Venegas Echagüe.

Los alegatos de la defensa arrancaron con el abogado de Perizzotti, el penalista Claudio Torres del Sel, quien consideró el juicio como una "venganza" contra su defendido. Perizzotti fue jefe del centro clandestino de detención que operó en la Guardia de Infantería Reforzada (GIR) y coordinador del Area 212 del Ejército, en la etapa más cruenta de la dictadura.

Torres del Sel cuestionó también la sentencia de diciembre de 2009, que condenó a los mismos imputados a penas de 23 a 19 años de prisión, a pesar de que ya es cosa juzgada: la Cámara de Casación Penal la confirmó en mayo de 2012 y la Corte Suprema de la Nación, en marzo de 2013. "En aquel juicio se dijo que los conjueces abogados que intervinieron iban a ser premiados con cargos públicos, y así pasó", tiró Torres del Sel. El Tribunal que condenó a Brusa y compañía estuvo integrado por el juez de Paraná, Roberto López Arango y los conjueces Andrea Alberto de Creus y Carlos Renna, que hoy son magistrados, en cargos ganados por concurso. La Asamblea Legislativa aprobó el pliego de Creus como defensora oficial de Santa Fe, el 27 de setiembre de 2012 y el de Renna, como vocal de la Cámara de Apelaciones de Vera, el 15 de mayo de 2014, ambos por unanimidad, votados por legisladores del oficialismo y la oposición.

A su turno, el defensor oficial Gritzko Gadea Dorronsoro ûque defiende a Brusa, Ramos y Aebi﷓ planteó la "nulidad" del juicio por "violación de la garantía de juez natural" y la "inconstitucionalidad de la anulación de las leyes de obediencia debida y punto final" que garantizaron durante años la impunidad de los represores.

El defensor dijo que era "inconstitucional" hasta el artículo 210 del Código Penal que tipifica el delito de "asociación ilícita" y justificó la actuación de Brusa, Ramos y Aebi en la cadena de mandos a las que respondían, al afirmar que "el vínculo con sus superiores era indisoluble". Para lo cual citó el testimonio del ex jefe del Ejército, general Martín Balza, quien declaró -por videoconferencia- en otro juicio por delitos de lesa humanidad que se hizo en Rosario.

En su alegato, el fiscal consideró probada la "asociación ilícita" y explicó el rol de cada imputado. "Brusa fue un estrecho colaborador en la lucha contra la subversión" y "un amigo y colaborador del Ejército", dijo Suárez Faisal al citar un informe de inteligencia que se conoció en el juicio de 2009.

"Perizzotti estaba en una comisaría y lo llevaron como jefe de la GIR y coordinador del Area 212. Se imaginan que tal función no se la iban a dar jamás a un disidente del régimen dictactorial", agregó. "Y lo mismo pasó con los otros dos. Ramos aún continúa intentando justificar su participación en la dictadura con un indisimulado orgullo. Y Aebi, como lo relataron tantas veces las prisioneras de la GIR, disfrutaba del hostigamiento y el æverdugueoÆ al que sometía a las que aún hoy denominó \'detenidas subversivas\'".