Central hizo lo que pudo pero no le alcanzó para torcerle el brazo a Olimpo. Fue un cero a cero aburrido y que sumó poco pensando en clasificar a la Copa Sudamericana.
La Capital |
Pasito chiquito el de Central. Escueto. Cortito. Apenas sí se salió del mal trago sufrido hace apenas unos días en cancha de Vélez y de haber entrado, por poquito, entre el listado de los clasificados a la Copa Sudamericana (ver aparte). El equipo de Russo le dio vida a otra puesta en escena chata, de bajo vuelo. El 0 a 0 lo dice todo. Puede argumentarse que el Canalla mereció tal vez algo de mejor suerte, que de haber habido un ganador debió ser el conjunto de Arroyito, pero nada que haya abrazado méritos fuertes, de esos por los que suele masticarse bronca de verdad tras el pitazo final sin haber podido sacar ventaja.
A esta altura este Central merece un reseteo. Claro, en el medio están los valorables puntos cosechados que no sólo ya aseguraron la permanencia, sino que comienzan a funcionar como sustento del futuro. Pero las otras metas, las superadoras, parecen ir a contramano. Y ese salto de calidad que siempre se esperó está tardando en llegar. Y, si llega, tal vez sea tarde.
El fútbol previsible le jugó una mala pasada. Otra vez. Porque para tener como principal partitura el juego largo y frontal se requiere que todos los intérpretes funcionen de manera sincronizada. Central no mostró nada de eso y pagó el hecho de que la melodía suene desafinada.
Fue muy pobre lo del primer tiempo, donde sólo Medina y alguna que otra corajeada de Niell sirvieron de incentivo. Fueron ellos dos los que protagonizaron una de las pocas aproximaciones, a los 3’. ¿Qué más?
Un tiro libre de Delgado que rozó el travesaño (13’). Mientras la pelota viajaba segura (y a veces no tanto), en el triángulo que formaban Caranta, Berra y Donatti. Porque de ahí en más todo fue pelotazo, para que Luna y Niell pero mayoritariamente el Chino se debatiera en un duelo cuerpo a cuerpo contras sus marcadores.
Y Olimpo hacía su negocio. Nunca se desordenaba y, cuando podía, salía rápido de contra. Por esa vía Villanueva apareció solo por izquierda y definió ante la salida de Caranta, pero apareció Berra para despejar el peligro (18’).
El ímpetu fue lo que marcó la pequeña diferencia entre uno y otro. Aquellas ganas de ganarlo por parte de Central se contrapusieron con el cierto conformismo e inteligencia de Olimpo. Se intentó algo distinto por parte del Canalla, pero con las limitaciones a cuestas. Por eso Castillejos (ingresó desde el primer minuto del complemento) pesó prácticamente lo mismo que el Chino Luna.
Hubo apenas unos pocos pelotazos menos que en el primer tiempo, pero aquella intención de perforar por las bandas tampoco surtió efecto. De hecho casi ninguna situación con pelota en movimiento terminó en una chance clara. Sí hubo aproximaciones pero nada de situaciones propicias. La más clara fue un cabezazo de Donatti tras un córner de Méndez que Villanueva despejó en la línea.
Esa calma que Olimpo de a poco comenzó a meterle al partido posibilitó que Central tuviera mucho tiempo la pelota. El tema es que no supo qué hacer con ella. Por eso el empate. Por eso la decepción del final. Por eso la exposición, más allá del atesoramiento de puntos, de un pasito corto cuando lo que se buscaba era un salto más largo.
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