El martes a la noche, en Ensenada, asesinaron a un policía bonaerense en un restorán. El pasado miércoles 8 habían matado a un sargento retirado de la Policía Federal en un asalto a un supermercado. A propósito de eso recordé lo dicho por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y le quiero decir que, por suerte, no todos los policías somos iguales.
Si quiere investigar, que lo haga, pero también debería hacerlo con todos los funcionarios públicos en general. Incluido el mismo saqueo, corrupción, robos, estafas, malversación y promesas no cumplidas. Además de los dos últimos crímenes mencionados, en 2013 asesinaron a 34 policías.
Eso es peligroso, ¿qué les espera entonces a los ciudadanos? Jamás un día de duelo. La sociedad por cada policía que muere, queda más indefensa. Si quieren una policía mejor, paguen mejor, controlen mejor, equipen mejor.
Es una vergüenza la falta de respeto por las fuerzas de seguridad. Es fácil echar culpas.
Qué si hay policías corruptos, deshonestos, seguro. Como también hay políticos, punteros, intendentes y funcionarios corruptos. No somos golpistas, somos seres humanos con familia que nos espera, que sufre por nosotros. Estamos para todo y todos. Para los que saquearon de ambos bandos, ambos dije, todo el peso de la ley sobre ellos. Queremos premios y castigos. Queremos decir con orgullo, sin miedo, sin vergüenza, somos policías. El uniforme no se mancha y la sangre del policía seca muy rápido. Señor Capitanich señale a los que no cumplen, no a todos. El senador Aníbal Fernández, propone una ley para que se prohíba abandonar el servicio o incumplir tareas. Que también sea para ellos, funcionarios y políticos. De Dios y del policía muchos se acuerdan sólo cuando lo necesitan.
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