Esta disciplina está en auge, hoy es habitual ver a jóvenes practicando equilibrio y piruetas en los espacios verdes. En Santa Fe, el grupo de la red social Facebook suma 325 seguidores.
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A diario se pueden observar grupos de jóvenes que se suman a esta práctica en distintas plazas de la ciudad. El slackline es sólo una de las variedades de la familia que integra el trickline, una de las disciplinas más practicadas, a la cual se le agregó la posibilidad de trasladarse por la cuerda, con trucos y piruetas.
A simple vista parece una práctica simple, pero son necesarios entrenamiento y dedicación para conectarse con la cuerda.
Encontrar la concentración y estar relajado al momento de subirse a la cinta, son los primeros retos que se le presentan a quienes se meten de lleno con este deporte.
“La analogía más correcta sería como la de la vida, porque cuando al principio te subís te caés varias veces, hasta que uno logra enfocarse y tratar de estar lo más concentrado posible en la cuerda”. Con estas palabras definió Sebastián a esta disciplina que practica desde hace dos años y medio, cuando se mudó de Paraná a Santa Fe y la trajo con él.
Animarse es el puntapié inicial para comenzar a ejercitarse sobre la cuerda, pero el trabajo en equipo y el apoyo de los integrantes también son fundamentales para lograr constancia en el entrenamiento y seguir animándose a más.
La cuerda comenzó a llamar la atención de quienes paseaban a diario por la Plaza de las Tres Culturas, de a poco los curiosos empezaron a animarse y hoy los slackeros (como ellos mismos se definen) conforman una gran familia.
Disciplina, ejercicio, terapia, concentración, relax, son algunas de las palabras que definen al slackline.
La actividad surgió como una necesidad de los escaladores para fortalecer sus extremidades inferiores. Caminando sobre la cinta tonifica rodillas, cintura, hasta el cuello. La difusión del slackline que empezó a través de las redes sociales, hoy reúne a una gran cantidad de adeptos que de a poco se animan a subirse a la cuerda. En nuestra ciudad, la comunidad en Facebook, Goodvibes Slackline Santa Fe, reúne a 325 adeptos, en su mayoría jóvenes.
Transmisión
“Yo empecé a practicar hace dos años y medio, a través de un grupo de amigos y fui evolucionando con el tiempo”, relató Mariel, de 18 años.
“Yo empecé a practicar hace dos años y medio, a través de un grupo de amigos y fui evolucionando con el tiempo”, relató Mariel, de 18 años.
Todos los jóvenes coincidieron al momento de afirmar que esta disciplina se aprende en equipo; la plaza es el lugar ideal para poder tensar las cuerdas de un árbol a otro.
“Estar en la plaza ayuda al entorno, buscamos conectarnos con la naturaleza, si bien el lugar se urbanizó bastante siempre intentamos estar lejos de los ruidos”, afirmó Sebastián, impulsor del grupo local.
En sólo dos meses y con una práctica constante se puede pasar de la tímida caminata al salto sobre la cuerda.
“Empezar es lo que más te entusiasma, porque te das cuenta de a poco que vas equilibrando cada parte”, afirmó Eugenia, que desde principios de año se sumó al equipo.
Su práctica fue solitaria, hasta que no logró un buen dominio no se animó a caminar en público. Hoy esta joven ejercita sobre la cuerda cada vez que el tiempo la acompaña.
“Hace un año y medio que practico, me lo transmitió mi hermano que es escalador. Esta práctica es una cuestión de progreso personal”, dijo Juanpi, de 17 años, luego de haber realizado una caminata con piruetas sobre la cuerda tensada.
Solidarios
El grupo también tiene su lado solidario, ya que en reiteradas ocasiones expusieron sus piruetas en diferentes instituciones de la ciudad y alrededores.
El grupo también tiene su lado solidario, ya que en reiteradas ocasiones expusieron sus piruetas en diferentes instituciones de la ciudad y alrededores.
“En todo lo que podemos ayudar, ayudamos. Nos han pedido una mano para participar en eventos culturales, en el Congreso Nacional que se hizo en Santa Fe para chicos. Hemos hecho clínicas a distintos lados, en el interior de Santa Fe”, recalcó Sebastián.
En cada uno de los lugares donde se comenzaba a practicar esta disciplina se formaban microgrupos y así se empezó a generar la comunidad Goodvibes Slackline, en distintos puntos del país. Los seguidores de este ejercicio se reúnen en torneos para evaluar el progreso alcanzado en su entrenamiento y compartir momentos. “Creo que es enseñanza todos los días, además el grupo humano que hay alrededor de la cuerda es muy bueno, el hecho de estar concentrado arriba de la cuerda nos llevó a formar una familia”, afirmó el impulsor del grupo.
La práctica constante y la concentración ejercida durante el entrenamiento es trasladada a las tareas cotidianas. “Nuestra filosofía es transmitir y compartir, después cada uno le imprime la filosofía que quiere”, finalizó Sebastián.
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