Es el séptimo hijo de Sandra Gallego y el tercero de Sergio Baratil. Una edecán representó a Cristina Fernández, y su padrino es su hermano mayor. Recibió el sacramento junto a otros cuatro niños en la Basílica de Guadalupe.
.Diario UNO |
El 10 de diciembre se cumplieron 30 años del retorno de la democracia, una fecha cara a los sentimientos de todos los argentinos, pero para la familia Gallego-Baratil fue un día para marcar en el calendario y no olvidar jamás. Dylan, el séptimo hijo varón de Sandra y el tercero de Sergio, fue bautizado en la basílica de Guadalupe, y la presidenta de la Nación, Cristina Fernández, es su madrina. La mandataria no pudo asistir, entonces en su representación fue enviada la edecán militar teniente coronel María Isabel Panza.
La jefa de Estado no sólo tiene de ahijado a Dylan sino a otros cuatro niños más que también fueron bautizados el martes. En total fueron cuatro varones, dos de Santa Fe (Dylan y otro de barrio Altos de Nogueras), otro de Colastiné Norte y el cuarto de San José del Rincón; y la única nena, de Ángel Gallardo. Sobre las edades, uno tenía 14 años y los otros tres eran menores que Dylan Baratil que tiene 4 años. El sacerdote Olidio Panigo fue el encargado de oficiar la ceremonia religiosa.
En la Argentina existe la Ley 20.843 de Padrinazgo Presidencial, que establece que el matrimonio que dé a luz al séptimo hijo o hija de una sucesión del mismo sexo (deben ser siete hijos varones o siete hijas mujeres), pueden optar por el padrinazgo “moral” del Presidente de la Nación. El bautizado recibe una beca de estudio y alimentos, además de una medalla que lleva grabado su nombre. Dylan fue alcanzado por esta normativa y recibirá estos beneficios. En pocos días, su familia recibirá una ayuda económica,y cuando cumpla los seis años e ingrese al primer grado, su madre deberá tramitar la beca que le corresponde.
Pero además de esta ley, hay un mito que establece que el séptimo hijo varón de una prole del mismo sexo se convierte en “lobizón” y la séptima hija mujer se transforma en “bruja” al llegar a la mayoría de edad. Dicho hechizo sólo se rompe –según esta misma leyenda– si el hermano mayor o el/la presidente/a se convierte en su padrino o madrina. Dylan, cumplió a rajatabla la tradición y no sólo Cristina Fernández es su madrina, sino que Leandro, su hermano mayor, es su padrino.
Con mucha emoción y alegría
Sandra Gallego contó a Diario UNO cómo fue este momento que llenó de orgullo y alegría a la familia de Punta Norte. A la iglesia de calle Javier de la Rosa 623 concurrieron, sus padres, Sandra y Sergio; sus seis hermanos, Leandro, Maximiliano, Rodrigo, Lautaro, Kevin y Axel; y sus abuelos maternos y paternos; y también sus tíos y primos. “No faltó nadie”, dijo, entre risas, Sandra.
“El padre Panigo nos demostró su alegría, si bien nos dijo que no era la primera vez que lo hacía se sentía muy contento. Nos dejó un mensaje de Dios y nos llevó hasta el camarín de la Virgen de Guadalupe y nos contó su historia porque el 12 de este mes fue el día de la santa”, comentó Sandra. Aprovechó para contar que además fue doblemente emocionante porque Dylan fue bautizado en la basílica de Guadalupe. “Mis otros hijos recibieron el sacramento en la iglesia del Tránsito y cuando nos enteramos que Dylan los iba a recibir en la Basílica nos pusimos muy contentos. Cuando nos enteramos que la presidenta iba a ser la madrina nos avisaron que tendría que ser en la Catedral o en la Basílica y finalmente fue en esta última”, contó.
El protagonista de esta historia es Dylan y según contó su madre, “estaba muy contento”. “Irradiaba una alegría como si entendiera realmente lo que estaba pasando, se sentía orgulloso por estar ahí, era el centro de todo”, agregó.
Sandra recordó cuándo empezó a hacer las gestiones ante la Nación para concretar este bautizo. “Fue larga pero valió la pena, finalmente lo logré. Mi marido siempre tuvo mucha ansiedad. Todos los días me preguntaba cuándo íbamos a bautizar a Dylan y me decía que si no era con la presidenta lo teníamos que hacer igual. Y unos días antes de que llamen por teléfono para avisarnos que se iba a concretar, él me había dicho que ya no teníamos que esperar más. Nunca perdí las esperanzas, siempre tuve la ilusión”, relató.
Dylan vive con cinco de sus hermanos y sus papás en Punta Norte (a la altura de avenida Peñaloza al 10.600), el pequeño habita una sencilla casa que pertenece a los planes de la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo y este año fue a la salita de tres años de la escuela jardín Santa Fe de la Vera Cruz Nº 142.
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