“Hay gente que lo usa para el bien y otra para el mal. Lo malo vuelve”, explicó una parapsicóloga de Santa Fe, que venera al ídolo pagano. Testimonios y opiniones, desde la esperanza, el respeto o el temor.
Diario UNO |
Tal es el caso de San La Muerte, un ídolo –imagen de una deidad objeto de culto– pagano, al que muchos rinden devoción en América latina, comenzando por México hasta llegar a la Argentina. “Santa Muerte o Santísima Muerte es una figura de culto mexicana, que recibe peticiones de amor, afectos, suerte, dinero y protección, así como también malintencionadas y de daño a terceros por parte de sus fieles. Sin embargo, diversas iglesias como la católica, bautista, presbiteriana, metodista, entre otras, rechazan y condenan su veneración, considerándola diabólica. Aunque eso no significa que se rechaza a los creyentes que oran a la imagen de la muerte”, puede leerse en www.sanlamuerte.net.
Son tantos los relatos sobre sus orígenes como fuentes pueden encontrarse en internet. Por ejemplo, en terra.com.ar, se asegura: “San La Muerte es un santo de origen guaraní (pueblo originario que vivía en los actuales territorios del Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia). Se lo venera principalmente en la República Argentina, en las provincias de Corrientes y Chaco”.
Ahora bien, ¿qué diferencias hay con este ídolo venerado en México y en la Argentina? “Según Daniel Torres, consultor espiritual del Santuario Jardín de San La Muerte que está en San Fernando, Buenos Aires, el espíritu es el mismo, pero la forma de rendirle culto es diferente y dicen que el santo es mucho más antiguo. Según Daniel, los milagros de San La Muerte tienen que ver sobre todo con sanaciones. En el Santuario Jardín de San La Muerte, él y Sergio, otro consultor espiritual, realizan imposición de manos para sanar a las personas que acuden a este centro dedicado al santo argentino”, agrega el sitio.
En la ciudad
La región no dejó afuera de su relicario profano a La Muerte, y la veneran de diversas maneras, algunos de un modo visible, otros más ocultamente. En el Cementerio Municipal de Santa Fe está la famosa tumba del doctor Mansilla, cubierta de flores, placas y ornamentos en agradecimiento por los milagros, deseos o promesas que habría cumplido. Allí el sincretismo –filosofía o práctica que trata de conciliar ideas u opiniones religiosas diferentes–, asume una magnitud muy grande. Quizás lo común en todo lo que allí se manifiesta, sea la necesidad profunda de creer en algo o en alguien a quien se le pide y entrega todo.
La región no dejó afuera de su relicario profano a La Muerte, y la veneran de diversas maneras, algunos de un modo visible, otros más ocultamente. En el Cementerio Municipal de Santa Fe está la famosa tumba del doctor Mansilla, cubierta de flores, placas y ornamentos en agradecimiento por los milagros, deseos o promesas que habría cumplido. Allí el sincretismo –filosofía o práctica que trata de conciliar ideas u opiniones religiosas diferentes–, asume una magnitud muy grande. Quizás lo común en todo lo que allí se manifiesta, sea la necesidad profunda de creer en algo o en alguien a quien se le pide y entrega todo.
Así, al costado de lo que devino en una suerte de santuario en el espacio en el que yace el médico, hay muchas imágenes de San La Muerte, distintamente representado y con diversas ofrendas. Desde anillos de oro hasta billetes, cigarrillos, flores y velas (ver fotos).
Para comprender un poco más este fenómeno, Diario UNO de Santa Fe habló con Leonor, vidente natural y futuróloga, quien venera al ídolo; y, entre otras de sus capacidades y formas de trabajo, se dedica “a ver a través del aura de la gente y de la mirada de sus ojos, para ayudarlos en lo que necesiten”, explica.
–¿Por qué sos devota de San La Muerte?
–Si bien creo en otros santos, básicamente porque es una vía que desde muy chica él me dio para ver y solucionar los problemas de la gente.
–¿Y cómo fue esa experiencia?
–Es una herencia que se lleva de familia en familia, de generación en generación, y la recibí de mi abuela y de mi madre. Hasta mí llega el poder. No sé si alguien podrá heredarlo. Tiene que ser una persona capacitada, con la energía y la fuerza para ello y para poder ayudar a la gente.
–¿Se lo invoca para cosas buenas y también malas?
–Para las dos líneas, según mi creencia. Cada uno trabaja como quiere y pide lo que quiere, aunque no escucha a todos. La gente a veces por desesperación recurre a ciertos lugares, comete errores y se involucra en cosas que no debe. Yo soy la que trabajo, la que pido y la que recibo. Porque si vos pedís algo, sabés que eso se paga, no en el sentido económico, sino en todo aspecto. Debés cumplir tu promesa. Se le han pedido cosas buenas y tengo también gente que le ha pedido cosas malas.
–¿Y les dio resultados?
–Depende de la fe y la energía de la persona. Antes de eso, a través de la entrevista o de lo que veo, le digo si hay solución o no. Y cuando vos le pedís algo al santo, o a cualquier santo, yo te tengo que decir en mi videncia, en mi sesión o cuando veo al aura, “esto va a funcionar o no”. Si un matrimonio se separa o una relación se rompe, por la razón que sea, si no hay amor, no hay vuelta atrás, eso está terminado. Lo que pasa es que la gente en su desesperación comete errores y recurre a cualquier lugar en donde se abusan de su dolor y desconsuelo para sacarle dinero.
–Según tu conocimiento, ¿cuál es su origen, cómo y dónde se lo venera?
–Es un santo pagano. Una de las capillas está en el Chaco y la otra en Empedrado, Corrientes. Se lo venera los 15 y 20 de agosto. Yo creo que debe rendírsele culto todos los días. Y hay que tenerle un respeto total.
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