INCONTROLABLES. CUANDO LAS MOTOS VIENEN A GRAN VELOCIDAD, LOS INSPECTORES DEBEN CORRERSE PARA NO SER ATROPELLADOS.
Desde el municipio aseguran que a través del sostenimiento en el tiempo de los controles se logró erradicar las picadas en la Costanera santafesina. Sin embargo, hoy apareció un nuevo problema: las moteadas. Son grupos de amigos que suben a sus motos y desafían los operativos de control pasándolos a gran velocidad.
“La Costanera es un caos”, define Ricardo Arévalo, encargado de la Brigada Infante Masculina y quien diagrama los operativos de control de tránsito en la ciudad. “El jueves por la noche hicimos operativos en ese lugar y se forman grupos que van a molestar a la gente que quiere disfrutar de ese espacio en familia, van a lucirse estacionando arriba de la vereda, circulando a alta velocidad. A veces no sólo para nosotros sino también para la policía es imposible detenerlos. Cuando tenemos un operativo y pasan las motos de alta cilindrada nos tenemos que correr porque pasan a una velocidad extravagante y cruzan el operativo zigzagueando y a alta velocidad poniendo en riesgo la vida de ellos mismos, de terceros y la nuestra”, relató.
Sin dudarlo, Arévalo asegura que hay un desafío a la autoridad. “En la Costanera –continuó– tuvimos episodios donde grupos de chicos cascotearon a las camionetas, a las grúas, les rompieron los vidrios. Tenemos que agregarle algún adicional motorizado para que las acompañe en el traslado de esos vehículos para su resguardo porque la Municipalidad pasa a ser responsable por esos bienes particulares que retuvo. Realmente ya no hay respeto”.
“Hubo muchos casos donde intentaron recuperar una moto retenida. Por ese motivo nosotros tenemos personal policial adicional contratado por la Municipalidad”, dijo el inspector y agregó: “En las alcoholemias, cuando da positivo, ya sabemos que esa persona no está en todos sus cabales. En un primer momento no se quiere bajar del vehículo y, cuando se bajó, muchas veces se pone agresivo. A veces agarran un fierro y golpean el vehículo que se retuvo y muchas veces terminan en la seccional policial para la guarda misma de la persona porque están en un estado de alteración muy grande por el alcohol”.
Arévalo sostiene que muchas veces desde el operativo se tienen que hacer gestiones para que intervenga un juez y permita destrabar situaciones complejas. “Son muchos los casos en los que se termina en la seccional. Incluso ahora solicitamos, en el caso que la tarjeta verde esté vencida o no corresponda al que maneja o si no tiene la patente, que el personal adicional verifique el número de motor. Llaman al 911 y por computadora chequean todos los datos y salta que la moto tiene pedido de secuestro por robo. Incluso pasando los datos del conductor también nos encontramos con que tiene pedido de captura por algún delito. Eso, hoy, lo podemos hacer en el momento gracias a la colaboración de los jefes de la policía. Con eso chequeamos si el conductor o el vehículo tienen pedido de captura”, añadió.
Al referirse a los cambios de conducta en las personas, Arévalo dijo: “Antes no necesitábamos adicionales para poder hacer un operativo. Cuando empezamos a implementar que nos acompañen los adicionales recuperamos ese respeto que habíamos perdido tiempo atrás. Hoy no hay respeto ni por el personal policial. A veces la policía quiere frenar a un motociclista y éste pasa a gran velocidad arriesgando la vida del agente. Es imposible detenerlos por la velocidad a la que pasan. Es mejor no pararlos porque se corre un riesgo innecesario”.
Al referirse a los cambios de conducta en las personas, Arévalo dijo: “Antes no necesitábamos adicionales para poder hacer un operativo. Cuando empezamos a implementar que nos acompañen los adicionales recuperamos ese respeto que habíamos perdido tiempo atrás. Hoy no hay respeto ni por el personal policial. A veces la policía quiere frenar a un motociclista y éste pasa a gran velocidad arriesgando la vida del agente. Es imposible detenerlos por la velocidad a la que pasan. Es mejor no pararlos porque se corre un riesgo innecesario”.
“Por lo general, los que evitan los controles son los que no están en regla, que les falta alguna documentación. Principalmente eso nos pasa con el tema de las motos. Aquí en la ciudad es el problema más grave que tenemos”, dijo Arévalo y aclaró: “Y eso no sólo sucede con los jóvenes, sino también con personas adultas que transportan menores sobre las motos y sin casco ambos. La conciencia de la gente nos tiene muy preocupados”.
Luego continuó: “Muchas veces son los jóvenes los que salen a la calle a mostrarse, ponen en condiciones las motos para lucirse, les quitan la chapa patente. Nos pasó de encontrar motos que habían sido entregadas la semana anterior con la patente puesta y que ya se la habían sacado. El problema que eso implica es que pasan los semáforos en rojo, circulan en contramano o en la vereda, las dejan estacionadas en cualquier lado y no pueden ser identificados. En ocasiones hemos retirado motos de los estacionamientos porque no tienen la placa. En esas situaciones se levantan igual las motos porque no están identificadas”.
“Además siempre intentan evadir el control. Cuando están a cincuenta o cien metros y ven el operativo, pegan la vuelta y salen en contramano. Incluso hubo veces donde al girar provocaron accidentes con vehículos que venían detrás”, aseveró.
Respecto a los lugares más conflictivos, el inspector dijo: “El centro está prácticamente controlado porque la gente circula con casco, son muy pocos los que andan sin la chapa patente. Pero si nos alejamos hacia el norte, la situación es un caos y el grupo de inspectores que tenemos no da a basto para la cantidad de vehículos que hay circulando. Cada día hay más vehículos en la calle. Hoy es muy fácil comprar una moto y por una cuota mínima ya salen a la calle, aunque no tengan licencia de conducir. Hoy las concesionarias ya te venden la moto patentada y te dan el casco. Pero salen sin licencia. Nuestra idea es que salgan con todo en regla. Pero hay muchos que no lo entienden así”.
—¿Cuál fue la situación más difícil que le tocó vivir en un operativo?
—La más difícil y peligrosa que tuvimos últimamente, más allá que hubo muchas detenciones en los operativos, fue un caso que sucedió en un operativo en la Costanera. Ahí nos encontramos con dos chicos que circulaban en una moto, que fueron chequeados por personal policial y uno tenía un arma de fuego en la cintura y el otro tenía varios celulares en los bolsillos. Eso significa que estaban cometiendo delitos en la zona.
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