Hermes Binner asegura que los dichos del diputado de La Cámpora Andrés Cuervo Larroque —quien habló de "narcosocialismo"— constituyen un antes y un después en la relación con el kirchnerismo, pide que el caso del jefe policial Hugo Tognoli sirva para profundizar la investigación sobre el narcotráfico y, al final de la entrevista conLa Capital, admite que el gobierno nacional lo subió "al centro del ring".
—El episodio Tognoli se volvió un escándalo provincial, pero también llena la agenda nacional. ¿Cómo se siente usted tras el término "narcosocialismo" que les endilgó Larroque?
—Es una situación muy desagradable; la verdad es que no nos merecemos este trato. Aunque somos oposición, siempre tuvimos una mirada de composición de una realidad argentina que necesita ir hacia adelante. Nunca ejercimos una oposición a ultranza, siempre votamos las leyes que nos parecían adecuadas, más allá del éxito que podía atribuirse el gobierno. Me dolió muchísimo. Todo el mundo sabe que no es cierta la acusación de narcosocialismo, si algo nos diferencia a los socialistas es que denunciamos el narcotráfico desde Guillermo Estévez Boero. Cuando hacíamos estas observaciones algunos sosteníamos que hacíamos moralina. Y muchas de esas voces están hoy en el gobierno. Es muy dolorosa la acusación.
—¿La resolución judicial del episodio Tognoli servirá para despejar dudas sobre su responsabilidad política?
—Hay que seguir investigando este caso, no se puede quedar en una persona. Si nos detenemos sólo en Tognoli nos equivocamos de acá a la China. Que se investiguen todos los contactos y que caiga quién caiga. Primero se decía que era algo de paso el tema de la droga, y no. Nunca es todo de paso, siempre algo se queda. Y en esta economía del delito tan poderosa eso permite comprar muchas conciencias. En otras partes del mundo se demostró que primero se compró a la Justicia, después a la policía y al fin a los políticos. Es un tema muy grave y hay que tomarlo como tal.
—¿Y qué hicieron ustedes?
—Durante mi gestión pusimos a disponibilidad a más de 500 policías y (Antonio) Bonfatti ha puesto en disponibilidad a 150. Cuando encontramos un caso extraño terminamos con la carrera policial de ese agente, pero evidentemente esto no alcanza. Hay una matriz que todavía está viva, que es una formación de tres meses, con un arma reglamentaria en la cintura para salir a la calle. Hoy para hacer la carrera de policía hay que hacer el secundario completo, dos años de instrucción, un año de tecnicatura en la universidad y otro de licenciatura. Tener una nueva policía es una cuestión de tiempo, pero la vamos a tener.
—¿Por eso usted hace referencia a los 24 años de justicialismo en la provincia en los cuales se formados estos policías hoy gravemente comprometidos?
—Hay una nueva forma de instrucción. El policía tiene que ganar bien, mandar sus hijos a la escuela. Hoy los sueldos no son bajos, aunque tal vez no todo lo alto que deberían ser. Este gobierno reconoció todas las deudas que se tenía con la policía, todos los ascensos, las demandas judiciales caídas. La policía ha obtenido beneficios ha través de nuestra gestión, pero se necesita otra formación a la anterior.
—Este parece ser un momento bisagra. La penetración del narcotráfico en la policía podría ser el antecedente para que se contaminen otros estamentos. ¿No se debería hacer un frente común?
—Claro, pero primero hay que reconocer lo que existe.
—¿Y quién no lo reconoce?
—El gobierno nacional. El narcotráfico es un problema federal y el tratamiento es federal. Como provincias debemos colaborar para ayudar a las fuerzas federales. Por eso yo pido un mapa del delito que cubra todo el país. Hay que radarizar el país. Y hay que estudiar la ley de derribo de aviones que tiene Brasil.
—Usted sostuvo que el gobierno nacional quiere desestabilizar a Santa Fe como consecuencia del intento de ir por la re-reelección. ¿Podría explicarlo?
—Desestabilizar Santa Fe... Claro que lo quieren hacer. Estamos cansados de reuniones que se hacen entre ministros y todo el arco de municipios y comunas vinculados al gobierno nacional. Allí se distribuyen obras que en lugar de llegar por vía del federalismo llegan por arriba. Están salteando una jurisdicción reconocida constitucionalmente; las provincias son preexistentes a la Nación. Fíjese que del Plan Argentina Trabaja llegó uno solo a la provincia. Todos los programas de vivienda se fueron deteriorando desde su inicio. Y no se cumple con la coparticipación federal.
—¿Fue puesto en la mira del gobierno nacional como en su momento ocurrió con Macri y recientemente con De la Sota?
—Se puede esperar cualquier cosa del gobierno nacional. Esto que dijo Larroque en Diputados es algo pensado, no es que se le ocurrió de manera espontánea. Y Agustín Rossi aplaudiendo...
—¿Le molestaron los aplausos de Rossi a Larroque?
—Mucho. El sabe quiénes somos. A Larroque no lo conozco, pero a Rossi sí. Lo que hizo fue un acto de deslealtad, esto no es un partido de fútbol.
—Y salió el vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, a apoyar a Larroque y a criticarlo a usted.
—Bueno, eso me deja más tranquilo.
—¿Piensa que detrás de todo esto hay una operación política destinada a limar su candidatura?
—Puede ser... pero hay que pensar en el presente. No hay que dejar escapar el caso Tognoli. Puede aparecer el factor fundamental del tráfico de drogas en la provincia.
—La oposición sostiene que lo mejor para aclarar las cosas es poner en disponibilidad a toda la cúpula.
—Es una de las posibilidades, lo puede manejar el gobierno. Pero en provincia de Buenos Aires de descabezaron cúpulas varias veces y eso no dio ningún resultado. Están todos formados en el mismo brote. Lo que hay que cambiar es la formación de los policías.
—¿Qué opinión tiene de la ley de emergencia sancionada en la Legislatura?
—Ya hay una ley de seguridad en la provincia, que fue presentada por el diputado Cejas. Por lo que leí en el diario tiene más que ver con una manifestación ejecutiva que legislativa.
—¿Bonfatti debería adoptarla o vetarla?
—Eso lo debe decidir el gobierno de Bonfatti.
—¿Cómo está manejando Bonfatti esta crisis?
—Con mucha tranquilidad, y está avanzando por el lugar que se debe. No hay que apurarse a recoger el espinel porque nos vamos a quedar sin anzuelos.
—Curiosamente, la campaña proselitista en Santa Fe pasará de una agenda ejemplar (como el tema reforma política) a otra muy explosiva con el narcotráfico.
—Es que nadie duda de que el narcotráfico llegó a la provincia. Era más fácil prevenirlo que curarlo.
—Desde la política, todas estas acusaciones han logrado que el kirchnerismo lo suba usted al ring.
—Pero nunca hubiera deseado que sea por este tema. Al ring hay que subirse por lo que uno propone, no por las agresiones. Hay un antes y un después de estas acusaciones de Larroque. Además, en los medios oficiales se siguió insistiendo con eso de narcosocialismo. En nuestra función nunca tuvimos secretarios procesados; hoy el gobierno nacional tiene dos secretarios procesados. En nuestra gestión nunca tuvimos un director de banco procesado, y acá tenemos a un fabricante de moneda sospechado. El socialismo sigue defendiendo la máxima de Juan B. Justo: manos limpias y uñas cortas.
—¿El "antes y el después" que menciona modificará su relación y a del socialismo con el gobierno?
—Es indudable. No fue una acusación gratuita; es muy grave. Mire lo que pasa en México con el narcotráfico. Es muy grave lo que nos dijeron. Debe crearse un observatorio de violencia y delito, y una agencia de control del narcotráfico, como firmaron todos los bloques del Parlamento en el 2009. Rossi también firmó ese documento.
—Cuando se hablaba de que Carlos Reutemann iba a ser candidato presidencial, él siempre decía que para impedirla "iban a caer aviones" contra la provincia. ¿Cree que habrá en contra suya nuevas operaciones políticas?
—Si se animaron a hacer semejante cosa como la que hicieron, pueden hacer otras. Esto es muy grave. También es cierto que noto mucha adhesión de la gente. Y en Buenos Aires nos pasa lo mismo. Es verdad lo que decía... me subieron al ring.
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