Falló el último intento de formar Ejecutivo, que incluía a la izquierda más radicalizada. El presidente consultará a todos los partidos. Si no logra avances llamará a nuevas elecciones.
El socialista Evangelos Venizelos (der.) conversa con el líder de
Izquierda Radical, Alexis Tsipras, quien exige terminar con el ajuste.
Grecia se encamina a unas casi seguras
elecciones anticipadas. El tercer intento de formar un gobierno de
coalición fracasó ayer, tras la negativa de Izquierda Radical (Syriza) a
formar una alianza con los conservadores (ND), los socialistas (Pasok) y
el pequeño partido Izquierda Democrática. Grecia fue a las urnas el
pasado domingo, con un resultado que castigó severamente al ND y el
Pasok, los partidos tradicionales, vistos como responsables de la grave
crisis económica.
"Los socialistas y los conservadores intentan formar
un gobierno que continúe el programa de ajuste. Ambos partidos enviaron
cartas a la señora Angela Merkel y a la señora Christine Lagarde (jefa
del FMI) en las que aceptan el programa de ahorro", declaró el líder de
Syriza, Alexis Tsipras. Syriza salió de las elecciones del domingo como
el segundo partido de Grecia, luego de hacer campaña contra el programa
de austeridad exigido por la Unión Europea y el FMI. "El pacto de ahorro
fue condenado por el pueblo y ningún gobierno puede continuar con él",
declaró Tsipras, quien considera que debe anularse el ajuste acordado
con la UE y el FMI.
Los socialistas, terceros en las elecciones, habían
recibido el encargo para la formación de gobierno después de que los
conservadores de ND y Syriza (primeros y segundos en los comicios,
respectivamente) no lograran conformar una alianza de gobierno.
La palabra la tiene ahora el presidente Karolos
Papoulias, que, tal como establece la Constitución, debe llevar adelante
una nueva ronda de conversaciones con los líderes de todos los partidos
políticos para buscar un posible acuerdo. Si fracasa en este intento,
deberá convocar a nuevas elecciones para junio. Es este el escenario que
descuentan en Grecia.
El líder de los socialistas, Evangelos Venizelos,
lamentó la postura adoptada por Izquierda Radical. "El pueblo nos
encomendó cooperar", señaló. "Espero que todos puedan reflexionar en el
próximo encuentro con el presidente".
Previamente, el líder del conservador ND (Nueva
Democracia), Antonis Samaras, había anunciado tras un encuentro con
Venizelos que su agrupación aceptaba formar parte de un gobierno de
coalición proeuropeo. Las tesis de los socialistas y del pequeño partido
Izquierda Democrática son "muy similares" en este tema a las de ND,
afirmó Samaras.
Juntos, los tres partidos podrían alcanzar los 168
mandatos en el Parlamento de 300 escaños, es decir una cómoda mayoría.
Pero esto no se logró debido a que el líder de Izquierda Democrática,
Fotis Kouvelis, solo integrará un Ejecutivo con los socialistas si
también está presente Izquierda Radical, algo que, como se comprobó
ayer, es imposible.
Planteo imposible
Syriza está a favor de que Grecia continúe en la
eurozona, pero demanda una suspensión inmediata del programa de ahorro.
Este planteo es rechazado de plano por las autoridades de la UE. También
Alemania ha dicho con contundencia que Grecia tiene un solo camino si
quiere permanecer en el euro: cumplir con los acuerdos ya firmados, que
le entregan a Grecia 110.000 millones de euros a cambio de hacer el
ajuste.
Sondeos
El rechazo de Izquierda Radical también tiene también
su lógica electoral. Una encuesta conocida este jueves reveló que en
caso de nuevas elecciones Syriza/Izquierda Radical saldría ganadora con
el 23,8 por ciento. En las elecciones del pasado domingo obtuvo el 16,8
por ciento. Según el sondeo del instituto Marc, la ND alcanzaría un 17,4
por ciento (18,85 el 6 de mayo), mientras que el Pasok caería a apenas
10,8 por ciento (13,18 este domingo).
Mala nota
La agencia de calificación británica Fitch advirtió
que la salida de Grecia de la eurozona rebajaría la nota de otros países
del bloque, como España, Italia o Francia. Las consecuencias de una
salida de Grecia afectarían a todos los países del euro —incluida
Alemania— advirtió Ficht. Pero la consecuencia inmediata sería la rebaja
automática de la calificación de los países que ya tienen una
"perspectiva negativa": España, Italia, Francia, Portugal, Irlanda,
Bélgica, Eslovenia y Chipre.
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