Se llama Jorge Rico y es uno de los fundadores de una empresa que se dedica a diseñar construcciones flotantes. Ahora piensa en el desarrollo de frentes costeros, emprendimientos turísticos o productivos en zonas de islas. "¿Te imaginás pescando desde tu pieza?", se pregunta. Un objetivo: la autosustentabilidad
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La idea nació en la cabeza de Jorge Rico en el 2000 y la construcción del prototipo de casa flotante comenzó en 2004 y finalizó en el 2007. Si bien hay muchos santafesinos que ya la vieron, la casa de tres plantas sigue sin pasar desapercibida y llama la atención de propios y extraños que caminan por el Dique II del Puerto de Santa Fe. Poco tiene que envidiarle a cualquier otra casa tradicional. Cuenta con las dimensiones normales que podría tener cualquier hogar (incluso más) y podría enamorar a los amantes de la naturaleza en un instante.
Jorge Rico es arquitecto y continúa lanzando ideas y proyectos que están vinculados a la posibilidad de vivir, de trabajar o de descansar sobre el agua. Es uno de los fundadores de Flotek SRL, un emprendimiento incubado en la Universidad Nacional del Litoral en 2013, que intenta desarrollar productos que permitan hacer una apropiación activa del recurso de los ríos y lagunas que nos rodean, principalmente en el litoral santafesino, apuntando cuestiones productivas, turísticas y habitabilidad propia del humedal.
El creador de la casa flotante decidió venderla. "Es inmenso el valor que tiene, pero hay que despegarse de ese tipo de cosas", comenta a Diario UNO, Jorge Rico mientras la observa. Sucede que fue la primera en su tipo y eso la convierte en algo particular. Igualmente aclara: "Más que un valor sentimental, lo que tengo son años de trabajo. Espero que todo lo que he aprendido a partir de esta casa, que me ha traído muchos dolores de cabeza (sonríe), me sirva como para poder proyectarlo hacia futuro".
Ahora, Flotek se propone nuevos desafíos y avanza en el diseño de bungalows flotantes. Se trata de la idea de crear un espacio distinto y diferente, de descanso y distracción durante los fines de semana. "Nadie piensa que es viable tener una casa como esta, o mejor, donde se pueda pescar desde el dormitorio", señala Rico. Igualmente, advierte que una infraestructura flotante debe servir "para el desarrollo sustentable del humedal". En este sentido, explica que es fundamental "un trabajo a conciencia y que debe nacer de la vinculación con el agua".
El profesional se pregunta cómo es que los santafesinos todavía no supimos explotar los beneficios que puede generar estar rodeados por agua. "El 60 por ciento del ejido territorial de la ciudad de Santa Fe, sino más, es isla. Lo que uno conoce como ciudad de Santa Fe quizás llega al 40 por ciento, el resto es agua e islas. Algún tipo de estrategia hay que dar, hay que crear otras posibilidades", afirmó.
Igualmente, entiende que se trata de cuestiones que deben "madurarse" pero recuerda: "Buenos Aires tiene en el Dique II, en Puerto Madero, el salón flotante más top de la Argentina". El arquitecto trabaja intensamente en convencer a los gobiernos locales de aquellas ciudades que se encuentran vinculadas a los ríos que este tipo de construcciones son viables. "La tecnología de construcción flotante no tiene secretos, hay elementos para evitar todo tipo de contaminación. No necesariamente deben ser de viviendas, se puede construir una oficina de turismo, un muelle, una escuela o un centro de salud", comentó.
De hecho, Flotek diseñó una oficina en la zona de Funes. Fue a pedido de una doctora que vivía en una zona inundable. En ese lugar, construyeron un estudio de 35 metros cuadrados que permite asentarte en tierra cuando el río se encuentra bajo. "Está sujeta a dos columnas que evita que la casa salga navegando", explicó.
"La sustentabilidad es inevitable", afirma Jorge Rico y agrega: "Si para el 2030 el consumo energético y la emisión de gas carbónico no se frena, el proceso que se desata es irreversible". Por otro lado, reconoce que existe una "conciencia ecológica" que en los últimos años ha crecido pero que es necesario fortalecer ese avance con el acompañamiento de los gobiernos. "Hay una movida social pero el Estado es quien debe dar los primeros pasos para que después aliente al sector privado. La matriz energética (energía disponible) de Argentina está colapsada y es cada vez más cara", sentenció. Este escenario, según el arquitecto, permite que un proyecto de vivienda sustentable que antes se amortizaba en 15 años, hoy se pueda amortizar en cuatro.
Confort: bienestar y comodidad
Habrá algunos que podrán pensar que una casa sobre el agua no podría alcanzar las comodidades que tienen aquellas tradicionales, algo que Jorge Rico se encarga de desmentir. "Hay elementos de la propia sustentabilidad que hoy te permiten tener altos niveles de confort, incluso sin llegar con redes eléctricas. Por supuesto que con paneles fotovoltaicos no vas a hacer funcionar un aire acondicionado pero te va a sobrar energía para el sistema de iluminación y para algún electrodoméstico", comentó.
Además, recordó que los calefones de doble vidriado hermético "funcionan de manera increíble" y añadió: "Dependiendo de la ubicación en el agua se podría hasta utilizar la energía hídrica. Los líquidos efluentes lo resuelven las cámaras anaeróbicas". A partir de esto, garantiza que "en el medio de una isla se podrían construir bungalows energéticos autosuficientes".
El origen
Apasionado por la vida al aire libre, Jorge navega a vela desde los 13 años. Contó al matutino que en Hernandarias existe uno de los tres únicos pontones flotantes hechos de hormigón armado en el país. "Cuando teníamos regatas, nos anclábamos en ese pontón que actúa como un puerto", relató. Esa construcción se convirtió en la fuente de inspiración para dar los primeros pasos de la casa.
"No inventamos nada –dice–. Lo que hicimos fue empezar a investigar la situación a nivel mundial, hicimos un trabajo de investigación con varios docentes de arquitectura, de química, presentamos un proyecto de investigación y desarrollo en el 2000 y después ingresamos en el programa de emprendedores de la UNL", contó.
El proyecto de construcción de la casa flotante se presentó en 2003 y el presupuesto fue de 80.000 pesos. Finalmente, comenzó a edificarse en 2004 y finalizó en 2007.
¿Construcción sobre el río?
El "pontón", corazón de la construcción y elemento que le permite flotar a la casa, es de hormigón armado. No se construyó sobre piso firme, sino que se fabricó sobre el mismo el río Colastiné. "Usamos la rampa, que está ubicada cerca del puente Colastiné, tiene 12 metros de ancho por casi 50 metros de largo. Pedimos permiso y ahí trabajamos", expresó. La idea consistía en que cuando el río subiera, la haría flotar. Una vez que el pontón flotó, continuaron con el armado de la loza.
De esa forma, fue llevada hasta la zona del Yacht Club (solamente el pontón y la loza). En ese lugar la casa se levantó. Para sorpresa de muchos, la casa se hizo sobre el agua, lo que fue toda una aventura para los albañiles. "Flotando, construimos la casa. Fue un desafío. Tiene una construcción tradicional y los materiales son los mismos que para cualquier casa. Es una adaptación de tecnología existente pero con una concepción en el diseño arquitectónico de arquitectura solar sustentable, que es mi especialidad", relató.
Una recorrida
La casa consta de tres niveles. Uno de ellos "subacuático" que hace posible la flotación, pesa 50 toneladas y tiene más de 30 metros cuadrados. Una escalera lo comunica con el nivel superior, donde se ubica la cocina, el comedor, el baño y un living. El primer piso tiene dos dormitorios, cada uno con un balcón de proa.
"Cada uno de los niveles tiene 35 metros cuadrados. Son 110 entre galerías y aleros. El baño tiene cerámica y la cocina tiene mesada de mármol. Una casa flotante no debe ser un quincho precario montado sobre tachos de 200 litros. Se puede hacer una casa con todo el confort de una asentada en tierra. Hoy se le puede dar a una casa flotante la calidad de cualquier casa porque es viable. Hay un menú bastante amplio en cómo construirla. Pero no hay que rescindir calidad y confort", sostuvo.
Cuestión legal
Hoy la casa flotante se encuentra amarrada en Dique II del Puerto de Santa Fe. Desde el 2015 la Prefectura Naval empezó a reconocer las construcciones flotantes como artefactos navales no propulsados. Esto significa que pueden flotar pero deben estar fijos en un lugar. La particularidad está dada por una serie de normativas de no contaminación pero además se les solicita a los gobiernos locales que habiliten la posibilidad de su estancia.
El reclamo se eleva a los gobiernos locales para que empiecen a legislar al respecto para que esta forma de construcción cuente con la protección, los cuidados y los avales necesarios.
Las construcciones con tierra se consolidan en la costa y crecen en toda la región
En los últimos años se produjo en la región una suerte de "rescate" sobre diversas técnicas en materia de construcción de casas, acompañado también por nuevas formas de vida. Los motivos y los responsables pueden variar pero todos apuntan a la mencionada "conciencia ecológicas" que en los últimos años supo ganar terreno. El compromiso con el medio ambiente genera que cada vez sean más los que se inclinen por optar hacerse una casa de tierra a partir de las diversas técnicas existentes. En este sentido, las localidades de la costa se presentan como los lugares más aptos para que este tipo de casas se multipliquen.
Ariel González es ingeniero en construcción, docente e investigador de la Universidad Tecnológica Nacional y es integrante del Grupo Tierra de esa casa de estudios. Desde hace años vienen trabajando con equipos de investigación, brindando asesoramiento y mejorando el hábitat de las personas en situación de vulnerabilidad.
González advierte que uno de los errores importantes es relacionar de forma automática "la tierra con la pobreza". Igualmente, señala que ese pensamiento se está modificando. "En los últimos años se ha llegado a una insatisfacción de determinados sectores sociales que provocó el rescate de antiguas formas de vivir", manifestó.
El especialista comentó a Diario UNO que en los últimos años se están reabriendo muchas puertas a partir de la incorporación de nuevas técnicas de construcción con tierra. "De estar hundida, dejada de lado, tapada por los nuevos materiales, ninguneada por el sistema moderno, ahora nos estamos dando cuenta de que otra forma de construir es posible. Son conceptos de tecnologías constructivas que por suerte se están revisualizando".
González reconoce que el progreso es paulatino pero que, de a poco, estas herramientas se van convirtiendo en opciones serias y viables. Primero lo consideraron grupos ecologistas para luego pasar a otros sectores que quizás no están vinculados con la sustentabilidad. Con el tiempo empiezan a acceder sectores más pudientes y de clase media", consideró. Para el ingeniero, actualmente atravesamos un proceso de transición, ya que del entusiasmo inicial (un poco descontrolado) estamos pasando a un desarrollo más ordenado. "Hoy tenemos empresas constructoras y profesionales que se especializan en diseñar. Por su parte, la Universidad hace docencia, extensión e investigación al servicio de los demás. Igualmente, lo que está faltando es la parte comercial. Faltan los corralones ecológicos para que puedan brindar el material sin complicaciones", manifestó. Muchos de los beneficiados del plan Procrear iniciaron gestiones para que les autoricen la construcción de la vivienda con tierra. La UTN Regional Santa Fe verificó, a través de sus laboratorios, las cualidades del material y de esa forma se consiguieron algunos permisos. Igualmente, son gestiones particulares y por tal motivo desde diversos sectores insisten en la necesidad de organizar este tipo de edificaciones.
"Existen casas de tierra que pueden ser muy caras, la tierra no necesariamente puede ser más barata", reconoce el docente investigador, pero al mismo tiempo aclara: "Hay que saber que la tierra puede ser una solución habitacional y que se puede hacer por autoconstrucción. Tiene sencillez en el manejo, aunque siempre se debe tener el asesoramiento correspondiente". La UTN trabaja intensamente para crear la "escuela de construcción con tierra", objetivo lejano pero que no se presenta como algo utópico.
Jorge Rico es arquitecto y continúa lanzando ideas y proyectos que están vinculados a la posibilidad de vivir, de trabajar o de descansar sobre el agua. Es uno de los fundadores de Flotek SRL, un emprendimiento incubado en la Universidad Nacional del Litoral en 2013, que intenta desarrollar productos que permitan hacer una apropiación activa del recurso de los ríos y lagunas que nos rodean, principalmente en el litoral santafesino, apuntando cuestiones productivas, turísticas y habitabilidad propia del humedal.
El creador de la casa flotante decidió venderla. "Es inmenso el valor que tiene, pero hay que despegarse de ese tipo de cosas", comenta a Diario UNO, Jorge Rico mientras la observa. Sucede que fue la primera en su tipo y eso la convierte en algo particular. Igualmente aclara: "Más que un valor sentimental, lo que tengo son años de trabajo. Espero que todo lo que he aprendido a partir de esta casa, que me ha traído muchos dolores de cabeza (sonríe), me sirva como para poder proyectarlo hacia futuro".
Ahora, Flotek se propone nuevos desafíos y avanza en el diseño de bungalows flotantes. Se trata de la idea de crear un espacio distinto y diferente, de descanso y distracción durante los fines de semana. "Nadie piensa que es viable tener una casa como esta, o mejor, donde se pueda pescar desde el dormitorio", señala Rico. Igualmente, advierte que una infraestructura flotante debe servir "para el desarrollo sustentable del humedal". En este sentido, explica que es fundamental "un trabajo a conciencia y que debe nacer de la vinculación con el agua".
El profesional se pregunta cómo es que los santafesinos todavía no supimos explotar los beneficios que puede generar estar rodeados por agua. "El 60 por ciento del ejido territorial de la ciudad de Santa Fe, sino más, es isla. Lo que uno conoce como ciudad de Santa Fe quizás llega al 40 por ciento, el resto es agua e islas. Algún tipo de estrategia hay que dar, hay que crear otras posibilidades", afirmó.
Igualmente, entiende que se trata de cuestiones que deben "madurarse" pero recuerda: "Buenos Aires tiene en el Dique II, en Puerto Madero, el salón flotante más top de la Argentina". El arquitecto trabaja intensamente en convencer a los gobiernos locales de aquellas ciudades que se encuentran vinculadas a los ríos que este tipo de construcciones son viables. "La tecnología de construcción flotante no tiene secretos, hay elementos para evitar todo tipo de contaminación. No necesariamente deben ser de viviendas, se puede construir una oficina de turismo, un muelle, una escuela o un centro de salud", comentó.
De hecho, Flotek diseñó una oficina en la zona de Funes. Fue a pedido de una doctora que vivía en una zona inundable. En ese lugar, construyeron un estudio de 35 metros cuadrados que permite asentarte en tierra cuando el río se encuentra bajo. "Está sujeta a dos columnas que evita que la casa salga navegando", explicó.
"La sustentabilidad es inevitable", afirma Jorge Rico y agrega: "Si para el 2030 el consumo energético y la emisión de gas carbónico no se frena, el proceso que se desata es irreversible". Por otro lado, reconoce que existe una "conciencia ecológica" que en los últimos años ha crecido pero que es necesario fortalecer ese avance con el acompañamiento de los gobiernos. "Hay una movida social pero el Estado es quien debe dar los primeros pasos para que después aliente al sector privado. La matriz energética (energía disponible) de Argentina está colapsada y es cada vez más cara", sentenció. Este escenario, según el arquitecto, permite que un proyecto de vivienda sustentable que antes se amortizaba en 15 años, hoy se pueda amortizar en cuatro.
Confort: bienestar y comodidad
Habrá algunos que podrán pensar que una casa sobre el agua no podría alcanzar las comodidades que tienen aquellas tradicionales, algo que Jorge Rico se encarga de desmentir. "Hay elementos de la propia sustentabilidad que hoy te permiten tener altos niveles de confort, incluso sin llegar con redes eléctricas. Por supuesto que con paneles fotovoltaicos no vas a hacer funcionar un aire acondicionado pero te va a sobrar energía para el sistema de iluminación y para algún electrodoméstico", comentó.
Además, recordó que los calefones de doble vidriado hermético "funcionan de manera increíble" y añadió: "Dependiendo de la ubicación en el agua se podría hasta utilizar la energía hídrica. Los líquidos efluentes lo resuelven las cámaras anaeróbicas". A partir de esto, garantiza que "en el medio de una isla se podrían construir bungalows energéticos autosuficientes".
El origen
Apasionado por la vida al aire libre, Jorge navega a vela desde los 13 años. Contó al matutino que en Hernandarias existe uno de los tres únicos pontones flotantes hechos de hormigón armado en el país. "Cuando teníamos regatas, nos anclábamos en ese pontón que actúa como un puerto", relató. Esa construcción se convirtió en la fuente de inspiración para dar los primeros pasos de la casa.
"No inventamos nada –dice–. Lo que hicimos fue empezar a investigar la situación a nivel mundial, hicimos un trabajo de investigación con varios docentes de arquitectura, de química, presentamos un proyecto de investigación y desarrollo en el 2000 y después ingresamos en el programa de emprendedores de la UNL", contó.
El proyecto de construcción de la casa flotante se presentó en 2003 y el presupuesto fue de 80.000 pesos. Finalmente, comenzó a edificarse en 2004 y finalizó en 2007.
¿Construcción sobre el río?
El "pontón", corazón de la construcción y elemento que le permite flotar a la casa, es de hormigón armado. No se construyó sobre piso firme, sino que se fabricó sobre el mismo el río Colastiné. "Usamos la rampa, que está ubicada cerca del puente Colastiné, tiene 12 metros de ancho por casi 50 metros de largo. Pedimos permiso y ahí trabajamos", expresó. La idea consistía en que cuando el río subiera, la haría flotar. Una vez que el pontón flotó, continuaron con el armado de la loza.
De esa forma, fue llevada hasta la zona del Yacht Club (solamente el pontón y la loza). En ese lugar la casa se levantó. Para sorpresa de muchos, la casa se hizo sobre el agua, lo que fue toda una aventura para los albañiles. "Flotando, construimos la casa. Fue un desafío. Tiene una construcción tradicional y los materiales son los mismos que para cualquier casa. Es una adaptación de tecnología existente pero con una concepción en el diseño arquitectónico de arquitectura solar sustentable, que es mi especialidad", relató.
Una recorrida
La casa consta de tres niveles. Uno de ellos "subacuático" que hace posible la flotación, pesa 50 toneladas y tiene más de 30 metros cuadrados. Una escalera lo comunica con el nivel superior, donde se ubica la cocina, el comedor, el baño y un living. El primer piso tiene dos dormitorios, cada uno con un balcón de proa.
"Cada uno de los niveles tiene 35 metros cuadrados. Son 110 entre galerías y aleros. El baño tiene cerámica y la cocina tiene mesada de mármol. Una casa flotante no debe ser un quincho precario montado sobre tachos de 200 litros. Se puede hacer una casa con todo el confort de una asentada en tierra. Hoy se le puede dar a una casa flotante la calidad de cualquier casa porque es viable. Hay un menú bastante amplio en cómo construirla. Pero no hay que rescindir calidad y confort", sostuvo.
Cuestión legal
Hoy la casa flotante se encuentra amarrada en Dique II del Puerto de Santa Fe. Desde el 2015 la Prefectura Naval empezó a reconocer las construcciones flotantes como artefactos navales no propulsados. Esto significa que pueden flotar pero deben estar fijos en un lugar. La particularidad está dada por una serie de normativas de no contaminación pero además se les solicita a los gobiernos locales que habiliten la posibilidad de su estancia.
El reclamo se eleva a los gobiernos locales para que empiecen a legislar al respecto para que esta forma de construcción cuente con la protección, los cuidados y los avales necesarios.
Las construcciones con tierra se consolidan en la costa y crecen en toda la región
En los últimos años se produjo en la región una suerte de "rescate" sobre diversas técnicas en materia de construcción de casas, acompañado también por nuevas formas de vida. Los motivos y los responsables pueden variar pero todos apuntan a la mencionada "conciencia ecológicas" que en los últimos años supo ganar terreno. El compromiso con el medio ambiente genera que cada vez sean más los que se inclinen por optar hacerse una casa de tierra a partir de las diversas técnicas existentes. En este sentido, las localidades de la costa se presentan como los lugares más aptos para que este tipo de casas se multipliquen.
Ariel González es ingeniero en construcción, docente e investigador de la Universidad Tecnológica Nacional y es integrante del Grupo Tierra de esa casa de estudios. Desde hace años vienen trabajando con equipos de investigación, brindando asesoramiento y mejorando el hábitat de las personas en situación de vulnerabilidad.
González advierte que uno de los errores importantes es relacionar de forma automática "la tierra con la pobreza". Igualmente, señala que ese pensamiento se está modificando. "En los últimos años se ha llegado a una insatisfacción de determinados sectores sociales que provocó el rescate de antiguas formas de vivir", manifestó.
El especialista comentó a Diario UNO que en los últimos años se están reabriendo muchas puertas a partir de la incorporación de nuevas técnicas de construcción con tierra. "De estar hundida, dejada de lado, tapada por los nuevos materiales, ninguneada por el sistema moderno, ahora nos estamos dando cuenta de que otra forma de construir es posible. Son conceptos de tecnologías constructivas que por suerte se están revisualizando".
González reconoce que el progreso es paulatino pero que, de a poco, estas herramientas se van convirtiendo en opciones serias y viables. Primero lo consideraron grupos ecologistas para luego pasar a otros sectores que quizás no están vinculados con la sustentabilidad. Con el tiempo empiezan a acceder sectores más pudientes y de clase media", consideró. Para el ingeniero, actualmente atravesamos un proceso de transición, ya que del entusiasmo inicial (un poco descontrolado) estamos pasando a un desarrollo más ordenado. "Hoy tenemos empresas constructoras y profesionales que se especializan en diseñar. Por su parte, la Universidad hace docencia, extensión e investigación al servicio de los demás. Igualmente, lo que está faltando es la parte comercial. Faltan los corralones ecológicos para que puedan brindar el material sin complicaciones", manifestó. Muchos de los beneficiados del plan Procrear iniciaron gestiones para que les autoricen la construcción de la vivienda con tierra. La UTN Regional Santa Fe verificó, a través de sus laboratorios, las cualidades del material y de esa forma se consiguieron algunos permisos. Igualmente, son gestiones particulares y por tal motivo desde diversos sectores insisten en la necesidad de organizar este tipo de edificaciones.
"Existen casas de tierra que pueden ser muy caras, la tierra no necesariamente puede ser más barata", reconoce el docente investigador, pero al mismo tiempo aclara: "Hay que saber que la tierra puede ser una solución habitacional y que se puede hacer por autoconstrucción. Tiene sencillez en el manejo, aunque siempre se debe tener el asesoramiento correspondiente". La UTN trabaja intensamente para crear la "escuela de construcción con tierra", objetivo lejano pero que no se presenta como algo utópico.
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