La provincia junto a la UNL buscan mejores y más seguros compuestos para inmunizar, fármacos de calidad y menor costo.
Inédito. Con la presencia del gobernador y el rector de la UNL se presentó el súper lector de moléculas.
La provincia de Santa Fe y la Universidad Nacional del Litoral (UNL) avanzan a paso firme hacia la creación de una planta de múltiples propósitos que, fundamentalmente, se destinará a la producción de medicamentos biotecnológicos y vacunas de última generación; que no se fabrican o no circulan en el país. O sí, pero a un costo menos accesible que el que se busca que estos productos locales tengan.
Entre estas especialidades medicinales están una vacuna contra la hepatitis B y otra contra la rabia. Pero también medicamentos para la artritis, la hemofilia y un anticoagulante de uso muy frecuente llamado heparina.
En diálogo con Diario UNO, el decano de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FByCB ) de la UNL, Javier Lottersberger, destacó –en relación a las vacunas– que lo novedoso es que serán “bioseguras”. ¿Qué quiere decir esto? “Que no usan virus vivos para su fabricación, por lo que son seguras tanto para los que las fabrican, para los que las aplican y para los usuarios del sistema de salud”, sintetizó.
Y explicó que una vez elaborados tanto las vacunas como los medicamentos por la UNL, el Laboratorio Industrial Farmacéutico Sociedad del Estado provincial (LIF SE) o el Laboratorio de Especialidades Medicinales Sociedad del Estado (LEM SE) de la Municipalidad de Rosario podrán transformarlos en especialidades medicinales que sean llevadas al mercado. Ambos tienen una historia de trabajo pionera en la producción de especialidades medicinales no solo para al sistema público provincial sino también al nacional a través del Programa Remediar, entre otros.
De este modo, la universidad hará los principios activos de estos y los laboratorios públicos los transformarán en fármacos que puedan circular en el sistema de salud.
Con menos riesgos
Sobre las vacunas que están en desarrollo, Lottersberger explicó: “Al utilizar virus vivos, uno tiene el riesgo de infectarse. Las vacunas con virus vivos –o atenuados– pueden provocar efectos colaterales y síntomas similares al de la infección natural para la precisamente buscan inmunizar; y esto puede causar complicaciones. Pero estos efectos se inhiben cuando las vacunas son de nueva generación o recombinantes”.
¿Cómo será esto posible? Tal como se anunciara el 15 de marzo pasado, con la presencia del rector de la UNL, Miguel Irigoyen, y el gobernador de la provincia, Miguel Lifschitz, quedó inaugurado un espacio que aloja un MALDI-TOF, un súper lector de biomoléculas, una tecnología que requirió una inversión de 550.000 dólares por parte de la provincia. El equipamiento es el segundo en el país con estas características y octavo en Latinoamérica.
Esto permitirá profundizar estudios actuales e incursionar en nuevas líneas de investigación en áreas como bromatología, nutrición, microbiología de alimentos e industrial; biofármacos, biopolímeros, medicina humana y veterinaria.
“El equipo nos permite acceder a una cantidad de ensayos que hasta el momento no se podían hacer; o bien había que hacerlos en el exterior para identificar las moléculas, proteínas o principios activos con las que estaba trabajando”, profundizó el decano de la FByCB. Sobre los fármacos, dijo que la UNL ya viene hace años desarrollándolos, pero que gracias a este equipamiento se puede “identificarlos” como tales.
“Para poder aprobar un producto que no esté en el mercado o bien que esté pero que no sea de origen nacional, es necesario hacer una serie de estudios que requieren una identificación de la molécula o principio activo. Con esta tecnología vamos a poder identificar mejor esa molécula de manera que puedan entrar al mercado como nuevos medicamentos”.
Es decir, que el proyecto busca instalar una planta piloto multipropósito que permita producir principios activos recombinantes que puedan ser utilizados en vacunas y otros tipos de medicamentos de interés para la salud pública, porque no estén disponibles en el país o que su costo sea muy elevado.
Mariano Ruiz Clausen / mruiz@uno.com.ar
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