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CreditTomi UmRead in English
Mi hermana es la mayor bendición de mi vida. Mis padres y yo estábamos en el hospital cuando su madre biológica dio a luz, así que ha estado con nosotros desde entonces. Mis padres nunca le han dicho que es adoptada y me pidieron que tampoco dijera nada. Planeaban decírselo cuando fuera lo suficientemente madura para entender, pero siempre lo han pospuesto. Saben que yo creo que han hecho mal.
Pienso que ella sospecha que es diferente. A veces me pregunta por qué es mucho más bajita que nosotros, por ejemplo. Hago lo que puedo para esquivar sus preguntas, pero siempre me resulta doloroso. Mi hermana y yo tenemos un vínculo muy fuerte. Seguir con esta mentira es para mí una inmensa carga, pero, en este momento, no sé si le servirá de algo saber la verdad. Hace poco le diagnosticaron trastorno bipolar y ha estado esforzándose para mantener el equilibrio en su vida. Enterarse ahora de que es adoptada podría ocasionar que caiga en depresión. Sin embargo, me temo que en caso de una emergencia médica, ella sabrá la verdad y no me perdonará. Consulta anónima
¿Cómo es que terminamos en un enredo como este? Fácil. Incluso racionalmente.
Sorites, del griego “montón”, es el nombre de una paradoja filosófica. Un grano de arena no es un montón, y si añadimos otro grano tampoco se convierte en uno y, entre más granos de arena añadimos, razonamos que otro no puede convertir la pila en un montón. Sin embargo, llegamos a un punto en el que estamos ante un montón.
Muchas veces no pasa nada si esperamos otro día para hacer algo. Así que dejamos esa tarea pendiente hasta que llega el momento en que ya hemos dejado pasar demasiado tiempo.
Tus padres tenían la responsabilidad de decirle la verdad a tu hermana y sin duda tenían la intención de hacerlo, solo que no en una fecha específica (¿cuál es el día en que alguien es ‘‘suficientemente madura para entender’’?). Después pasó tanto tiempo que no podían justificar no haberle dicho antes.
Sorites ayuda a explicar cómo podemos llegar a una situación extrema debido a la inacción. Por desgracia, no ofrece soluciones. Pero puedo hacerte una sugerencia general sobre la procrastinación ante la que sucumbieron tus padres. La pregunta ‘‘¿Puedo decirle hoy?’’ te hará hacerlo más rápidamente que la de ‘‘¿Debo decirle hoy?’’.
¿Y ahora qué? Tus papás te pidieron que no le dijeras; debes tomar en serio esta promesa que supuestamente hiciste. Pero sucede que tus padres te hicieron prometerlo en tu infancia, y también sucede que no han estado a la altura de lo que les correspondía hacer. Tu hermana tiene derecho a saberlo y ellos no tienen derecho a exigir tu silencio indefinidamente (aunque deberías decirles si piensas romper tu promesa).
El argumento principal para no decirle nada a tu hermana es que, en este momento, ella se encuentra en una situación inestable. Dado que la conoces bien, tendrás que sopesar cómo le afectará esta información.
Quizá hoy no es el mejor momento para decirle. Quizá mañana tampoco. Pero no dejes que pasen muchos más días.
nytimes.com
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