En el Día Mundial del Glaucoma destacan que los controles anuales con el oftalmólogo son importantes para detectar la enfermedad a tiempo.
El Día Mundial del Glaucoma pone en foco la importancia de los controles anuales con el médico oftalmólogo a fin de detectar a tiempo la enfermedad. La toma de presión ocular ayuda a prevenir la pérdida visual ocasionada por glaucoma.
“El Día Mundial del Glaucoma enfatiza acciones que abordan la prevención del glaucoma del adulto, que no da síntomas y –si no se trata– puede causar ceguera”, afirma Virginia Reca, médica oftalmóloga, jefa del servicio de Oftalmopediatría del Hospital Materno Infantil San Roque de Paraná.
La profesional aclara que la enfermedad consiste en el aumento de la presión ocular dentro del ojo, por lo que el diagnóstico lo hace únicamente el médico oftalmólogo. Reca explica que “en el ojo, entre el cristalino y la córnea, circula un líquido transparente (humor acuoso) que se va produciendo y eliminando constantemente”. Asimismo, “si el drenaje no sucede, el líquido se acumula, aumenta la presión ocular y disminuye el flujo de sangre en el sector del nervio óptico, ocasionando daño en la visión”.
De ahí la importancia de concretar un examen oftalmológico una vez al año. “La toma de presión es muy rápida e indolora y es fundamental si uno es mayor de 35 años”, advierte Reca en un informe difundido este sábado por el Ministerio de Salud de Entre Ríos.
Otro factor de riesgo a tener en cuenta es que si la persona tiene madre, padre o abuelos que han tenido glaucoma del adulto, es muy importante que después de los 25 a 30 años comience a hacerse un examen anual de presión ocular. La razón está en que “para cuando la persona advierte los síntomas, la visión ya está comprometida y afectada”. Por eso la fama del glaucoma como “ladrón silencioso de la visión: porque actúa sin que la gente sepa que está actuando”.
Entre los signos de alerta se encuentra la dificultad para enfocar y adaptar la visión en lugares oscuros, una pérdida de visión lateral en el campo visual o ver un arco iris en forma de anillo alrededor de las luces, entre otras. Aún así “no siempre los síntomas son señales de glaucoma, pero sí indican que debemos examinarnos”, agrega Reca.
El glaucoma es muy frecuente en las personas mayores de 30 años, no tanto en los niños.
Y cabe destacar que también el glaucoma puede ser desencadenado por un traumatismo o frente a una tensión emocional muy fuerte, con una aparición muy brusca y con mucho dolor. No obstante, el que más preocupa a los profesionales de la salud es el glaucoma sigiloso, aquel que no da síntomas.
Tratamiento
Respecto al tratamiento, Reca indica que: “El daño ocasionado por el glaucoma no lo podemos revertir, pero lo podemos tratar. No hay una cura definitiva, pero podemos detener la progresión. Una persona tratada a tiempo puede nunca presentar una ceguera y síntomas de desequilibrio de la presión”.
La especialista refiere que el tratamiento es muy simple. “Consiste en gotas que se puede aplicar uno mismo o se indica cirugía y cirugía láser”. Lo importante es saber que existen tratamientos para prevenir que progrese la enfermedad.
Cómo se toma la presión ocular
La toma de presión es indolora. Se colocan gotitas en el ojo, una es un anestésico para que el tonómetro pueda acercarse al ojo y tocarlo durante un segundo. La presión ocular no tiene nada que ver con la presión arterial. La toma de presión ocular y la prevención son competencia, únicamente, del médico oftalmólogo.
Glaucoma del niño y el joven
El glaucoma del niño, generalmente es congénito. O puede darse un glaucoma congénito secundario, asociado con causas hereditarias. Es fundamental realizar los controles anuales con los oftalmólogos pediatras, quienes están capacitados para advertir cualquier sintomatología.
La médica oftalmóloga Virgina Reca lo informa: “La Sociedad Argentina de Oftalmología Infantil recomienda un control al nacimiento, al año de vida, a los tres años y a los cinco como los mínimos fundamentales, además de la etapa escolar. El ojo va a lograr la visión del adulto entre los siete u ocho años de edad. Si lo controlo al chico desde el nacimiento, puedo detectar cualquier situación, no sólo glaucoma: estrabismo, astigmatismo, miopía, ambliopía, dificultades de la cabeza del nervio óptico y del cristalino, cataratas congénitas, que pueden impedir el normal desarrollo de la visión”.
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